El primer paso para manejar el estrés es aprender a reconocer su presencia, lo cual no siempre resulta fácil. En ocasiones se manifiesta a través de irritabilidad, dolores de cabeza, malestar estomacal o dificultad para dormir, entre otros indicios. El siguiente paso sería tratar de determinar el origen, es decir, identificar las situaciones que incrementan el riesgo de estrés, y que pueden estar relacionadas con la familia, el trabajo, dificultades económicas, las relaciones sociales o los vínculos afectivos, entre otros factores.
Una vez identificado el origen el siguiente reto sería tratar de aliviar el estrés a través de estrategias que incluyen dieta saludable, abandono de hábitos tóxicos como consumo de tabaco o alcohol, realización de ejercicio físico y seguimiento de pautas de descanso adecuadas.
Algunas de las estrategias a seguir son:
Reconocer las cosas que no puede cambiar. Aprender a no alterarse por situaciones difícilmente evitables. En ocasiones no se puede prescindir de una hora de trayecto al trabajo pero sí se pueden encontrar maneras de amenizar el trayecto, quizá escuchando un podcast o un audiolibro.
Evitar situaciones estresantes en la medida de lo posible. Alejarse de la fuente de estrés.
Practicar ejercicio físico. Al hacer actividad deportiva pero también aquella que en general implica movimiento como bailar o caminar, el cerebro libera sustancias que nos hacen sentir mejor.
Cambiar la perspectiva. Tratar de intentar desarrollar pensamientos positivos y evitar quedar atrapados en los negativos.
Realizar actividades que nos hagan disfrutar. Algo tan simple como leer un libro que nos entretenga o interese, escuchar música, ver una película, conversar con un amigo…son actividades que cuando son elegidas pueden aportar sensación de bienestar.
Aprender nuevas maneras de relajarse. La práctica de técnicas de relajación es una manera útil de lidiar con el estrés. Las técnicas de relajación ayudan a disminuir el ritmo cardíaco y reducir la presión sanguínea. Existen muchos tipos, desde respiraciones profundas a meditación, y prácticas como el yoga o el taichí que lo favorecen.
Conectar con personas que nos hagan sentir bien. Es importante no desvincularse de las personas que nos reportan sensaciones positivas en momentos de estrés. Simplemente hablar con alguien de confianza puede cambiar la perspectiva sobre situaciones que nos preocupan.
Dormir lo suficiente. Descansar durante la noche ayuda a pensar con más claridad y a tener más energía al día siguiente.
Mantener una dieta saludable. Tomar alimentos saludables ayuda a proporcionar al organismo la energía que necesita.
Aprender a decir que no. En ocasiones el estrés viene de la acumulación de tareas por lo que es importante saber establecer límites.
Y una de los bebidas que puede ayudarnos en esa búsqueda de relax son las infusiones. Un tipo de té que puede contribuir a nuestro bienestar es el de manzanilla, cuyas características, según explica Raquel Frías, dietista, chef y docente, son:
Sabor: tiene un sabor floral, ligeramente dulce y terroso.
Aroma: posee un aroma suave y relajante, similar al de las manzanas.
Color: presenta un color amarillo pálido y transparente.
Preparación: se prepara infusionando las flores secas de manzanilla en agua caliente.
Entre los beneficios para la salud del té de manzanilla se incluyen:
Propiedades antiinflamatorias: ayuda a reducir la inflamación en el cuerpo.
Efecto calmante: promueve la relajación y reduce el estrés y la ansiedad.
Mejora la digestión: alivia problemas digestivos como la indigestión y los gases.
Alivia cólicos: puede ayudar a reducir los cólicos en bebés y niños pequeños.
Fortalece el sistema inmunológico: contribuye a fortalecer el sistema inmunológico.
Alivia dolores menstruales: puede ayudar a reducir los dolores menstruales.
Favorece el sueño: ayuda a conciliar el sueño y a mejorar la calidad del descanso.
Cuidado de la piel: puede utilizarse tópicamente para aliviar irritaciones y quemaduras leves.
Además aporta otras propiedades adicionales, entre ellas:
Antioxidantes: contiene antioxidantes que ayudan a proteger las células del cuerpo.
Propiedades antimicrobianas: puede ayudar a combatir algunas bacterias y hongos.
Es seguro para la mayoría de las personas: generalmente es seguro para el consumo, incluso en niños y mujeres embarazadas (siempre y cuando se consuma con moderación).
Efectos en el sistema nervioso
La manzanilla contiene compuestos como la apigenina, que se ha demostrado que tiene efectos ansiolíticos y sedantes en estudios con animales. Estos compuestos actúan sobre los receptores GABA del cerebro, que están involucrados en la regulación de la ansiedad y el sueño, explica Raquel Frías.
Si bien la evidencia científica sobre los efectos de la manzanilla en el sistema nervioso en humanos es limitada, algunos estudios sugieren que puede tener beneficios para reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño, explica Raquel Frías, quien matiza que, no obstante se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos.
Cómo consumir el té de manzanilla para favorecer la relación
Para obtener un efecto relajante, se recomienda consumir una taza de té de manzanilla antes de acostarse o en momentos de estrés. La infusión se prepara vertiendo agua caliente sobre las flores secas de manzanilla y dejándola reposar durante unos minutos.
La manzanilla puede ayudar a conciliar el sueño gracias a sus propiedades sedantes. Sin embargo, su eficacia puede variar de persona a persona.
Si bien la manzanilla es una opción popular para promover la relajación y el sueño, existen otras infusiones que también pueden ser útiles, como la valeriana, la melisa y la lavanda, explica Raquel Frías. La eficacia de cada infusión puede variar según la persona y la causa del problema.
Combinación con otras infusiones
Con respecto a la combinación de manzanilla con otras infusiones, esta experta en dietética explica que no hay evidencia científica sólida que respalde la idea de que combinar la manzanilla con otras plantas sea más efectivo que consumirla sola. “Sin embargo, algunas personas pueden encontrar beneficios al tomarla con otras hierbas relajantes”, señala.
Factores que ayudan:
Preparación consciente: además del efecto que la manzanilla puede ocasionar por los compuestos de sus flores el ritual de preparación también puede ayudar a reducir el estrés, si se realiza una preparación consciente que implica dedicar un tiempo a la elaboración, prestando atención a los pasos que se van dando. “Eso ya puede ser un acto relajante en sí mismo”, indica Raquel Frías. “Este proceso puede ayudar a reducir el estrés y preparar la mente para un estado de calma”.
Temperatura del agua: la temperatura del agua influye en la extracción de los compuestos de la manzanilla. Utilizar agua hirviendo puede extraer más compuestos, pero también puede alterar el sabor. Algunas personas prefieren dejar que el agua se enfríe un poco antes de verterla sobre las flores de manzanilla.
Tiempo de infusión: el tiempo de infusión también afecta la concentración y el sabor del té. Un tiempo de infusión más largo puede resultar en un té más fuerte, mientras que un tiempo más corto puede producir un té más suave.
Añadir otros ingredientes: algunas personas disfrutan de agregar otros ingredientes a su té de manzanilla, como miel, limón o jengibre. Estos ingredientes pueden complementar los efectos de la manzanilla y agregar un sabor extra.
Más allá de los efectos químicos de la manzanilla, el ritual de preparación, la elección de la taza…pueden tener también un efecto psicológico. “Crear un ambiente tranquilo y agradable para disfrutar del té puede ayudar a reducir el estrés y promover la relajación”, concluye Raquel Frías.