Las enfermedades dermatológicas que afectan a la piel suelen ser patologías que afectan mucho a las personas que las padecen, no sólo a nivel físico sino también mental, sobre todo si los signos se ven a simple vista, como es el caso de la psoriasis. Esta enfermedad es “relativamente frecuente”, informa a CuídatePlus Noemí Eiris, especialista en Dermatología del Centro Médico Vithas Nervión, vinculado al equipo de DermavitSalud.
De hecho, según estudios epidemiológicos previos, “se ha estimado que hasta un 2,3% de la población española podría tener psoriasis, aunque de ellos la mayoría (alrededor de un 70%) tendrá formas leves es decir, que afecta a poca superficie corporal, con periodos muy largos entre brote y brote, etc, lo que hace que en muchos casos los propios pacientes no sean conscientes de que tienen la enfermedad”.
Es una enfermedad de “base genética”, es decir, “se nace con una predisposición a su desarrollo, pero también necesita de eventos desencadenantes a lo largo de la vida que hagan que se desencadene o despierte, siendo los más comunes el estrés, las infecciones, algunos fármacos, etc”. Y, lamenta, “no tiene cura”.
Síntomas muy visibles
En cuanto a los síntomas, la psoriasis, informa, “se caracteriza por la aparición de lesiones en forma de placas rojizas con descamación que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque también puede manifestarse de otras formas, incluso con inflamación de las articulaciones”.
Por lo general, en su forma más frecuente, la psoriasis “produce manchas o placas de color rojizo y con descamación blanca superficial, que suelen comenzar de tamaño pequeño y crecer con el tiempo, siendo más habituales en los codos y rodillas”. A diferencia de la dermatitis atópica, estas lesiones “no suelen picar mucho pero a veces molestan por la inflamación o la descamación”.
Sin embargo, añade, “existen otras formas de psoriasis en zonas donde la piel es algo diferente, como en los pliegues o en la zona genital, en el cuero cabelludo y en la zona facial, en las uñas o incluso en palmas y plantas de las manos, lo que hace que, en ocasiones, se confunda con otras enfermedades enfermedades de la piel, y que se precise de una exploración más completa para llegar al diagnóstico”. Para que esto no ocurra, en opinión de la experta, “siempre debe plantearse una valoración por un dermatólogo cuando una persona tenga un problema de piel que no acaba de responder al tratamiento pautado por su médico habitual o que presenta recaídas muy frecuentes”.
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El frío y otros factores que la agravan
Como es una enfermedad donde el sistema inmune juega un papel importante, “cualquier factor externo o interno que lo estimule o lo altere, puede empeorar o desencadenar un brote”, informa la dermatóloga. Factores como “el estrés, procesos infecciosos, factores climatológicos o determinadas medicaciones pueden influir”.
Además, hay otros como el frío que también influyen. ¿Por qué? “La época invernal suele producir un cierto empeoramiento de la enfermedad por varios motivos.”, indica la dermatóloga. Así, en primer lugar, “por la lógica reducción de la exposición al sol, ya que la radiación ultravioleta que produce éste mejora la psoriasis, de hecho, la fototerapia es un tratamiento muy efectivo para esta enfermedad y que se usa con mucha frecuencia”.
En segundo lugar, apunta, “porque las condiciones de baja temperatura y sequedad alteran la barrera cutánea y eso también juega un papel desencadenante de brotes”.
Tratamiento
Como se ha comentado antes, lamentablemente, “a día de hoy, no se puede hablar de una cura”. Lo que sí podemos hablar es de “producir una remisión o resolución rápida de los brotes y de las lesiones de la enfermedad, y de tratamientos que producen un control más o menos estable de ésta”. Como gran planteamiento a futuro, “también se está empezando a hablar de tratamientos que podrían inducir fases de inactividad larga de la enfermedad incluso después de suspenderlos, aunque es algo que debemos estudiar mejor”.
En cuanto a los tratamientos, existe un abanico muy amplio “abarcando desde tratamientos tópicos como cremas, espumas o lociones, fototerapia mediante cabinas específicas de tratamiento médico con radiación ultravioleta hasta tratamientos orales o inyectables con efecto inmunomodulador”. En las últimas décadas, informa, “ha habido una auténtica revolución en el desarrollo de nuevos tratamientos para la psoriasis, por lo que hoy en día contamos con muchas alternativas en nuestra mano para controlarla lo máximo posible”.
Esto sí, el mejor tratamiento para el paciente dependerá de “la intensidad de la patología, su historial médico y sus circunstancias personales y vitales como por ejemplo periodos de embarazo, movilidad geográfica, eventos estresantes externos, etc.” Por ello, “suele ser necesario ir haciendo ajustes y cambios de tratamiento a lo largo del tiempo”.