Jose Carlos Montoya, artista sevillano y participante en la Isla de las Tentaciones, ha protagonizado una de las escenas más comentadas en las redes sociales y en los medios de comunicación en las últimas semanas en la que se desgarra la camiseta y sale corriendo en busca de su novia sin parar de gritar.
Esta escenografía es propia de una persona que “no puede reprimir sus impulsos” tal y como apunta a CuídatePlus José Martín del Pliego, psicólogo clínico, quien analiza la personalidad de este artista sevillano y su reacción ante un ataque de celos.
En opinión del experto, “Montoya siente unas emociones y su forma de expresarlas y de aliviarlas es gritando y corriendo”.
Ante situaciones similares, otros adultos jóvenes actúan de forma diferente y manejan la emoción de otra forma, es decir, “no se desbordan en el momento pero eso no quiere decir que no sufran sino que lo pasan mal por dentro”. Como señala, “un adulto regulado actuaría así y se removería emocionalmente por dentro pero es capaz de echar el freno de mano para evitar situaciones como las vividas por Montoya. En su caso, actúa explotando porque, aunque es adulto, no sabe controlar sus emociones”.
En relación a su personalidad el experto tiene claro que “es extrovertido, social, efusivo, sentimental, pero que, por otra parte, tiene ambivalencias porque tiene una parte muy impulsiva ya que no sabe manejar sus impulsos y una gran necesidad del histrionismo”. El busca “que le vean de alguna manera, hacerse notar, algo que puede derivarse de su faceta de artista, la forma en la que siente y lo transmite es una forma de espectáculo”. El psicólogo cree que Montoya es “bastante seguro pero que, por otro lado, también es bastante vulnerable”, tal y como se ve en las imágenes del programa de televisión.
Reacción por celos
Hay que decir que la reacción de Montoya no fue una reacción que sugiera sin más, sino que tuvo una razón: los celos. Como bien explica el psicólogo, “Los celos son una emoción de alerta ante la percepción de abandono”. Se trata de una emoción muy compleja que “forma parte de la vida en toda relación de pareja o que puede aparecer una única vez”.
Pero tenemos que saber que los celos no demuestran amor. Son una respuesta emocional al miedo de perder algo, algo que asumimos que es de nuestra propiedad, una idea, al fin y al cabo, sumamente nociva. Los celos son una alarma que nos alertan de la existencia de un peligro.
En el caso de Montoya, “sufre un sentimiento momentáneo de abandono que no puede controlar y los gritos y la huída en busca de su novia son una expresión que forma parte de cómo es él y de su personalidad”. Montoya es, según el experto, “una persona con tendencia a los celos y que no sabe controlar determinadas situaciones, a pesar de su edad (30 años)”. En este caso, como apunta el psicólogo, es importante recalcar la edad ya que este tipo de situaciones y de reacciones son “más típicas de los adolescentes” .
Es más habitual ver a chicos y chicas jóvenes actuando así porque no saben controlar sus impulsos y no han aprendido a hacerlo. ¿Por qué? “Porque la parte que nos frena es el neocórtex, lo que da la orden de poner el freno de mano ante situaciones de peligro o de alarma como estas, pero esta zona empieza a funcionar a los 7 años y madura muy tarde, a los 25, por lo que en ocasiones los adolescentes no tienen capacidad para manejar determinadas situaciones ni regularse y tienen este tipo de comportamientos”. Comportamientos que, como apunta el experto, “empeoran mucho con el consumo de alcohol, ya que esta droga lo que hace es desactivar de alguna forma el freno de mano y dificultar la regulación de la persona ante situaciones de este tipo”.
¿Qué puede hacer para controlarse? En opinión del experto, “lo primero que debe hacer es conocerse a sí mismo y a su impulsos”. Es clave, señala, “el autoconocimiento. Cuánto más me conozco más fácil sabré identificar las situaciones que me causan dolor, frustración o ira más fácil sabré qué hacer para evitarlo”.
