Grasas, proteínas y carbohidratos. Los tres macronutrientes resultan bastante familiares entre la población, que, aunque consciente de la importancia de su consumo, aún permanecen bulos extendidos sobre los mismos. En esta ocasión, CuídatePlus se centra en uno que gira alrededor de las proteínas.
Como bien se sabe, las mismas son fundamentales dentro de lo que se considera una dieta saludable y equilibrada. Como recuerda Vicente Clemente, profesor de nutrición de la Universidad Europea, su función principal es estructural, ‘‘sobre todo para los músculos y órganos internos que tenemos. Junto a las grasas, forman toda la estructura orgánica’’. Asimismo, el experto consultado resalta la influencia de las proteínas sobre el metabolismo: ‘‘Muchas de las enzimas (proteínas antiinflamatorias) que tenemos en el cuerpo son combinaciones de diferentes aminoácidos que cumplen funciones metabólicas. No solo metabólicas, también de comunicación neuronal y a nivel endocrino y paracrino’’.
Una pregunta más: ¿cuál es la ingesta diaria recomendada de proteínas? La respuesta depende de varios factores, como la actividad diaria, la edad y el sexo. ‘‘Los requerimientos de proteínas en niños y personas mayores pueden ser un poco mayores. Además, los hombres necesitan más proteína al tener mayor masa muscular y para la regeneración del músculo’’, detalla Clemente. Aun así, como pauta general, apunta que conviene tomar entre 1 y 1,2 gramos de proteína por kilogramo de peso.
Y ahora sí, la falsa creencia: sobrepasar esta cantidad es perjudicial para la salud. Según el nutricionista, ‘‘si nos pasamos, no pasa absolutamente nada. Es un bulo que nos han vendido. En los estudios que se han hecho se ha visto que se puede tomar hasta 4 gramos de proteínas, que es una bestialidad. O se está todo el día tomando batidos proteícos o es complicado llegar a esas cantidades. No hay ningún tipo de efecto negativo ni en el hígado, ni en el páncreas, ni en los riñones’’. El especialista hace referencia a la coherencia biológica: ‘‘Al final, somos animales carnívoros y nuestro sistema digestivo está hecho por y para la digestión de proteínas y grasas’’.
Eso sí, de acuerdo con la National Kidney Foundation, las personas con enfermedad renal deben limitar la ingesta de proteínas con el fin de retrasar el deterioro de la función renal. En este sentido, ‘‘las investigaciones han demostrado que seguir dietas populares ricas en proteínas durante un período prolongado puede dañar los riñones. Aunque las recomendaciones para reducir las proteínas de la dieta suelen limitarse a las personas con enfermedad renal moderada a grave, las personas con fases más tempranas de la enfermedad renal también pueden beneficiarse de comer menos proteínas’’.
Por otra parte, la divulgadora Boticaria García informa en su cuenta de Instagram que la proteína que procede de carne roja puede aumentar el riesgo de enfermedad crónica renal, pero en los estudios no se ha visto que las procedentes de los lácteos desnatados o de los mariscos produzcan el mismo efecto. En definitiva, ‘‘si eres un adulto sano, las dietas altas en proteínas no influyen negativamente en el funcionamiento de los riñones, aunque podría existir un mayor riesgo de cálculos renales’’, resume.
¿Comer proteínas influye negativamente en el estado de ánimo?
De nuevo, la respuesta es ‘‘no’’. Comer demasiada proteína no afecta de forma negativa a la salud mental. De hecho, sí lo puede hacer su bajo consumo. ‘‘Podría influir su defecto porque muchos neurotransmisores necesitan aminoácidos, que están detrás de las proteínas para poder formarse’’, manifiesta Clemente.
¿Para quién está indicada la dieta hiperproteica?
Las dietas hiperproteicas, aquellas en las que la ingesta de proteínas es mayor a las cantidades recomendadas, están orientadas a la pérdida de peso rápida. ‘‘Si te intentas quitar la mayor cantidad de hidratos de carbono, la pérdida de grasa va a ser mayor y más rápida. Se trata de una herramienta nutricional que ayuda a la pérdida de grasa’’, cuenta Clemente.
Pero, sobre todo, estas dietas están indicadas para deportistas debido a las altas demandas de entrenamiento, lo que hace que necesiten grandes cantidades de este nutriente, concluye Clemente.
