La hepatitis C cuenta con un tratamiento eficaz que ha llevado a los científicos a aseverar que la erradicación de esta infección es posible. Sin embargo, sigue existiendo una alta tasa de infradiagnóstico, que lleva a que una de cada tres casos se diagnostique tarde, cuando el daño en el hígado es irreversible. Las sociedades científicas implicadas en esta enfermedad han aprovechado el Día Internacional de la Hepatitis C, que se celebra el 1 de octubre, para concienciar sobre los pasos que hay que dar para acabar con ella.
La Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) señala que España, con cerca de 170.000 pacientes tratados y curados desde 2015, lidera a nivel mundial la lucha contra el virus de la hepatitis C (VHC). Aún así, considera “necesario seguir avanzando en la eliminación de esta infección viral crónica para la que no existe vacuna, pero sí un tratamiento que la cure”. Tal y como precisa Javier García-Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (Aehve) y jefe de la Sección de Hepatología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, “una década después de la llegada de los antivirales de acción directa (ADD) que curan la enfermedad, se producen semanalmente en nuestro país cuatro muertes imputables a causas relacionadas con la hepatitis C que son evitables, puesto que hay un tratamiento que la cura prácticamente en el 100% de los casos y que, si se administra de forma precoz, puede evitar el daño que causa en el hígado a lo largo de los años”
Estrategias para mejorar el diagnóstico de la hepatitis C
Un panel multidisciplinar de expertos convocado por la Asociación Española para el Estudio del Hígado (Aeeh), ha propuesto recientemente diversas actuaciones prioritarias para lograr el objetivo de eliminar la hepatitis C. Entre ellas destaca el impulso de la detección de casos no diagnosticados, ya que para ello tan solo se precisa un sencillo análisis de sangre. La Aeeh insta a ofrecer la prueba de diagnóstico a todas las personas nacidas entre 1945 y 1975 a las que no se les haya hecho previamente ningún test de anticuerpos frente al VHC. Esta recomendación no está incluida en el Plan Nacional para el Abordaje de la Hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud. Según la Aehve, los casos que quedan por diagnosticar, tratar y curar son los de aquellas personas que contrajeron la infección hace dos décadas y no saben que la tienen o no fueron tratadas en su momento.
“Cada persona con un diagnóstico tardío (los síntomas de la hepatitis C son inespecíficos y la enfermedad puede tardar hasta 20 años en manifestarse) generará una gran carga de enfermedad -cirrosis y cáncer de hígado, entre otros- para el sistema sanitario”, explica Marta Casado, presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).
Síntomas de la infección
La hepatitis C es una infección que generalmente no presenta síntomas y por eso se suele calificar de enfermedad silenciosa. Este es el principal motivo por el que los expertos apuestan, por la realización de pruebas sanguíneas de detección en los colectivos de mayor riesgo, independientemente de si presentan síntomas o no.
La patología puede aparecer de forma aguda (cuando se produce en los seis meses siguientes tras la exposición al virus) o crónica. La infección aguda suele ser asintomática en aproximadamente el 80% de los casos y, en los casos en los que se manifiesta, los síntomas pueden ser leves y confundirse fácilmente con los de otras enfermedades: ictericia, fiebre, cansancio, inapetencia, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina de color oscuro, decoloración de las heces, dolores articulares…
Cuando no se administra tratamiento, la hepatitis C aguda evoluciona hacia la cronicidad en un porcentaje variable de casos, entre el 50 y el 80%, aproximadamente. Al cabo de los años, puede desembocar en insuficiencia hepática, cirrosis y cáncer de hígado. Se calcula que entre el 15 y el 40% de las personas eliminan el virus espontáneamente después de exponerse a él.
Personas con más riesgo de hepatitis C
El VHC se transmite fundamentalmente por contacto directo con sangre infectada. Estos son algunos de los grupos de riesgo más destacados:
Usuarios de drogas por vía inyectada.
Quienes recibieron transfusiones de sangre o hemoderivados antes de 1992 (año en el que se empezó a analizar de forma sistemática la presencia del virus).
Personas con contactos sexuales de riesgo (sobre todo, hombres que tienen sexo con hombres).
Hijos de mujeres con infección por el virus C.
Individuos que se han hecho tatuajes o perforaciones, o se han sometido a acupuntura, en lugares no seguros.
Tratamiento eficaz de la hepatitis C
La introducción a partir del año 2011 de unos fármacos muy eficaces, los ADD, ha dado un vuelco al tratamiento de la infección por el virus C, ya que con ellos es posible alcanzar tasas de curación de hasta el 97% de los casos.
Según la fase del ciclo de replicación del virus de la hepatitis C sobre la que actúan, los fármacos reciben diferentes nombres y se agrupan por clases o familias:
Inhibidores de la proteasa
Inhibidores de la polimerasa
Inhibidores de la proteína NS5A