Hasta octubre del 2023 el reparto de las exportaciones que se producirían en Vaca Muerta estaba previsto de la siguiente manera: el gasoducto iría para Bahía Blanca, en el provincia de Buenos Aires y el oleoducto para Sierra Grande, en Río Negro. Se había dado media sanción en la Cámara de Diputados a una ley de promoción para grandes inversiones en la industria del Gas Natural Licuado, una suerte de RIGI solo para GNL. Esto se había conseguido con el apoyo del gobernador de Río Negro Alberto Weretilneck que en ese entonces apoyaba la candidatura de Sergio Massa para presidente. ¿Quién votó en contra de esa ley? Javier Milei.
Es decir que el tablero político de hace 10 meses era totalmente opuesto al de la actualidad. El gobernador Axel Kicillof ya tenía una promesa de inversión e incluso la petrolera estatal YPF junto con la empresa de Malasia Petronas había reservado 1.500 hectáreas de tierras en el puerto de Bahía Blanca, por la que pagaban un canon de alrededor de 500 mil dólares, para que nadie más pueda desarrollar una actividad en esa zona.
El cambio de rumbo político del país, sumado a la aceleración que le impregna el presidente Javier Milei a las decisiones, hicieron que Buenos Aires dejara de ser una opción para llevar la inversión más importante de la historia del país. Alberto Weretilneck, el gobernador de Río Negro, rápido de reflejos, cuando vio la oportunidad, abandonó su tono confrontativo con el Gobierno y comenzó a trabajar para que, además del oleoducto, que ya lo tenía comprometido, pueda sumar el gasoducto y así convertir el puerto de Punta Colorada, en el puerto petrolero más importante del país.
Al principio de la gestión, Weretilneck había tenido un cortocircuito con el presidente Milei por la quita de los subsidios al transporte, tema por el que se llevaron la mayor atención el gobernador de Córdoba Martín Llaryora y el de Chubut Ignacio Torres. Por lo que Weretilneck decidió bajar el tono de confrontación. En gran parte acompañado por su par de Neuquén Rolando Figueroa, que al ser el gobernador de Vaca Muerta, tiene mayor espalda política.
En los meses posteriores, Weretilneck hizo la tarea con rigurosidad: sus diputados y senadores acompañaron la votación de la Ley Bases y luego la legislatura provincial adhirió al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Hubo una sola persona aliada de Weretilneck que el gobernador no pudo convencer: el senador Martín Doñate, de La Cámpora, que votó en contra de la Ley Bases por obediencia partidaria. Doñate había sido opositor de Weretilneck durante sus primeros dos años como gobernador entre 2011 y 2019. Luego, durante el gobierno de Alberto Fernández, cuando Weretilneck fue senador, trabaron una buena relación e incluso votaron juntos una importante cantidad de proyectos, algo que a Weretilneck le valió críticas en su provincia, pero “El Brujo”, como conocen al gobernador en Río Negro, hizo del defecto una virtud y en 2023 armó tres listas colectoras que lo llevaban a él como candidato a Gobernador. En los cuartos oscuros de Río Negro había tres boletas para cargos de intendentes, concejales y legisladores provinciales, las rojas, de los radicales, las azules de los kirchneristas y las verdes de Juntos Somos Río Negro. Las tres llevaban a Weretilneck como candidato a Gobernador. Todos jugaron para él.
Algo similar sucedió en la actualidad: el shock al sistema político que significó la llegada de Javier Milei al poder, obligó a los gobernadores patagónicos a unirse en un bloque homogéneo que defienda los intereses de las provincias del sur, con una agregado: la mayoría estan gobernadas por partidos provinciales sin ataduras a estructuras nacionales, por lo que Rolando Figueroa de Neuquén, Nacho Torres de Chubut y Claudio Vidal de Santa Cruz apoyaron para que el gasoducto vaya a Río Negro. ¿Cómo lo hicieron? Al ser provincias petroleras, tienen una silla en el directorio de YPF y esos directores votaron por Río Negro. A esto se le suma la guerra entre Milei y Kicillof que inclinó la balanza a favor de Weretilneck.
Las condiciones técnicas de la costa rionegrina ayudaron en la decisión y es el principal argumento de YPF y Petronas, pero esas condiciones también estaban el año pasado cuando se evaluaba llevar la planta a Bahía Blanca por lo que el secreto del éxito de Weretilneck es que ahora se alineó lo técnico con lo político. Una vez más todos jugaron para él.