12 marzo, 2025

Cenar en ‘modo desayuno’: pros y contras del ‘brinner’


Siguiendo la estela del brunch, cada vez más personas –y establecimientos hosteleros– están adoptando una tendencia foodie que en ciudades como Londres, por ejemplo, ya practican a diario una de cada 10 personas: el brinner, término que surge de la contracción de breakfast for dinner y que consiste, básicamente, en consumir por la noche alimentos y preparaciones típicas del desayuno.
Muchos atribuyen el origen de esta moda al chef australiano Bill Grangner, conocido como “el padrino de las tostadas de aguacate” (precisamente, una de las opciones top del brinner), pero la mayoría de las fuentes apuntan a que procede de Estados Unidos, un país en el que en el 11% de los hogares considera al tazón de leche con cereales como su cena preferida y donde, según una encuesta de la National Restaurant Association, el 70% de la población desearía que los restaurantes sirvieran desayunos durante todo el día.   

Así es el ‘menú tipo’

Basta darse una vuelta por el hastag #brinner en X o Instagram para acceder a una completa galería fotográfica (tanto de establecimientos como de particulares) que permite hacerse una idea de cuál es el menú habitual de quienes practican esta tendencia. 
Asimismo, las cartas brinner de los restaurantes que ofrecen esta opción se caracterizan por la variedad de alimentos (que generalmente no se limitan a los típicos del desayuno), la originalidad de las preparaciones y/o combinaciones, la fusión de distintas tendencias culinarias, etc.  
Aunque se trata de un modelo de ingesta que no se ajusta a pautas rígidas, hay algunos componentes básicos que forman parte de esta opción y que pueden servir de ejemplo para no iniciados de lo que sería un brinner tipo: 
Huevos: es uno de los platos estrella en todas sus versiones: revueltos, fritos, a la plancha, en tortilla…
 
Fiambre de jamón/pavo.
 
Salmón ahumado.
 
Tostas (dulces y/o saladas) y con distintos tipos de panes.
 
Copos de avena.
 
Aguacate: Otro alimento básico, sólo o formando parte de otras preparaciones: tostas, como guarnición de tortillas, en tándem con queso fresco…
 
Diferentes tipos de bebidas vegetales: avena, soja, almendras…
 
Leche y queso fresco.
 
Yogures variados (el griego es el más popular).
 
Semillas (chía, lino, quinoa) y frutos secos (nueces, almendras laminadas…).
 
Cereales: de maíz, de trigo, “de colores” (aritos)…
 
Frutas (solas o añadidas al yogur): frutos rojos, kiwi, fresas, plátano en rodajas…
 
Tortitas o panqueques.
 
Smoothies y freakshakes (batidos de helado).

¿Es una opción recomendable?

Desde el punto de vista nutricional, ¿es el brinner una alternativa saludable y/o recomendable frente al estilo de cena convencional?  En opinión de Laia Gómez, dietista-nutricionista de Alimmenta, “todo depende de lo que cada uno entienda como desayuno: no es lo mismo desayunar y, por lo tanto, si se opta por el brinner, cenar, leche con cereales que pan integral con un huevo. Pero en principio, el planteamiento de hacer una ingesta nocturna similar a la del desayuno no me parece adecuado, ya que con este modelo, difícilmente se consigue una cena nutricionalmente completa”.
Concretamente, tal y como comenta la experta a CuídatePlus, el principal riesgo del brinner es la posibilidad de que haya una carencia de algún grupo de alimentos y/o que la cantidad de un alimento o nutriente sea pobre.
Asimismo, determinadas opciones incluidas en esta tendencia resultan especialmente desaconsejables, debido principalmente a la cantidad de azúcares que aportan. Es el caso de los cereales con leche que para Gómez supone la peor elección “ya que facilita consumir más hidratos de carbono de los necesarios y, en caso de realizar una mala elección de cereales, ingerir mucho azúcar. Aunque yo no recomendaría esta opción, para los que se decanten por ella les aconsejo que se fijen en que los cereales no contengan más de 6-8 g de azúcares simples y, mejor, que sean integrales. En cualquier caso, hay que tener claro que un vaso de leche con cereales es una cena muy incompleta”.
Otro factor a tener en cuenta es la ingesta calórica, ya que es sabido que en la cena, el número de kcal que el organismo necesita es menor que las que se requieren en el desayuno (entre otras razones, porque durante el sueño el metabolismo se ralentiza), así que tanto el aporte de calorías como la mayor cantidad de hidratos de carbono tienen “más sentido” en la primera comida del día que en la cena.
Algunos expertos han advertido sobre el potencial impacto que puede tener adoptar el patrón de ingesta del brinner a nivel de las hormonas (se ha asociado, por ejemplo, a un aumento de los niveles de insulina) y su efecto en la alteración del ritmo circadiano. 
Gómez opina al respecto que “realmente, lo que nos debe preocupar, más que el posible efecto en las hormonas o en el ritmo circadiano, es cómo impacta el consumo de ciertos alimentos, sea la hora del día que sea, ya que, como hemos comentado, tomar todos los días un vaso de leche con cereales azucarados no es saludable, ni en el desayuno ni en la cena. Y, de igual forma, lo importante no son tanto las calorías como el tipo de alimentos y la calidad nutricional de las ingestas”.

