Nuestro organismo necesita una cantidad suficiente de macro y micronutrientes para desempeñar correctamente todas las funciones necesarias para la vida. Precisa un buen aporte de macronutrientes como las proteínas y micronutrientes como los minerales. Pero, ¡ojo!, del mismo modo que un exceso de proteínas puede tener efectos muy perjudiciales, tomar demasiados minerales también tiene sus riesgos.
No obstante, tal y como asevera la dietista-nutricionista Alma Palau, gerente del Consejo General de colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, en condiciones normales, no tiene sentido obsesionarse por la falta o la sobreabundancia de nutrientes: “Si no existen patologías o circunstancias específicas, una dieta variada, equilibrada y basada en alimentos saludables aporta todos los nutrientes necesarios”.
Cantidad necesaria de minerales al día
Según expone la experta, “las ingestas dietéticas de referencia (IDR) de los nutrientes se calculan con un margen amplio, para asegurar el aporte suficiente al 98% del grupo poblacional del que se refiera”. Estas IDR hacen referencia “a la cantidad que se debe ingerir, que es diferente de la que el organismo necesita, porque existe el factor biodisponibilidad”, puntualiza. En el caso de algunos micronutrientes, en especial en el grupo de los minerales, la absorción digestiva es baja, por lo que hace falta ingerir una cantidad considerable para obtener el requerimiento nutricional de nuestro organismo.
Los IDR de todos los nutrientes, clasificados por sexo y edad y actualizados periódicamente, se pueden consultar en la página web de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Consecuencias del exceso de minerales
La EFSA define también los límites: en concreto, el denominado nivel máximo de ingesta tolerable. “Por eso es tan importante que la población no considere los suplementos inocuos y que se asesore con profesionales que revisen su estado clínico y su bioquímica, tanto de sangre como de orina”, advierte Palau. Si ya se están tomando cantidades suficientes con la dieta, tomar suplementos de minerales puede llevar, dependiendo del tipo de producto y de quien los ingiere, a sobrepasar el nivel máximo de determinados minerales que se considera seguro.
Las consecuencias de un consumo excesivo son distintas en función del mineral del que se trate. “El más tóxico y peligroso es, sin duda, el de hierro, seguido del de calcio”, apunta la nutricionista. Estos son algunos de los principales minerales y lo que sucede cuando se superan las cantidades recomendadas o que puede tolerar el organismo:
Hierro
Una sobredosis de hierro produce vómitos, diarrea y debilidad. Si se trata de una sobredosis grave, puede conducir al coma, presión arterial baja, insuficiencia hepática, lesión pulmonar y muerte.
Calcio
El exceso de calcio afecta al funcionamiento de los riñones. También puede alterar el ritmo cardíaco normal y aumentar el pH de la sangre, por lo que los síntomas serán náuseas, vómitos, confusión mental y picor en la piel.
Cobre
Cuando se ingiere en exceso, el cobre es muy tóxico y puede generar problemas de salud graves. Es muy raro que eso suceda con las cantidades que aportan el agua y los alimentos. Quienes deben tener especial cuidado son las personas afectadas por patologías ligadas a la incapacidad del cuerpo para deshacerse del cobre adicional. Es lo que sucede en la enfermedad de Wilson.
Zinc
Un exceso de zinc puede interferir en la absorción de otros nutrientes, como el cobre. Se han descrito casos graves de déficit de cobre por el exceso de zinc, lo que da lugar a alteraciones hematológicas (anemia, neutropenia) y neurológicas (mielopatía, neuropatía periférica).
Selenio
Al igual que sucede con otros minerales, es muy difícil que la cantidad de selenio presente en la dieta produzca toxicidad. No obstante, pueden darse casos asociados a un consumo de suplementos en dosis elevadas. Las consecuencias serían, entre otras, cambios en la piel, pérdida de piezas dentales y alteraciones digestivas y neuronales.
Magnesio
El consumo elevado de magnesio a través de suplementos alimenticios y medicamentos puede causar diarrea, náuseas y cólicos estomacales. Si la ingesta es extremadamente alta, puede ocasionar alteraciones en el ritmo cardiaco e, incluso, una parada cardiorrespiratoria.
Potasio
La hiperpotasemia es la concentración alta de potasio en sangre, que puede causar arritmias y, en casos más extremos, una parada cardiaca. Una dieta rica en potasio puede producir este problema, pero la causa más frecuente es el consumo de fármacos que disminuyen el flujo de sangre hacia los riñones o impiden que estos eliminen las cantidades adecuadas de potasio.
Fósforo
La insuficiencia renal es la principal condición que está detrás de la hiperfosfatemia o exceso de fósforo en la sangre. Un excesivo aporte de este mineral en la dieta no suele producir una toxicidad aguda, a no ser que sea extremadamente alto o se realice mediante suplementos. No obstante, hay estudios que relacionan el consumo de alimentos ricos en fósforo -como los ultraprocesados, carne procesada (embutidos, salchichas) y lácteos- con un aumento de problemas cardiovasculares y de la mortalidad.
Sodio
La mayor fuente de sodio es el cloruro de sodio, más conocido como sal común. Su consumo elevado está relacionado con diversos problemas para la salud, como el aumento de la tensión arterial.
Yodo
Una cantidad muy alta de yodo puede conducir al aumento patológico de las hormonas tiroideas (hipertiroidismo) y, aunque parezca paradójico, también puede inducir su reducción drástica (hipotiroidismo). Un consumo demasiado frecuente de alimentos ricos en yodo puede contribuir a estos efectos, sobre todo en personas predispuestas.