8 octubre, 2024

Cáncer de vejiga: los síntomas de alerta que conviene conocer para detectarlo a tiempo


El cáncer de vejiga es uno de los 10 más frecuentes en el mundo y es aún más prevalente en países como España, donde ocupa el quinto puesto. Cada año se diagnostican en torno a 22.000 nuevos casos en nuestro país. Estos tumores tienen un buen pronóstico cuando se detectan a tiempo, mientras la supervivencia es significativamente inferior cuando el diagnóstico llega tarde. Por ello, es fundamental conocer los síntomas de alerta, aunque no siempre están claros. También es importante estar al tanto de los factores de riesgo, que permiten perfilar qué personas deben estar más atentas a esos signos de peligro porque tienen una mayor propensión.
A partir de ahí, en caso de sospecha, se dispone de técnicas para hacer un diagnóstico certero y, de este modo, aplicar cuanto antes los tratamientos más eficaces para cada caso. El problema es que hay diversos obstáculos que dificultan esta tarea. Uno de los problemas principales del cáncer de vejiga es su elevado porcentaje de reaparición. Incluso después del tratamiento, puede volver a surgir en un 70% de los pacientes. Además, muchas veces el nuevo tumor es más agresivo que el anterior. Por ello, los pacientes necesitan someterse a pruebas de seguimiento de 2 a 4 veces al año durante al menos 5 años. 
Existe un amplio margen para avanzar en el desarrollo de nuevos sistemas de diagnóstico y seguimiento, así como de tratamientos más precisos y efectivos, tal y como se puso de manifiesto en un debate organizado por CaixaReserach el pasado 25 de septiembre, que contó con tres investigadores implicados en el desarrollo de técnicas de detección y tratamiento del cáncer vesical: Marta Dueñas, investigadora responsable del grupo de Oncología Genitourinaria y Celular y Molecular del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre de Madrid; Samuel Sánchez, líder del grupo de Nanobiodispositivos Inteligentes y profesor de investigación ICREA en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) de Barcelona; y Antoni Vilaseca, médico adjunto del Servicio de Urología del Hospital Clínic de Barcelona, investigador en el grupo de Genética y Tumores Urológicos del IDIBAPS y profesor asociado en la Universidad de Barcelona (UB).

Personas con más riesgo de cáncer de vejiga

El cáncer de vejiga es, tal y como expuso Vilaseca, “una proliferación anormal de las células de la vejiga, concretamente aquellas que recubren la vejiga, que son las que están en contacto con la orina”. Este dato es muy importante porque es un tumor cuya aparición se relaciona con la exposición a través de la orina con ciertas sustancias químicas. Las sustancias presentes en el tabaco son las principales, pero también se ha demostrado la vinculación de otras, como tintes o hidrocarburos.
Además de estar muy ligado al hábito de fumar, se trata de un cáncer bastante más frecuente en los hombres. Se calcula que, “por cada mujer diagnosticada, se detecta en tres o cuatro hombres”, apuntó el especialista del Hospital Clínic.
La alimentación, el sedentarismo y la genética, que pueden jugar un papel más o menos importante en el desarrollo de otros tipos de tumores, no parecen tener un rol especialmente relevante como factores de riesgo del cáncer de vejiga.

Síntomas de alerta de los tumores de vejiga

Los síntomas que produce el cáncer de vejiga pueden ser muy variados. Estos son los más destacados:
Presencia de sangre en la orina (hematuria). Es el más frecuente.
 
Dolor al hacer pis.
 
Molestias al orinar.
 
Sensación de irritación en la vejiga.
 
Aumento de la frecuencia miccional.
 
Sensación de que se necesita orinar inmediatamente, incluso cuando la vejiga no está llena.
 
Dificultad para hacer pis o flujo débil de la orina.
 
Tener que levantarse para orinar muchas veces durante la noche.

Diagnóstico del cáncer vesical

No existe un protocolo de cribado o screening para detectar estos tumores antes de que se presenten los síntomas, tal y como se hace con el cáncer de colon o el de mama. De ahí que el diagnóstico tenga como punto de partida los síntomas que presenta el paciente, que llevan a su médico a iniciar el protocolo para confirmar o descartar la existencia de un cáncer de vejiga. Básicamente, el procedimiento se basa  en las siguientes pruebas:
Un análisis de orina para confirmar si hay sangre en la orina.
 
Pruebas de imagen, empezando por una ecografía.
 
Una prueba denominada cistoscopia, que consiste en introducir por la uretra una sonda con una cámara en la punta para poder ver la vejiga por dentro.

Avances en diagnóstico y tratamiento

En el debate de CaixaResearch se expusieron algunos de los avances en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de vejiga que se están investigando y poniendo a punto en los laboratorios y hospitales. Uno de estos proyectos destacados es el que ha desarrollado el equipo de Dueñas. Se trata de una estrategia con la que es posible diagnosticar mediante un simple análisis de orina la presencia de un tumor de vejiga y, además, perfilar qué candidatos van a responder a la terapia. Si finalmente es validado clínicamente, este sistema, denominado BlaDimiR, evitaría la repetición de pruebas y la administración de tratamientos invasivos y dolorosos que en buena parte de los casos no reportan ningún beneficio al paciente pero se realizan porque actualmente no existe ningún método que permita predecir si van a funcionar o no. 
En cuanto a la investigación en nuevos tratamientos, Sanchez presentó una estrategia desarrollada por su laboratorio que consiste en el uso de nanopartículas capaces de administrar agentes terapéuticos directamente al tumor. En el proyecto Bladdebots se han desarrollado nanorrobots que atacan el cáncer de vejiga. Están compuestos por una esfera porosa a cuya superficie se han incorporado distintos componentes que cumplen diferentes funciones: además de una enzima que reacciona con la urea presente en la orina y permite que la máquina se propulse, las nanopartículas también transportan yodo radioactivo, un tratamiento que se utiliza para el abordaje localizado de tumores. La combinación de ambos elementos permite dirigir el tratamiento de una forma más directa y eficiente al tumor. Este sistema se encuentra aún en fases iniciales de investigación.

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