El teatro y la comida se llevan muy bien. Nada mejor que una pizzería, bodegón o parrilla donde aterrizar después de una función. Pero además, comer durante la obra es un acto fundante en el teatro: el público de los antiguos griegos, el de Roma o el de Shakespeare llevaba sus viandas y comía alegremente durante las largas funciones a plena luz del día. Nada que reprochar. Los ruidosos y odoríferos pochoclos de los cines actuales no son novedad en la historia del espectáculo. Lo que sí es una rica novedad y una jugosa apuesta es este show teatral protagonizado por un cocinero. Estamos hablando de Edgardo Ríos, influencer y maestro de cocina. Porque si bien se han realizado valiosas experiencias de actores que cocinan a domicilio o de obras que concluyen en un banquete, nos estaba faltando esta auténtica mudanza de una cocina a las tablas, y eso es lo Edgardo nos brinda con ¡Estamos al horno! El arte y la práctica culinaria en vivo, compartiendo la cocina con humor, música y mucho amor, lejos de lo que es una clase, un curso y muchos menos una competencia. Estoy especialmente agradecido a Andrea Rodríguez, una de las productoras del espectáculo, que me convocó como autor. Cuando me dijo que Carlos Kaspar sería el director me llenó de alegría, somos grandes amigos desde hace años y hemos compartido elencos y andanzas. Pero además yo sabía de la existencia de Edgardo Ríos porque si bien no soy muy bueno con las redes, mi pareja (gran cocinera) lo seguía en Instagram y ya había cocinado recetas de él sin que yo lo supiera. Bingo. Conocí a Edgardo, que además es vecino y cuenta con una honestidad y una simpatía poco frecuentes, y luego de algunas reuniones en las que me contó su largo y esforzado camino en el oficio me puse a escribir. Sus historias y lo que sabe del universo de la cocina facilitaron todo. Enseguida se sumaron la actriz y bailarina Jowy Sztryk y el actor Nicolás Nakayama y el libreto se cocinó a todo vapor.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Nos faltaba el título y allí nos pareció que ¡Estamos al horno! era ideal. Pinta muy bien lo que pasa arriba del escenario, pero también describe el singular momento del país, un tiempo de enorme incertidumbre en el que muchas veces hay que apelar a la jerga gastronómica para no pasar hambre: hay que apechugar, hacer de tripas corazón, revolver el fondo de la olla y brindar por las cosas buenas que tenemos. En lo personal, disfruto mucho de la buena comida. La primera obra que escribí fue una comedia llamada ¿Quién cocinó la Última Cena? y giraba en torno a la histórica mesa y a un guiso de cordero preparado por unos falsos apóstoles. Evidentemente la cocina es parte crucial de nuestras vidas. En septiembre viajé por Italia y España con otros cuatro compañeros del secundario. ¡Qué viaje! ¡Y cómo comimos! Esos dos países están en el podio de la cocina mundial y mis amigos están en el podio de los gourmets argentos. Durante dos semanas comimos caro o comimos barato, pero comimos mejor que nunca. Encima yo sabía que al regresar empezaban los ensayos con Edgardo Ríos. En eso estamos ahora: en cada ensayo se me hace agua la boca, porque Edgardo tiene una tremenda facilidad para transmitir las imágenes sensoriales de todo lo que prepara: sabores, aromas, colores, texturas y los sonidos de lo crujiente, lo burbujeante, lo que se bate, se asa o se amasa. Ya me llegará el turno de la dieta (que igualmente será sabrosa). Como postre, puedo asegurar que ¡Estamos al horno! es un viaje a través de la experiencia y sabiduría de Edgardo Ríos, un cocinero que sin ser actor está muy entrenado en la comunicación a través de videos en redes y del contacto directo con la gente. Edgardo se desenvuelve en escena con una frescura y carisma sorprendentes. Están todos invitados a saborear su humor, sus anécdotas, sus consejos y el cariño que pone en cada plato. Los esperamos… ¡buen apetito! *Autor de ¡Estamos al horno!, obra que se presenta los miércoles de noviembre a las 20.30 en el Teatro Regina (Av Santa Fe 1235).