Los 90 fueron la década de las súper modelos, y, en esta ola, la alemana Claudia Schiffer se instaló en el podio. Rubia, con rasgos armoniosos, ojos azules, alta y espigada; lograba los mejores contratos. Tal fue su relevancia que hay fuentes que indican que alcanzó una fortuna de 100 millones de dólares. Para llegar a este monto, cada contrato sumaba con varios ceros. Algunas de las cifras: en 1992 firmó un contrato exclusivo con la marca de cosmética Revlon por 6 millones de dólares anuales durante 10 años. También trascendió que cobró 3 millones de dólares por un aviso para la automotriz Citroën.En esos años, además, como cuenta una nota de la edición española de la revista Hola, era comparada con Brigitte Bardot y llegó a ocupar miles y miles de tapas de revistas.En esta carrera meteórica, su principal espaldarazo, como cuenta una nota de la revista Hola, ocurrió cuando a los 17 años un agente de modelos la vio en una discoteca de Düsseldorf, donde ella vivía.La leyenda que retoma una nota de Vogue es que ella estaba bailando junto a un grupo de amigos, cuando el manager de una agencia se le acercó y le preguntó si le gustaría ser modelo y le sugirió que viajara a París para realizar una sesión de fotos. Aunque parezca mentira: ella jamás se había imaginado ese destino y hasta en el colegio se sentía demasiado desgarbada. Su sueño era ser abogada, como su padre.Pero ese puntapié la llevó a cambiar el rumbo. Las fotos llegaron a los creativos de la marca de jean Guess, la más deseada en esos años. Así fue como en 1989 los avisos de esa campaña se volvieron un ícono.Muy poco tiempo después, hizo su primera tapa de revista.Pero el verdadero hito ocurrió cuando Karl Lagerfeld la eligió como musa.”Ofrece 10.000 expresiones distintas y mantiene una auténtica historia de amor con la cámara”, sintetizó el llamado kaiser de la moda sobre ella.La nota de la revista Hola cuenta que después de esa especie de bendición para ingresar a las grandes liga de la moda trabajó para Christian Dior, Yves Saint-Laurent y Dolce & Gabbana, entre tantos popes de la moda.Esa etapa de contratos estrafalarios y admiración suprema por las modelos tuvo su techo. La nota de Vogue precisa que el punto de inflexión fue con la muerte de Gianni Versace, un gran impulsor de esta tendencia.“Éramos como estrellas del rock. No podíamos entrar a un auto a no ser que nos abrieran camino. Había seguridad en cada desfile, y hasta tenían que vigilar mi ropa interior porque a menudo me la robaban”.“Tuvimos mucha suerte de que el fenómeno durara tanto tiempo. Hoy en día la perdurabilidad en la moda es muy complicada. Hay muchas más colecciones y modelos. Cada vez es más difícil para ellas prolongar sus carreras”, dijo Schiffer sobre esa era.En 2002, Schiffer programó que haría su último desfile. Se trató de la presentación de ese año de Yves Saint Laurent (aunque, en 2017 volvió al ruedo para un homenaje a Gianni Versace junto al resto de las modelos de los 90).A principios del milenio, además, se casó con el productor de cine, Matthew Vaughn, y tuvo a sus tres hijos, Casper, Clementine y Cosima.De acuerdo al sitio Los 40, Schiffer desde hace tiempo vive en un encantador castillo en el campo, en las afueras de Londres.Sobre su faceta profesional, hace campañas de fotos puntuales y productos en colaboración con otras marcas, como una línea de vajilla que resultó muy exitosa. También es embajadora de Unicef.
25 abril, 2025
