26 diciembre, 2024

un estudio ilustra hasta qué punto los anglicismos han tomado las oficinas

De un tiempo a esta parte, los departamentos de ventas ya no hacen llamadas ni los supervisores hacen valoraciones. Ahora hacen ‘calls’ y dan ‘feedback’. El uso de anglicismos ha corrido como la pólvora en el ámbito laboral. Hay quien afirma que se usan por simple postureo o por parecer ‘cool’, pero también hay posturas que apuntan que este fenómeno responde a la eficiencia a la hora de transmitir un concepto o teoría en una sola palabra.

Estrictamente hablando, cada término en inglés que se usa en las oficinas tiene un equivalente en español que se ajusta a su significado original, por lo que el uso de estos anglicismos no siempre está lingüísticamente justificado y, de hecho, la RAE recomienda evitar su uso siempre que sea posible. Sin embargo, a veces la formación específica de cada materia y el hábito de usarlos se impone en la comunicación en la empresa.

Estos anglicismos ya se han convertido en jerga empresarial a nivel global, de forma que cuando alguien del departamento de marketing, ventas o desarrollo de una empresa habla con un homólogo de cualquier otro país, la comunicación encuentra espacios comunes comprensibles en ámbitos concretos en todo el mundo.

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¿Quién usa los anglicismos y por qué?

La plataforma de idiomas Preply ha hecho un estudio sobre el uso y abuso de los anglicismos en la oficina. Se ha preguntado a 1.018 empleados de oficina de distintos sectores y departamentos para obtener una muestra representativa. En este estudio se pone de manifiesto el perfil de quienes más utilizan los anglicismos en el trabajo y cuáles son sus razones.

Según los datos del estudio, el 52% de los españoles utiliza entre seis y diez anglicismos al día. Solo el 2% afirma no usar ninguno durante su jornada laboral. Los jóvenes entre 16 y 24 años son los que más utilizan los anglicismos como recurso para comunicarse en el entorno laboral con un promedio de 14 términos al día. Su número se va reduciendo progresivamente a medida que aumenta la edad hasta los 9 anglicismos al día para los mayores de 55 años.

Mauro A. Fuentes

¿Podría suponer este incremento en el uso de anglicismos una barrera generacional entre los empleados? Según Mauro A. Fuentes, director de Transformación de la Comunicación Digital en CaixaBank, este incremento del uso entre los más jóvenes se debe a la formación que han recibido:” Hay determinadas profesiones en las que el inglés es parte principal de la formación, la bibliografía y obras fundamentales están en ese idioma y, sobre todo, la mejor información online suele estar en inglés. El perfil más senior es probable que no estudiase en inglés y eso le condiciona. Pero si son profesionales en activo van a entender perfectamente los anglicismos que usen sus compañeros más jóvenes. Quizá la visión cultural de los más mayores les haga más reticentes al uso mezclado de término. Pero tampoco creo que haya una brecha generacional clara”.

El lenguaje como territorio común entre departamentos

El estudio de Preply también revela que el uso de estos anglicismos también va muy vinculado al sector empresarial. Cuanto más global es la influencia del sector, mayor porcentaje de anglicismos se utilizan. Los empleados del sector de las telecomunicaciones y tecnología utilizan una media de 15 anglicismos al día; les siguen otros sectores como el de ocio y comercio con 13 y ventas y marketing con 12 términos al día.

Este uso sectorial podría incluso crear una barrera lingüística entre departamentos de una misma empresa al usar en unos departamentos términos específicos en inglés que podrían confundir a sus compañeros al compartir información entre departamentos.

Mario Sorribas Fierro

Mario Sorribas Fierro, profesor del área de marketing en OBS Business School, opina que el uso de anglicismos específicos de cada sector va vinculado a la necesidad de conocer el significado de ese término, por lo que no tiene tanta importancia el idioma de esa palabra como lo que significa. “En principio el uso de unos determinados términos puede crear una cierta fricción en la comunicación entre departamentos, pero forma parte del proceso de comunicación. Pasa mucho, por ejemplo, en el ámbito de la innovación. Cuando una empresa presenta un nuevo producto o servicio, debe explicarlo a sus clientes y seguramente utilizará conceptos nuevos que el cliente no conoce. Tras la explicación adecuada, el cliente ya conocerá esos términos. En la comunicación entre departamentos sucede lo mismo”.

