Un brote de la bacteria Escherichia coli en Estados Unidos ha afectado al menos a 49 personas en los últimos días. Hay un fallecido y un total de 10 afectados han sido hospitalizados; entre ellos, un niño con síndrome urémico hemolítico, que es un trastorno grave que daña los vasos sanguíneos de los riñones.
Todos los afectados tienen algo en común: habían comido la hamburguesa cuarto delibra de McDonalds. Todavía no se sabe cuál es el ingrediente contaminado con E. coli que ha causado este brote infeccioso, pero podría ser desde la propia carne hasta los pepinillos o las cebollas que la acompañan.
E. coli como origen de intoxicaciones alimentarias
La bacteria E. coli es bien conocida por los expertos en seguridad alimentaria, ya que está detrás de buena parte de las intoxicaciones alimentarias que se registran. Se trata de una bacteria que está presente de forma natural en el intestino de todos los seres humanos y animales de sangre caliente. De hecho, la mayoría de sus cepas no son peligrosas. Sin embargo, algunas de ellas, como E. coli productora de toxinas shiga (STEC) pueden causar graves enfermedades transmitidas por los alimentos.
Tal y como informa la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, en la Unión Europea, “la toxiinfección por E. coli productora de toxinas Shiga en humanos es la cuarta zoonosis más frecuente”. En 2020 se notificaron en la UE 4.446 casos de enfermedad por STEC en personas.
Alimentos que pueden contener cepas de ‘E. coli’ peligrosas
Esta bacteria se transmite sobre todo por el consumo de alimentos contaminados. También puede afectar a las personas por el consumo de agua contaminada, así como por el contacto con animales y sus heces.
Los alimentos más frecuentemente asociados a la toxiinfección por STEC son la carne de vacuno y de otros rumiantes, en particular la carne picada (hamburguesas) y productos derivados, consumidos crudos o poco hechos. También se encuentra en la leche cruda y los productos hechos a base de ellas, así como en los vegetales frescos.
Síntomas de la infección por ‘E. coli’
Las primeras manifestaciones de las infecciones por E. coli productora de toxina Shiga, cuyo periodo de incubación puede prolongarse de 2 a 10 días, suelen ser las siguientes:
Calambres abdominales fuertes.
Diarrea acuosa y sanguinolenta.
La mayoría de los pacientes se recuperan en un plazo aproximado de 10 días, pero en algunos afectados, muy especialmente los niños y las personas mayores, la infección puede desencadenar un síndrome urémico hemolítico, que puede causar fallo renal y es potencialmente mortal.
Cuándo acudir al médico
Las señales de alerta que hacen recomendable acudir a un centro de salud son:
Diarrea.
Vómitos de más de dos días.
Sangre en heces.
Fiebre de más de 38º C.
Deshidratación (orina escasa o muy oscura, boca muy seca, sed excesiva, mareo, aturdimiento).
Cómo prevenir la infección por E. coli dentro y fuera de casa
Las medidas para prevenir la infección por E. coli en casa se basan en una buena higiene y una adecuada manipulación de los alimentos:
Mantener los alimentos el menor tiempo posible fuera del refrigerador o del congelador.
Comprobar las fechas de caducidad.
Mantener la temperatura de la nevera a menos de 4°C.
Descongelar los alimentos en la nevera o en el microondas. Nunca a temperatura ambiente.
Evitar la contaminación cruzada entre alimentos crudos y guisados.
Prestar especial atención a la limpieza de manos.
Lavar y pelar las frutas y verduras con cuidado.
Al cocinar o recalentar alimentos, conviene asegurarse de que se alcanzan temperaturas superiores a 70 ºC durante al menos 2 minutos en el centro del producto.
Enfriar los alimentos cocinados y ponerlos en el refrigerador o congelador lo más rápido posible si los quiere consumir en otro momento.
En caso de comer en un restaurante, conviene tener especial cuidado con algunos alimentos:
Evitar comer carne y productos cárnicos crudos o poco cocidos.
Ojo con la leche cruda y productos elaborados con leche cruda.
Cuidado con los brotes vegetales.