Las articulaciones son el punto de encuentro de dos o más huesos y son una parte mecánica de nuestro sistema musculoesquelético. Permiten que el cuerpo se mueva, y sus componentes básicos son el cartílago, el líquido sinovial y la cápsula sinovial. Por esa continua estimulación mecánica tienden a inflamarse (artritis) y suele aparecer dolor e incluso rigidez.
El dolor en las articulaciones es un problema común y es posible sentirlo en los hombros, las caderas, las rodillas, los dedos o incluso en la columna. Y puede ser constante o aparecer y desaparecer. “El dolor en las articulaciones puede tener diversos orígenes según los elementos afectados del aparato locomotor, es decir, articulaciones, huesos, tendones y/o ligamentos”, explica Raquel Almodóvar González, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y coordinadora del proyecto ReumaFIT.
Causas más habituales de dolor en las articulaciones
La especialista desgrana las causas más comunes de dolor articular:
Artrosis: es una enfermedad degenerativa articular vinculada con el envejecimiento, que lesiona el cartílago articular y origina dolor, rigidez e incapacidad funcional. Actualmente, es la patología reumática más prevalente.
Depósito de cristales en la articulación: como sucede con la gota causando también inflamación.
Enfermedades inflamatorias inmunomediadas: la artritis reumatoide, la espondiloartritis axial/periférica y la artritis psoriásica que pueden causar dolor articular, inflamación y rigidez. Incluso puede afectar a niños como es el caso de la artritis idiopática juvenil.
Trastorno inmunológico: produce manifestaciones clínicas en otros órganos o sistemas, además de afectar al aparato locomotor, son las enfermedades autoinmunes sistémicas, dentro de las cuales tenemos: el lupus eritematoso sistémico, el síndrome de Sjögren, la esclerosis sistémica, las miopatías inflamatorias o las vasculitis.
Infecciones: las bacterianas o virales pueden causar inflamación en las articulaciones y provocar dolor.
Lesiones de partes blandas como tendinosis, bursitis: es una patología en la que se inflaman los tendones y/o bursas debido a microtraumatismos por actividades repetitivas, debilidad muscular, trauma o condiciones inflamatorias.
Lesiones por traumatismos, sobrecarga inusual como esguinces, distensiones o fracturas.
“Es importante consultar a un reumatólogo si experimentas dolor en las articulaciones para determinar la causa subyacente y recibir el tratamiento adecuado”, señala Almodóvar.
Ejercicios para el dolor articular más recomendados
La práctica de ejercicio físico es crucial y puede ayudar a mejorar el dolor articular, la inflamación, la movilidad y la fuerza. Los ejercicios recomendados incluyen por un lado ejercicio aeróbico de bajo impacto, 5 días a la semana durante 20–30 minutos al día, para fortalecer los músculos y favorecer la movilidad. Estos son los que suelen recomendarse, según Almodóvar:
Caminar: es una actividad que ayuda a mantener la movilidad articular y fortalece los músculos que soportan las articulaciones. Caminar regularmente puede reducir el dolor y la rigidez.
Natación y ejercicios acuáticos: el agua soporta el peso del cuerpo, reduciendo la presión sobre las articulaciones mientras proporciona resistencia suave. La natación y los ejercicios acuáticos mejoran la flexibilidad, fortalecen los músculos y pueden aliviar el dolor y la rigidez articular.
Bicicleta estática: es ideal para fortalecer los músculos de las piernas con un impacto mínimo en las rodillas y caderas. Ayuda a mejorar la fuerza y la resistencia cardiovascular sin sobrecargar las articulaciones.
Además de estos ejercicios aeróbicos, la doctora enfatiza que deben realizarse otros para el fortalecimiento de los principales grupos musculares, dos o tres veces por semana, en días alternos, utilizando bandas elásticas, pesas o máquinas. “Esta práctica de fuerza resulta beneficiosa porque se fortalecen los músculos de alrededor de las articulaciones, proporcionando mejor soporte, reduciendo el dolor y aumentando la capacidad para realizar actividades diarias”. También mejoran la flexibilidad y la movilidad, lo que puede ayudar a aliviar la rigidez articular.
Para la reumatóloga es fundamental que se realice una evaluación médica inicial y adaptar el ejercicio a los síntomas, características y necesidades de cada persona. “Si las articulaciones duelen, están rígidas e inflamadas lo que haremos será reducir la intensidad, la frecuencia e incluso el tipo de ejercicio por los efectos analgésicos y antinflamatorios que posee y evitaremos aquellos ejercicios de impacto que impliquen una sobrecarga mecánica de la articulación. La supervisión de un fisioterapeuta o especialista en ejercicio es esencial para diseñar un programa de ejercicio seguro y efectivo, asegurando que los movimientos se realicen correctamente para evitar lesiones”.
Proyecto Reumafit de la SER
Las personas que deseen ser más activos disponen de recursos como Reumafit, un proyecto de la SER cuyo objetivo es poner de manifiesto la importancia de realizar actividad física y ejercicio en las personas con enfermedades reumáticas.
La campaña cuenta con guías y materiales multimedia elaborados por un grupo multidisciplinar de reumatólogos y rehabilitadores, junto a las asociaciones de pacientes, en los que “se aborda de forma sencilla y rigurosa el motivo por el que es importante y cuáles son los ejercicios más convenientes, puesto que se ha demostrado lo beneficioso que es realizar actividad física de forma frecuente”.