7 julio, 2024

Alerta de gripe aviar: ¿cuál es el riesgo en España?


Desde finales de marzo de 2024, las autoridades de Estados Unidos han notificado la detección del virus de la influenza aviar H5N1, un subtipo altamente patógeno (IAAP), en 86 rebaños de vacas lecheras en diez estados: Texas, Nuevo México, Michigan, Kansas, Idaho, Ohio, Carolina del Norte, Dakota del Sur, Colorado y Wyoming. El pasado abril un ciudadano de Texas dio positivo. El contagio, que provocó conjuntivitis como único síntoma, se dio por la exposición a un ganado de vacas lecheras, también infectado, según informan desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
En mayo se notificaron dos casos más en Michigan: dos trabajadores de dos granjas afectadas. El primero también presentó únicamente síntomas oculares, mientras que el segundo experimentó signos respiratorios que incluyeron tos sin fiebre y molestias oculares con secreción acuosa. 
Lo cierto es que, a pesar de que no se trata de un escenario habitual, no es la primera vez que ocurre. La expansión del virus de la gripe aviar entre las aves silvestres en todo el mundo ha causado también brotes en aves de corral e incluso infecciones esporádicas en mamíferos, como es el caso. Hace poco, un foco de gripe aviar en una granja de cría masiva de visones en Galicia también hizo saltar las alarmas. La propagación del patógeno coincidió con una oleada de infecciones por H5N1 en aves marinas de la zona, por lo que seguramente fueran las aves silvestres las responsables del foco. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) expone que la situación de la gripe aviar en Europa ha aumentado en los últimos años. 
Los casos detectados en Estado Unidos son una prueba más de lo que los expertos llevan tiempo advirtiendo: los virus de gripe aviar preocupan porque, aunque por ahora afectan a personas sólo de forma esporádica, tienen una gran capacidad de mutación. Así, los cambios que podrían experimentar algunos de los subtipos podrían lograr la transmisión entre humanos. Hasta ahora, es una enfermedad animal que se transmite de ave a ave y, como se ha mencionado, de ave a humano sólo excepcionalmente, pero no de humano a humano. 
De acuerdo con la última actualización del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, hasta la fecha no ha habido informes de infección por H5N1 en ganado bovino en la Unión Europea. Tampoco se ha detectado en humanos. 

Además, el informe asegura que los últimos eventos detectados en EEUU no modifican la valoración del riesgo: “Los casos en humanos pueden llegar a ser graves, pero son inusuales debido a que la transmisión de las aves o mamíferos infectados al ser humano es muy poco frecuente y la transmisión entre personas es extremadamente infrecuente”. Por ello, el riesgo para la población general se considera muy bajo. Eso sí, el CCAES asegura que es necesario mantener la vigilancia y las medidas de salud pública aplicadas hasta el momento.
Respecto a la posibilidad de contagiarse a través de la leche, los expertos señalan que no hay que preocuparse con la seguridad de su suministro comercial al ser productos que se pasteurizan antes de llegar al mercado. La pasteurización inactiva bacterias y virus como el de la influenza. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) informan que la limitada investigación disponible no puede confirmar tampoco que la gripe aviar pueda transmitirse a través del consumo de leche no pasteurizada, es decir, cruda. No obstante, alertan de que la misma puede albergar microorganismos peligrosos con graves riesgos para la salud de los consumidores. Estos brotes generalmente han sido causados por bacterias como la E.coli, Salmonella o la Listeria, entre otras.

Medidas de prevención frente a la gripe aviar

De acuerdo con los CDC, algunas recomendaciones provisionales son:
Evitar la exposición sin protección a animales enfermos o muertos, incluidas las aves silvestres, de corral, otras aves domésticas, además de animales con infección confirmada o sospechosa de este virus.
 
Usar equipo de protección personal (EPP) en caso de entrar en contacto con estos animales, así como con sus heces, basura u objetos probablemente contaminados.
 
No preparar ni comer alimentos crudos o poco cocidos.
 
Las personas expuestas o que podrían estar infectadas deben estar controladas para detectar posibles síntomas de la enfermedad durante 10 días después de la última exposición.

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