El fenómeno del true crime no detiene su avance en el streaming y ahora suma una nueva apuesta potente: Amazon Prime Video inició oficialmente el rodaje de Barreda, la serie inspirada en el estremecedor caso de Ricardo Barreda, el odontólogo que en 1992 asesinó a su esposa, su suegra y sus dos hijas en su casa de La Plata. El proyecto llega tras el éxito reciente de Nahir, la película de Zeppelin Studio, y del documental El Secreto de un Crimen, producidos alrededor del mediático caso de Nahir Galarza, y promete reabrir discusiones profundas sobre violencia, poder y la construcción de relatos en torno a los crímenes.
Con dirección de un equipo de producción de primer nivel y el respaldo de Prime Video, Barreda contará con el primer actor Luis Machín (Mujeres Asesinas) en el rol protagónico. La elección de Machín refuerza el enfoque dramático y oscuro que tendrá la serie, que buscará más que la simple reconstrucción policial: intentará adentrarse en las complejidades psicológicas de un personaje que sigue generando controversias a más de tres décadas del hecho.
El rodaje se está llevando adelante en el barrio de Pocitos, Montevideo, un entorno urbano con similitudes notables a la ciudad de La Plata, donde se desarrolló el caso real. La producción apostó a recrear la atmósfera de principios de los años ’90 con gran nivel de detalle, en busca de una ambientación verosímil que sumerja al espectador en la época y en la cotidianeidad de un crimen que, en su momento, sacudió a toda la sociedad argentina.
La trama se centrará en la figura de Ricardo Barreda, quien a los 59 años decidió poner fin a su vida familiar con una escopeta, en un episodio que dejó una profunda marca en la memoria colectiva. Condenado a prisión perpetua en 1995, Barreda fue beneficiado en 2008 con la prisión domiciliaria, un dato que, en el contexto actual, resuena con fuerza a la luz de las nuevas miradas sobre los crímenes de género y la violencia patriarcal.
Un espejo con el caso Nahir Galarza
La llegada de Barreda a la pantalla no puede analizarse sin trazar paralelismos con el impacto social que generaron las producciones sobre Nahir Galarza, la joven condenada en 2018 por el homicidio de su novio Fernando Pastorizzo. Mientras la actriz Valentina Zenere dio vida a Nahir en la ficción, ahora Machín intentará captar los matices de un Barreda presentado históricamente como un “hombre común” convertido en asesino múltiple.
El paralelismo no es casual. Ambos casos, aunque distantes en el tiempo y en los contextos socioculturales, exponen la tensión sobre la mirada judicial y mediática hacia hombres y mujeres acusados de crímenes violentos. Barreda, pese a la brutalidad de su acto, fue visto por ciertos sectores como un “pobre tipo” humillado por su entorno familiar, según describió el periodista y escritor Rodolfo Palacios en su libro Conchita, el hombre que no amaba a las mujeres. Esa construcción social de “víctima” masculina contrastó con la figura demonizada de Nahir, quien a sus 19 años recibió la pena máxima de manera rápida, sin beneficios, en un proceso judicial que aún hoy es cuestionado.
En ese sentido, el manager y autor Jorge Zonzini, quien acompañó mediáticamente a Nahir Galarza durante el proceso judicial, sostuvo: “Desde que ingresé a su celda siempre sostuve que Nahir no jaló el gatillo y que su padre la incitó a ser parte de un pacto de silencio. Estoy convencido que esa madrugada no solo se asesinó a un joven, sino que ocurrió algo más complejo. Allí se le disparó a su tío abusador, a los hijos del poder que la atacaron sexualmente a sus dieciséis años y al propio Pastorizzo que la trataba de zorra, estúpida y depresiva. En los cursos de violencia de género se cita a la respuesta tardía a los ataques. Esa noche se cerró toda una vida de daños que comenzó con los abusos sexuales intrafamiliares que Nahir padeció entre sus siete y catorce años de edad y que causaron la destrucción sistemática de su psique”.
Impacto cultural y nuevas preguntas
Así como Nahir abrió la puerta a una discusión nacional sobre el rol de los medios, la violencia de género y el tratamiento de las adolescentes en el sistema judicial, Barreda promete poner sobre la mesa otra capa del mismo fenómeno, centrada en el cuestionamiento al patriarcado, a los privilegios masculinos en los procesos penales y a la construcción cultural del “monstruo” y del “víctima”.
Las diferencias en los caminos judiciales de Barreda y Galarza son elocuentes. Mientras el odontólogo logró cumplir parte de su condena en arresto domiciliario y murió en libertad condicional, Nahir Galarza sigue cumpliendo su pena de prisión perpetua en una cárcel común, a la espera de la revisión de su caso por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Este contraste volverá, seguramente, a ser foco de análisis cuando Barreda llegue a las pantallas.
Todavía es pronto para saber si la serie logrará el mismo fenómeno de audiencia que las producciones sobre Nahir, pero algo es seguro: Barreda no será simplemente un producto de entretenimiento. Será, también, el disparador de nuevos debates sobre las violencias invisibles, los sesgos judiciales y el modo en que como sociedad elegimos a quién condenar y a quién perdonar.
por R.N.