¿Quién no ha oído hablar alguna vez del punto G en la mujer? Desde hace mucho tiempo se cree que esta parte del cuerpo de la mujer es una de las zonas más erógenas y que, si se estimula correctamente, puede producir mucho placer pero ¿sabías que hay más zonas que pueden producir placer? Como explica Esperanza Gil, psicóloga, sexóloga clínica, “es importante hablar de zonas erógenas, y no de puntos, para evitar expectativas rígidas”.
Y es que, la sexualidad femenina ha sido objeto de mitos y debates durante siglos. Sin embargo, gracias a los relatos y experiencias personales de mujeres de todo el mundo, la anatomía del placer femenino ya no es un enigma, aunque todavía se realizan investigaciones para profundizar en su conocimiento.
Según Gil, “el cuerpo femenino tiene una capacidad “maravillosa” para obtener placer, que se activa no sólo por causas fisiológicas, sino también por motivos psicológicos, emocionales, sociales y/o experienciales”. Este enfoque holístico “invita a las personas a explorar su cuerpo sin expectativas ni limitaciones”, señala..
“Nuestro cuerpo es un abecedario infinito de posibilidades. Punto G, K, A… Lo importante es que se conozca dónde se ubican para que después cada uno pueda bautizarla con el nombre que más le apetezca”. Eso sí, en opinión de la experta, “es importante hablar de zonas y no de puntos”. Esto es así porque el término punto “sugiere un área pequeña, localizada y estática, como si fuese un botón que puedes activar con solo tocarlo pero si hablamos de zonas evitamos expectativas rígidas y se refleja mejor la diversidad del placer humano” y femenino.
La zona A
Muchas veces se ha escuchado hablar de la “zona G” o el punto G, sin embargo, no es la única área de placer de las mujeres. Como apunta Gil, “también se encuentra la “zona A”. Esta zona está ubicada en la parte más profunda de la pared anterior de la vagina, justo antes del cuello uterino, y “hay quienes describen la estimulación de la zona A como un placer profundo y expansivo, diferente a la estimulación del clítoris o la zona G, donde las sensaciones tienden a ser más intensas y localizadas”. Además, como informa la sexóloga, “aseguran un aumento notable en la lubricación, lo que puede hacer que la sensación sea más agradable todavía”.
“Algunas mujeres han llegado incluso a despertar respuestas emocionales o espirituales”, subraya Gil.
No obstante, como sucede con otras zonas erógenas, la experiencia al estimular la zona A varía significativamente de una persona a otra, ya que cada cuerpo responde de manera única. Asimismo, “muchas mujeres aseguran no sentir ningún placer explorando esta zona e incluso les ha podido molestado o incomodado”. Según la experta, “esto puede deberse a varios motivos, tanto fisiológicos (tensión muscular, sensibilidad y posición del cuello uterino) como emocionales o situacionales”.
Consejos para explorar la zona A
Para quienes deseen explorar esta zona, la experta recomienda:
Hacerlo con calma y sin prisas, evitando así los movimientos bruscos.
La postura también juega un papel clave, siendo útil elevar ligeramente las caderas o adoptar posiciones que permitan una exploración cómoda y profunda. “También te ayudará a que los movimientos fluyan utilizando un lubricante acuoso”, añade.
Los juguetes eróticos también pueden ser herramientas valiosas. Diseños curvados y de mayor longitud, como los recomendados para la zona G, son idóneos para alcanzar la zona A.