La dieta Cambridge es un régimen alimenticio que busca una rápida pérdida de peso a través de una restricción calórica. En concreto, pretende sustituir durante cierto tiempo alimentos por otros productos como barritas, batidos y similares, para posterior y paulatinamente introducir comida convencional.
“Las principales consecuencias perjudiciales que puede tener esta retirada y restricción de alimentos para la salud son los mareos, náuseas, diarrea, halitosis, pérdida del cabello, cambios hormonales e, incluso, insomnio”, advierte a CuídatePlus Teresa Cercós, miembro de la Comisión de Sanidad del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa).
La experta cuenta que esta dieta fue creada por el doctor Alan Howard, de la Universidad de Cambridge, para personas con obesidad mórbida: “Su objetivo era encontrar una dieta baja en calorías, pero que mantuviera la cantidad de proteínas del cuerpo a través del consumo de líquidos. Al tratarse de una dieta cetogénica, el cuerpo consume las propias reservas de grasa, logrando una rápida pérdida de peso”.
Este régimen alimenticio se divide en seis fases en un periodo de 12 meses aproximadamente. Cercós detalla en qué se basa cada una de ellas:
Primera fase. Se consumen exclusivamente productos sustitutivos de comidas de la propia dieta.
Segunda fase. Se continúa con tres productos o sustitutivos de la dieta Cambridge que se complementan con alimentos ricos en proteínas o “comida saludable” a elección de la persona.
Tercera fase. El número de productos o sustitutivos de la dieta Cambridge se reduce a dos, incluyéndose tres comidas saludables ricas en proteínas al día.
Cuarta fase. Se mantienen los anteriores estándares, pero agregando una cena sustanciosa, vigilando no consumir más calorías de las indicadas.
Quinta fase. Solo se consume un producto de esta y se añaden el número de comidas diarias que faltan.
Sexta fase. Es la etapa de mantenimiento. Se sigue comiendo un producto de la dieta oficial diariamente, pero se puede retomar la alimentación habitual intentando que no sea excesivamente calórica, puesto que un dieta equilibrada es la mejor garantía para no tener que recurrir a reducir de nuevo el número de calorías.
¿Es una forma segura de bajar peso?
Cercós insiste: no es nada recomendable seguir la dieta Cambridge. “Este tipo de dietas aseguran una bajada de peso rápida, junto a una gran pérdida de nutrientes necesarios para el organismo. Su naturaleza altamente restrictiva también puede afectar negativamente la relación con la comida, la vida social y el bienestar mental”, alerta.
La nutricionista alude al efecto rebote, pues debido a la ingesta muy baja de calorías, existe un alto riesgo de que las personas vuelvan a ganar peso. Además, “cualquier tipo de dieta tiene que estar supervisada por un profesional en materia de salud y alimentación, como es el dietista-nutricionista colegiado, para realizar una correcta pauta y un seguimiento personalizado”.
Y, aunque es cierto que a través de la restricción calórica extrema se consigue bajar de peso, también se pueden presentar los siguientes efectos secundarios negativos para la salud:
Mala relación con la comida.
Pérdida de masa muscular.
Posibles efectos colaterales como dolor de cabeza, diarreas o estreñimiento, náuseas, sensación de frío, cansancio, vértigo, problemas en la respiración, alteraciones en el sueño, mucha sed, calambres, caída de cabello.
Desnutrición.
Sentimientos de euforia, sobre todo al inicio.
Cetosis.
En caso de ser mujer, cambios en el ciclo menstrual.