Comodidad, variedad y otras ventajas

Para la dietista-nutricionista, el principal punto a favor del brinner es la comodidad de preparación que ofrece, “ya que suelen ser comidas muy simples y fáciles de elaborar”.
Además, bien planificado y con las raciones y los alimentos adecuados, puede ser una excelente vía para adoptar el hábito de seguir un estilo de cena ligero.
El brinner es una buena alternativa para los días de semana, sobre todo cuando los horarios laborales son irregulares y se llega tarde a casa (evitando así recurrir a los precocinados).
También es una opción muy atractiva para las personas a las que no les gusta (o no les apetece) cocinar. Funciona muy bien como “plato único” (siempre que se asegure el equilibrio adecuado de nutrientes).
La variedad de alimentos permite hacer distintas combinaciones y dar rienda suelta a la creatividad, favoreciendo así la preparación de recetas que rompen la monotonía. Y, en muchos casos, facilita un menú más accesible y económico que preparar una cena “al uso”.

Cómo ‘mejorarlo’ nutricionalmente

La clave para optimizar los “pros” y minimizar los “contras” del brinner está en adaptar esta fórmula a las pautas de una alimentación sana, equilibrada y, preferiblemente, ligera, tal y como explica Gómez: 
“Se deben evitar los alimentos ricos en azúcares simples, como galletas, bollería o cualquier tipo de dulces típicos en el desayuno (mermelada, chocolate…)”.
 
Asimismo, y para que sea una ingesta nutricionalmente adecuada, la experta incide en la importancia de que el brinner incluya una ración de proteínas completas, de calidad y bajas en grasas (carne, pescado, huevos o legumbres). 
 
“En cuanto a los cereales (como por ejemplo el pan), siempre deben ser integrales. También se pueden incorporar pasta y arroz (ambos integrales) o patata”. 
 
Una de las carencias de esta tendencia que es importante subsanar es incluir una ración de verduras: “Puede que para muchas personas sea lo más complicado, pero hay que tener en cuenta que las verduras son fundamentales para asegurar una dieta saludable, completa y, también, para evitar excederse con el resto de alimentos, como las grasas o los cereales”.
 
También es importante controlar la cantidad total de calorías, de grasas y de azúcares, así como el tamaño de las porciones. En este sentido, la pauta de la dieta mediterránea es un buen “guion” a seguir.
 
Respecto a la hora más recomendable para hacer el brinner, Gómez apunta que, más que el horario, lo más importante son los alimentos que se elijan, “pero al igual que en la cena convencional’, lo más recomendable siempre es realizar la última comida del día sobre las 20,00 horas, o incluso antes: a las 19,00 horas”.
 
Y, muy importante: el café (un indispensable del desayuno habitual), siempre descafeinado si se toma por la noche.

Ideas para un ‘brinner healthy’

Estos son algunos ejemplos de opciones brinner “aptas”, saludables y nutricionalmente equilibradas: 
Tostas: de aguacate y huevo poché; de salmón y alcaparras; de tomate y espárragos; de mejillones con tomate cherry…
 
Sandwich: de aguacate, salmón, mayonesa ligera y brotes de soja; de tomate, espárragos, huevo duro y atún; de rúcula, queso untable ligero y nueces…
 
Bol de ensalada: lechugas de todo tipo, espinacas, canónigos, tomate cherry, yemas de espárragos, crudités (zanahoria, apio), aceitunas negras, huevo duro, etc., aderezada con aceite de oliva o una vinagreta ligera.
 
Tapas (proteínas + verduras): ventresca con pimientos, pisto con huevo a la plancha; tortilla de verduras (espinacas, champiñones…); huevos revueltos con guarnición verde…
 
Platos dulces/postres: tortitas de clara de huevo y avena; yogur griego con frambuesas (u otras frutas del bosque); macedonia de frutas…
 

Fuente

Comparte esta noticia:

Otras noticias:

Noticias relacionadas