Imagina un puente frente a ti. No es muy largo y tampoco está a mucha altura. Nada que te infunda temor o que te impida cruzarlo. Un paso, otro y… el puente no resiste. ¿La razón? La estructura, sostenida en base a frases motivacionales y grandes expectativas. Es la metáfora a la que recurre Beatriz Crespo, doctora en Medicina y en Rendimiento Deportivo, para explicar por qué el 80% de las personas que intenta crear un hábito fracasa en el intento. La experta acaba de publicar Microhábitos saludables, un libro que ofrece los cimientos exactos para que ninguna plataforma sobre la que se quiera cruzar se caiga.
Sigamos con la imagen evocada: “Cuando el puente se viene abajo, en vez de preguntarte qué está fallando de la estructura, te culpas a ti misma. Esto afecta a la fuerza de voluntad y a la creencia de que no se es constante. Se generan una serie de trampas mentales”, detalla la experta. Trampas mentales provocadas por técnicas que, aunque tienen su base científica, “vienen de una época o de unos años en los que el ritmo de vida que teníamos no estaba ni tan globalizado ni era tan rápido como el actual”.
En este sentido, a la hora de querer cambiar algún aspecto de la vida, Beatriz Crespo advierte que un error muy común es tomarse el hábito deseado como un reto o un desafío. La realidad es que, según ella, no es ni una cosa ni la otra, pues este pensamiento lleva a menudo a buscar rutinas que “no encajan con quién eres”. Un síntoma de ello es la resistencia interna, la apatía o la pereza que provoca llevarlo a cabo. “Lo más seguro es que no esté alineado con tu identidad ni con tu momento vital. Por ejemplo, correr es excelente, liberador para muchas personas, pero para otras es una tortura”, indica.
En este punto, el conocimiento de uno mismo resulta clave: “El camino a la salud pasa por hacer menos y hacerlo mejor. No se puede estar constantemente buscando sacrificios y metas para lograrlo. No se necesita más fuerza de voluntad, sino estrategias más humanas. La nueva fuerza de voluntad es saber cuándo parar, no cuándo seguir”. Y es aquí donde entran los microhábitos saludables que dan el título al libro de Beatriz. En el fondo, se trata de descomponer hábitos, de ofrecer variedad, de que cada persona tenga diferentes alternativas.
De acuerdo con la experta, “la mente actual busca 10.000 opciones diferentes y un placer inmediato, como ocurre con las plataformas audiovisuales de suscripción. Ya no hay posibilidad de hacer las cosas de una forma, sino muchas. Podemos usar esa necesidad de variedad a nuestro favor”. Un ejemplo sencillo y práctico: no repetir siempre el mismo snack saludable. Si una persona descubre las tortitas de arroz y las toma todos los días a media mañana, llegará un punto en que se canse de ellas. ¿El secreto? Exacto, en la variedad. “Combinar distintos snacks saludables hace que te cuides sin darte cuenta porque al final sales de la rutina”, añade Beatriz.
La importancia de los microhábitos sobre la salud mental
La conexión del cerebro con otros órganos está más que comprobada. “El poder de los microhábitos es que cuando los combinas bajo la evidencia científica tienen efectos cruzados físicos, emocionales, a nivel del sistema nervioso, etc. Por ejemplo, ya se está demostrando el poder que tiene el entrenamiento del olfato para la gestión de las emociones”, detalla la experta, quien añade que la descongestión nasal favorece la activación de partes del cuerpo que ayuda a tomar mejores decisiones en el día a día.
