Con el frío, además de las enfermedades respiratorias también es habitual que aumenten las consultas de pacientes con brotes de dermatitis atópica, una enfermedad inflamatoria de la piel empeora con el frío. Como exponen desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica, “la dermatitis atópica provoca un mal funcionamiento de la barrera protectora de la piel por lo que el frío acentúa la deshidratación propia de las pieles atópicas y las hace más vulnerables a sufrir brotes”, en forma de eccemas y picor, los síntomas más característicos de esta enfermedad cutánea. “El picor intenso que no responde a los tratamientos, acompañado de una piel seca y la aparición de placas de eccema: placas rojas, descamadas y que pican”, son los signos de esta patología, recuerda a CuídatePlus Yolanda Gilaberte, presidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología.
Aunque es una enfermedad propia en la edad infantil, de hecho, “tiene una prevalencia en la población del 17%-18%, dependiendo del rango de edad”, indica la experta”, la realidad es que a día de hoy, cada vez se ven más casos de pacientes que debutan con esta enfermedad en la edad adulta. “El debut adulto de la dermatitis atópica -a partir de los 18 años-, sí que creemos que se ha incrementado. Antes era algo que casi no existía y eran los pacientes que venían de tener dermatitis en la infancia. Ahora, sin embargo, cada vez vemos más atopias que debutan en la edad adulta”.
El exfutbolista del Real Madrid, David Beckham, es un caso de paciente que sufre dermatitis atópica todavía en la edad adulta. Como indica Enrique Gómez de la Fuente, responsable de la unidad de inmunoalergia cutánea. Clínica Dermatológica Internacional (Madrid), “cada vez vemos más casos de aparición en la edad adulta, posiblemente por factores ambientales basados en el estilo de vida occidental, y un porcentaje importante de los casos infantiles persistirán hasta la edad adulta cronificándose”.
Como indica, “no se sabe con seguridad qué es lo que hace que unos casos mejoren y otros no, ya que todo depende de factores genéticos y ambientales. En cualquier caso, hay que huir del falso mito de “ya se curará” e instaurar un tratamiento adecuado de forma precoz”.
¿Por qué aparece esta enfermedad?
En los mecanismos que originan la dermatitis atópica están implicados factores genéticos, alteración de la inmunidad y alteraciones de la función barrera de la piel, “pero no hay una causa clara”, indica Gómez de la Fuente. No obstante, añade, “hay ciertos factores que pueden desencadenar un brote o un empeoramiento. Entre ellos, se encuentran una deficiente hidratación de la piel, un uso excesivo de jabones o limpiadores demasiado agresivos, tejidos ásperos, condiciones climáticas adversas, en algunos pacientes alérgenos ambientales como ciertos pólenes o polvo en el ambiente y sobre todo situaciones de estrés”.
Por este motivo, indica el experto, “es importante no solo el tratamiento de la dermatitis en sí, sino también el control de todos estos factores agravantes”.
No tiene cura para la dermatitis atópica
En cuanto a los tratamientos para tratar la dermatitis atópica, el experto indica que, lamentablemente a día de hoy “no tenemos una cura definitiva para esta enfermedad”. A pesar de esto, “sí hay nuevos tratamientos que abren una puerta a la esperanza para modificar su curso, sobre todo, si se instaura de forma precoz”.
El objetivo de estos tratamientos es controlar los brotes. Asi, lo mejor es “evitar los factores desencadenantes o agravantes y realizar un tratamiento adecuado de la dermatitis atópica”. Para ello, recuerda que “en las formas leves suele ser suficiente con corticoides tópicos o inmunomoduladores tópicos. Sin embargo, en las formas moderadas severas suele ser preciso tratamientos sistémicos”.
En los últimos años, informa, “hemos asistido a una revolución del tratamiento de esta enfermedad con aparición de nuevos fármacos basados en un mayor conocimiento de los mecanismos que dan lugar a la atopia. Son fármacos con una eficacia alta y con un buen perfil de seguridad, entre los que se incluyen los medicamentos biológicos y nuevos fármacos de síntesis. Además, algunos de estos biológicos también pueden controlar otras enfermedades que acompañan a la dermatitis atópica como el asma o la rinosinusitis entre otras.”
Su consejo siempre es “consultar con el dermatólogo que aconsejará el tratamiento más adecuado en cada caso”.
Frente al picor lo mejor es “aplicar objetos fríos; el frío local aliviará. Muchos pacientes afirman darse duchas de agua fría durante la noche, para aliviar el picor. También, algunas cremas hidratantes que tienen substancias como el polidocanol o el mentol, que pueden calmar el prurito”, informa Gilaberte.
Otro método, añade, “sería intentar desviar la atención a otra cosa; “terapias conductuales”, lo llaman los psicólogos. Reconducir y desviar la atención a otro lado”.
¿Se puede prevenir?
En cuanto a su prevención, los expertos consultados señalan que, “actualmente, no es posible la prevención de la dermatitis atópica”. Como informa Gómez “se están investigando ciertas intervenciones como el uso de probióticos en el embarazo de familias de riesgo y en edades tempranas de la vida, encaminadas a modificar la microbiota y educar al sistema inmunitario, pero todavía no hay resultados concluyentes”.
Otra vía que hay por investigar es un tratamiento precoz en edades tempranas de la vida, ya que esto “puede conducir a una modificación del curso de la enfermedad evitando que se cronifique”.
Lo que sí se puede hacer es “prevenir o disminuir los brotes, incidiendo sobre estilos de vida y sobre todo con un tratamiento adecuado que pueda mantenerse en el tiempo”. En este sentido, “se ha avanzado mucho en los últimos años y hay nuevos tratamientos en investigación que harán que se avance todavía más”.