Si de la enfermedad se habla poco, de los diferentes tentáculos que la conforman, menos. La enfermedad en sí es la psoriasis, asociada a la piel. Es cierto que el principal síntoma de esta patología es dérmico: placas enrojecidas y bien delimitadas, cubiertas de escamas blanquecinas y que suelen afectar a zonas de roce como los codos o las rodillas. Sin embargo, esa es “solo” la parte visible. Los tentáculos interiores son variados y, por el Día Mundial de la Psoriasis, CuídatePlus se centra en el articular.
En concreto, se calcula que hasta un tercio de pacientes con psoriasis sufre artritis psoriásica (APS), una una enfermedad inflamatoria que afecta a las articulaciones y/o entesis (zona de unión de ligamentos y tendones al hueso), además de otras estructuras del sistema musculoesquelético.
Se engloba dentro de lo que se conoce como espondiloartritis, un grupo de patologías reumáticas que sufre aproximadamente medio millón de personas en España. En el caso de la artritis psoriásica, su prevalencia se sitúa en el 0,58% de la población, lo que supone alrededor de 220.000 afectados, según datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER).
Al igual que en otras afecciones reumáticas, el retraso en el diagnóstico es uno de los obstáculos principales a los que se tienen que enfrentar las personas con APS a la hora de abordar la enfermedad. Los expertos insisten en la importancia de poder llegar a tiempo, pues de ello dependerá en buena medida la calidad de vida del paciente.
La afección cursa con hinchazón, calor, cambio en el color y limitación del movimiento de las articulaciones. Este tipo de artritis es además frecuentemente erosiva, produciendo daño en el hueso. Por otro lado, puede ocurrir que la artritis psoriásica provoque daños más allá de las articulaciones. “De hecho, se estima que un subgrupo de pacientes presenta afectación ocular bilateral que puede pasar desapercibida al inicio, pero que se debe prestar atención en ella, ya que podría derivar en una uveítis (inflamación de la capa media del ojo)”, destaca Raquel Almodóvar, reumatóloga del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid).
Asimismo, continúa la especialista, “se puede ver afectado el tubo digestivo, puesto que se ha demostrado que hay un nexo entre la inflamación intestinal y la articular (enfermedad inflamatoria intestinal)”.
Factores de riesgo de la artritis psoriásica
Aunque se desconoce la causa de la artritis psoriásica, se cree que influyen en su aparición factores, genéticos, inmunológicos y ambientales. Diferentes estudios muestran que “la obesidad y el síndrome metabólico son más prevalentes en las personas con APS que en población general e, incluso, que entre los pacientes exclusivamente con psoriasis. Esto provoca un peor pronóstico al asociarse a una mayor severidad de la APS, depresión, peor calidad de vida e incremento del riesgo cardiovascular”, detalla Santiago Alfonso, director de Acción Psoriasis.
Por ello, el especialista advierte que es fundamental que las personas con APS tomen conciencia, se impliquen en el control de su patología y adopten hábitos de vida saludables.
Se ha demostrado que el alcohol y el tabaco influyen negativamente en esta enfermedad inmunomediada. Al respecto, “los pacientes fumadores con espondiloartritis responden peor a los tratamientos y presentan más lesiones en sus radiografías de columna que los que no fuman. Dejar de fumar mejorará su enfermedad y, por tanto, su calidad de vida”, precisa Almodóvar, quien también destaca que “a pesar de ser una enfermedad crónica, con las nuevas terapias se asegura que el paciente puede realizar las acciones diarias de forma independiente, manteniendo una vida activa”.
Por último, desde la SER recuerdan la necesidad de que los afectados practiquen ejercicio físico, ya que mejora la forma física, la flexibilidad y el dolor. Además, contribuye a disminuir la inflamación y aumenta la calidad de vida.