17 febrero, 2025

Así es el incómodo problema de salud que llevó a Broncano a entrar en quirófano


Sudar cuando hace calor, hacemos ejercicio o un gran esfuerzo físico es normal pero hay personas que sudan en exceso y más allá de estos momentos puntuales. La sudoración no es mala, de hecho, es importante para el control de nuestra temperatura y la creación de una primera barrera de defensa cutánea. “Es un proceso esencial y un mecanismo fisiológico que tiene el organismo para liberar calor y mantener la temperatura del cuerpo”, informa a CuídatePlus Román Barabash Neila, dermatólogo del Hospital Universitario Vírgen del Rocío, de Sevilla, y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología. 
¿Por qué sudamos? Como explica el experto, cuando el cuerpo se calienta debido al ejercicio, el estrés, la exposición a altas temperaturas o factores hormonales, “las glándulas sudoríparas se activan y liberan sudor. A medida que el sudor se evapora de la superficie de la piel, ayuda a enfriar el cuerpo y a mantenerlo en equilibrio térmico”. 

Sudar en exceso: hiperhidrosis

Por tanto, una sudoración normal es beneficiosa. De hecho, si no sudáramos tendríamos un golpe de calor, el problema viene cuando sudamos en exceso, como lo ocurrió al presentador David Broncano. Es lo que se denomina hiperhidrosis que es “el exceso de sudoración patológico”, describe el dermatólogo. En condiciones normales, “el cuerpo produce sudor como respuesta al calor, al ejercicio físico, a determinadas emociones intensas o a situaciones de estrés, sin embargo, en casos de hiperhidrosis, el sudor se produce en cantidades excesivas, incluso en ausencia de estos desencadenantes”. 
El límite entre lo normal y lo patológico “varía de persona a persona y depende de varios factores, como la cantidad de sudoración, el impacto en la vida diaria y la interferencia en las actividades normales”, señala. En general, “se considera que la sudoración es patológica cuando afecta significativamente a la calidad de vida, cuando provoca malestar físico o emocional y limita las actividades cotidianas, como el trabajo, las relaciones sociales o el bienestar psicológico”. 
En cuanto a qué personas puede afectar más este problema, el experto explica: “Aunque en ocasiones existe una causa subyacente, sobre todo trastornos de origen infeccioso, endocrinológico o neurológico, (hiperhidrosis secundaria), en la gran mayoría de casos no se encuentra ninguna causa y entonces se conoce como hiperhidrosis primaria”. En estos casos, “se cree que se debe a un trastorno del sistema nervioso autonómico, que es el que controla las acciones involuntarias del organismo, como el control de la temperatura corporal”. 
Como explica el dermatólogo, existen dos tipos de hiperhidrosis: 

Hiperhidrosis focal: Es la forma más frecuente. Afecta a pies, palmas y en un 30-40% a las axilas. A veces se afecta la cara.  

Hiperhidrosis generalizada: Afecta a toda la superficie corporal. Es mucho menos frecuente que la focal y suele ser provocada por la existencia de otra enfermedad como una infección, diabetes o enfermedades del tiroides. 

Se estima que el sudor excesivo afecta a entre el 1,5 y el 3% de la población española, lo que representa una incidencia en torno al medio millón de personas. 
Como explica  Miguel Sánchez Viera, director de Insituto de Dermatología Integral, en función del grado de afectación a la calidad de vida, la hiperhidrosis se podría dividir en:
Grado I: el sudor no se nota excesivamente no afectando a la calidad de vida
 
Grado II: la sudoración se puede tolerar, pero en algunos momentos sí que afecta al paciente
 
Grado III: el sudor ya es poco tolerable y en muchas ocasiones interfiere con la actividad diaria 
 
Grado IV: la sudoración ya es intolerable condicionando la vida de la persona afectada
 

Cómo se trata la hiperhidrosis

Tal y como apunta Barabash Neila, “no podemos hablar de una cura total de la hiperhidrosis pero sí hay que saber que existen diversos tratamientos, de contrastada eficacia, para reducir y controlar sus impactos”. 
Entre estos tratamientos el dermatólogo destaca el uso de “las sales de aluminio, los fármacos anticolinérgicos tópicos y orales, la electroterapia mediante iontoforesis, la simpatectomía torácica quirúrgica y la toxina botulínica”.
Como informa a CuídatePlus, Sánchez Viera, “los tratamientos se adecuan al grado de hiperhidrosis que padecen los pacientes. Optando siempre en primer lugar por los menos invasivos”. 

Antitranspirantes/antisudorales: están indicados en los casos menos graves. Hacen que el paciente no sude (en vez de camuflar el olor, como los desodorantes de uso habitual). Se aplican por la noche sobre la piel seca para que su efectividad sea más duradera. 

Tratamiento con toxina botulínica tipo A: tratamiento seguro y que mejores resultados ofrece en la gran mayoría de los casos. Está indicado para la hiperhidrosis en axilas. Se realizan microinfiltraciones con toxina botulínica tipo A en las glándulas sudorípara de estas zonas bloqueando su actividad de manera temporal (duración entre 5-6 meses). Se realiza en consulta de manera ambulatoria y los resultados se aprecian a las 24 horas. 

Radiofrecuencia percutánea: es un tratamiento novedoso que se ha demostrado eficaz para eliminar el olor del sudor axilar y palmas de manos y pies. Las microagujas penetran en la piel destruyendo las glándulas sudoríparas de las zonas afectadas. 

Simpatectomía torácica: se recurre a ella cuando los otros tratamientos no han surtido efecto. Un cirujano torácico extirpa los ganglios encargados de estimular la producción del sudor en axilas y manos. Es totalmente efectivo en estas zonas, pero la sudoración puede aumentar en otras zonas del cuerpo.

Fuente

Comparte esta noticia:

Otras noticias:

Noticias relacionadas