La sede del instituto de Investigaciones Jurídicas “Fray Bartolomé de las Casas”, creado por el papa Francisco para el estudio de las migraciones y el colonialismo, fue la sede del encuentro entre el camarista Alejandro Slokar y el exintegrante de la Corte Suprema argentina, Raúl Eugenio Zaffaroni y una delegación china encabezada por el vicepresidente del Tribunal Superior Popular de la provincia de Shandong, Fu Guoqing. A la delegación de la provincia de casi 100 millones de habitantes, situada en la costa Este de China, también se unieron el presidente del Tribunal Popular de Apelaciones de la ciudad de Zaozhuang, Yu Xitao, el presidente del Tribunal Popular de Apelaciones de la ciudad de Weihai, Huang Mingchun, la presidenta del Cuarto Tribunal Penal de Shandong, Wang Ping, el director de la Inspección del Tribunal Popular Superior de Shandong, Qu Jianjun, y el director general de Shandong Hailian Foreign Exchange Ltd., Li Huabing.Los participantes intercambiaron puntos de vista sobre los temas más importantes de la agenda global, que dominan el tablero jurídico mundial, en áreas estratégicas como el impacto de la alta tecnología en las comunicaciones y el cuidado ambiental por vía de la electromovilidad, entre otros.La visita explica en gran medida la importancia de la colaboración entre las naciones. Y es que China, luego de Brasil, es el principal socio comercial argentino, fundamentalmente para las regulaciones legales de la industria tecnocientífica en materia de comunicación.Zaffaroni explicó que “el poder de la tecnología ya no es un mero poder físico de coerción, y aún de destrucción, sino que compromete la libertad de los ciudadanos al afectar y hasta cancelar su propio criterio para decidir, con el consiguiente riesgo para la integración comunitaria y la democracia”.Por su parte, Slokar subrayó la necesidad de perfeccionar los regímenes jurídicos para la protección de la autonomía personal y la privacidad frente a los núcleos monopólicos tecnológicos en la actual “digitalidad cultural”, y dijo: “Los nativos digitales ya oscilan en los 35 años en nuestro país, quienes no quieren que venga el Estado o un privado y le diga que hacer, cuando hacerlo y cómo hacerlo, desde la algoritmización de la vida misma”. Agregó además: ”El big data y la inteligencia artificial son el costado peligroso de un universo digital donde los ciberciudadanos concurren en forma ingenua, sin advertir aquellas sombras que se ciernen sobre ellos y la propia humanidad”.Zaffaroni concluyó que “por poderosa que sea la tecnología, siempre tiene límites frente a lo humano”.