El profesor Sorribas Fierro añade que el uso de esos anglicismos tan específicos de cada sector, y que todos los miembros de ese departamento o profesión conocen, hace que la comunicación sea más eficaz y directa. Insiste en que la clave está en el consenso común de utilizar una determinada palabra, independiente del idioma en el que se expresen habitualmente.

Los expertos consultados coinciden sin fisuras en que la eficiencia en la transmisión del mensaje es el motivo principal por el que se usan este tipo de recursos. Y en la misma línea, el estudio indica que el medio por el que se transmite ese mensaje también es relevante para adaptar el lenguaje que se usa.

Por ejemplo, el correo electrónico es el canal en el que más anglicismos se utilizan con un 63% al día, mientras que, en las presentaciones e informes de la compañía, que pueden leer personas no familiarizadas con esos términos técnicos, el porcentaje baja hasta el 45%.

Sylvia Johnson

Sylvia Johnson, experta en lenguaje y directora de Metodología en Preply, opina que el canal de comunicación y la audiencia son las claves para determinar el nivel de anglicismos que se usa. “Conocer a la audiencia es crucial en comunicación porque permite adaptar el mensaje para aumentar la probabilidad de que sea bien recibido y comprendido independientemente del canal. Los acrónimos y anglicismos ingleses suelen utilizarse en la comunicación escrita, como el chat o el correo electrónico Una buena regla a seguir es adaptar siempre el lenguaje al ‘mínimo común denominador’. Es decir, simplificar la comunicación a un nivel que garantice su comprensión por el segmento más amplio y menos informado de la audiencia. Si esto implica evitar los anglicismos, hazlo”.

La eficacia en la comunicación define el lenguaje

Los más puristas del idioma no ven con buenos ojos el uso de los anglicismos en una lengua tan rica en vocabulario y matices como es el español. Sin embargo, los expertos en comunicación que hemos consultado coinciden al opinar que el lenguaje, tanto en el uso personal como en el laboral, debe ser la herramienta que permita una comunicación dinámica y eficiente.

Sylvia Johnson opina que “en el lugar de trabajo, los anglicismos que han introducido nuevos conceptos o formas de trabajar están tan extendidos que sonarían extraños y fuera de lugar si se intentara encontrar una traducción al español. Por ejemplo, ‘hacer un onboarding’. Al hacer juicios de valor sobre el léxico elegido, sugiero que aceptemos la naturaleza dinámica de la lengua, ya que se adapta a las necesidades de sus hablantes”.

“Aunque la lengua española sea muy rica. El tema es que se usen de manera correcta y que se pronuncien bien. Hay determinados términos como ‘Insight’, que son muy útiles y no tienen una traducción literal al castellano. Usarlos de manera correcta nos va a ayudar a trasladar mejor nuestro mensaje y nuestro trabajo”, afirma Mauro Fuentes.

“El principio rector de la comunicación es captar el interés del interlocutor para transmitir un mensaje. Los anglicismos, como elementos de innovación, deben superar su propia Curva de Rogers. Si esas palabras consiguen transmitir el mensaje con eficiencia, se van a mantener. Si no, van a desaparecer sustituidas por otras que sí cumplan ese cometido”, apunta Mario Sorribas.

La lengua española está viva y en constante cambio por lo que, si como apunta el profesor Sorribas, si esos anglicismos se mantienen, probablemente se convertirán en neologismos aceptados por la RAE. Lo vimos con tuitear o clicar, términos de origen inglés ya aceptados por la Real Academia, o wasapear y googlear que están en proceso de oficializarse.

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Imagen |Pexels (Polina Zimmerman)

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