Todos los fármacos tienen efectos secundarios; unos beneficiosos y otros perjudiciales. La semaglutida, que pertenece a la familia de los análogos del GLP-1 y se comercializa como Ozempic para la diabetes y Wegovy para la obesidad, puede servir para tratar otros problemas, según un estudio. En concreto, podría ayudar a tratar el abuso de una sustancia perjudicial, pero legal.
Según los resultados de la nueva investigación, publicada en la revista JAMA Psychiatry, la administración semanal de semaglutida reduce la necesidad urgente de ingerir alcohol (lo que en inglés se denomina craving), la cantidad consumida y la frecuencia.
El estudio confirma algo que muchos médicos ya han observado en ciertos pacientes a los que les han prescrito Ozempic o Wegovy: hay personas que comienzan a recibir inyecciones semanales de semaglutida para la obesidad o la diabetes y, de repente, sienten menos ganas de beber alcohol.
Tratamiento integral del alcoholismo
El tratamiento del consumo excesivo de alcohol es complejo y no abundan los fármacos disponibles para este propósito. Se basa en un manejo integral con un equipo multidisciplinar, que se encarga de cubrir los diversos aspectos implicados:
Desintoxicación
En los casos más graves de alcoholismo, la primera etapa del tratamiento es la desintoxicación supervisada, en la que se elimina el alcohol del cuerpo bajo control médico para minimizar los síntomas de abstinencia y riesgos asociados. Generalmente, se realiza en un entorno hospitalario o clínica especializada, para garantizar la seguridad del paciente durante este proceso.
Terapia psicológica
La terapia individual es fundamental para tratar los aspectos emocionales y mentales asociados al consumo de alcohol. Las terapias cognitivo-conductuales ayudan a identificar patrones de pensamiento y comportamientos negativos relacionados con el consumo, promoviendo cambios positivos en la manera de afrontar las situaciones difíciles.
Terapia de Grupo
Los grupos de apoyo, como Alcohólicos Anónimos o grupos terapéuticos dirigidos por profesionales, permiten a los pacientes compartir experiencias, aprender de otros y recibir apoyo mutuo.
Apoyo Familiar y Educativo
El apoyo familiar es esencial para la recuperación, ya que ofrece un entorno sólido en el que el paciente puede sentirse respaldado. Programas educativos y de orientación familiar ayudan a los familiares a entender mejor la enfermedad y cómo pueden contribuir positivamente en el proceso de recuperación.
Seguimiento
Tras completar las fases iniciales, es importante continuar con el seguimiento médico y psicológico para evitar recaídas. La rehabilitación busca fortalecer habilidades para la vida cotidiana y promover hábitos saludables que minimicen los riesgos asociados al alcoholismo.
Medicación
En algunos casos se utilizan medicamentos para ayudar a controlar la dependencia física y a reducir los impulsos de consumo. Medicamentos como Antabus, Acamprosato o Disulfiram pueden ser recetados por un médico para ayudar en el proceso de abstinencia, minimizando las recaídas.
¿Una nueva opción frente al abuso de alcohol?
La popularidad que ha alcanzado la semaglutida, así como otros medicamentos de la familia de los análogos de GLP-1 (por ejemplo, tirzepatida, cuyo nombre comercial es Mounjaro), podría allanar el camino para su generalización frente al trastorno por abuso de alcohol si finalmente se aprueba esta nueva indicación. Para ello serán necesarios nuevos estudios y de mayor escala.
De momento, los resultados publicados corresponden al primer ensayo clínico diseñado para corroborar con datos objetivos lo que muchos especialistas habían apreciado de forma casual en sus consultas y otros estudios de carácter observacional habían apuntado: quienes toman los nuevos fármacos frente a la obesidad y la diabetes no solo pierden peso, sino que también se reduce su urgencia por consumir alcohol, tabaco y otras drogas de abuso.
Un estudio publicado a finales del año pasado en JAMA Psychiatry reveló que los pacientes que consumían fármacos de la familia de los análogos de GLP-1, especialmente semaglutida, reducían su consumo abusivo de alcohol y esta reducción se plasmaba en una bajada significativa de las hospitalizaciones.
En el nuevo ensayo clínico, los investigadores contaron con la participación de 48 adultos con trastorno por consumo de alcohol, a los que animaron a consumir libremente sus bebidas alcohólicas preferidas una semana antes de la primera inyección de semaglutida. No obstante, les dieron la instrucción de retrasar el consumo si así lo deseaban.
A continuación, se dividió a estas personas en dos grupos: a los componentes del primero se les administró una inyección semanal de Ozempic en dosis bajas, mientras que a los del segundo se les inyectó un placebo (sustancia inactiva). El periodo de estudio se prolongó durante 9 semanas, a lo largo de las cuales se midieron los patrones de consumo de bebidas alcohólicas de todos los participantes.
La evaluación de los datos recogidos reveló que, en comparación con quienes recibieron un placebo, los que fueron tratados con semaglutida experimentaron una reducción tanto de la necesidad urgente de beber como del consumo efectivo de alcohol.
Según los investigadores que llevaron a cabo este estudio, la magnitud de los efectos de la semaglutida en varios parámetros clave relacionados con el consumo de alcohol fue relativamente mayor de la que se suele observar con los medicamentos existentes para reducir la necesidad de beber alcohol, a pesar de que este fármaco solo se administró en las dosis clínicas más bajas.
Otro aspecto reseñable fue que casi el 40% de las personas del grupo de semaglutida declararon que no habían bebido mucho en el último mes de tratamiento, en comparación con el 20% de las del grupo de placebo.
Además, se apreció que, en pequeño subgrupo de participantes fumadores, los que fueron tratados con semaglutida tuvieron reducciones significativamente superiores en el promedio de cigarrillos que fumaban al día en comparación con los del grupo de placebo.
“Estos datos revelan el potencial de la semaglutida y otros fármacos similares para satisfacer una necesidad insatisfecha en el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol”, ha señalado la autora principal del estudio, Klara Klein, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte.
Bibliografía
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Lähteenvuo M, Tiihonen J, Solismaa A et al. (2024). Repurposing Semaglutide and Liraglutide for Alcohol Use Disorder. JAMA Psychiatry. DOI: 10.1001/jamapsychiatry.2024.3599