La motivación se puede entender como la determinación o voluntad que impulsa a la persona a realizar acciones o comportamientos para alcanzar un objetivo o propósito.
Por tanto, la motivación está constituida por todos los factores capaces de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo determinado, según explica la psicóloga Laura Fuster.
¿De qué depende la motivación?
En primer lugar, es muy importante que el propósito fijado sea propio, es decir, que “nazca de nosotros” y no porque esté relacionado con una moda o sea sugerencia de otra persona, indica esta experta en bienestar emocional.
Dos tipos de motivación
En este sentido, los psicólogos diferencian dos tipos de motivación:
Motivación intrínseca. La que viene desde nosotros mismos. Este tipo de motivación hace más probable que se mantenga en el tiempo y, por ello, que se consigan los objetivos deseados.
Motivación extrínseca. Viene marcada por el exterior. Por ejemplo, “apuntarnos al gimnasio en septiembre porque todo el mundo lo hace o a clases de inglés porque nos obliga el jefe”. Con este tipo de motivación es “probable que cumplamos un tiempo, pero no será un esfuerzo permanente ni a largo plazo”.
Ser conscientes del modo de vida y horarios
Por otro lado, debemos tener en cuenta la influencia de nuestro modo de vida actual y el horario que tenemos.
“Para mantener la motivación va a ser importante que al principio cumplamos con el compromiso adquirido, por ejemplo, ir al gimnasio el lunes por la tarde”, explica Laura Fuster. Para ello, debemos ser conscientes del tiempo real con el que contamos y, asegurarnos de que esa tarde “vamos a tener suficiente tiempo libre como para ir al gimnasio y cumplir nuestro objetivo”.
Hábito para una motivación menos dependiente del entorno
Las circunstancias que vivimos en un determinado momento pueden potenciar o reducir la motivación. “Por ello, es importante crear un hábito que haga que nuestra motivación dependa menos del entorno o mis vivencias”, señala Laura Fuster.
Pero tenemos que tener claro que nuestra gestión interna es clave, ya que, las personas que cumplen sus objetivos saben automotivarse y animarse. “Pueden priorizar la actividad y marcarse la disciplina, aun en momentos en los que no les apetece o tienen circunstancias adversas”, indica esta experta.
Causas de pérdida de la motivación interna
Las causas por las que perdemos la motivación son variadas:
Nos hemos marcado objetivos poco realistas: los objetivos muy ambiciosos pueden hacer que no los cumplamos y, al no obtener éxito, disminuya nuestra motivación.
No obtener los resultados esperados: a veces tenemos expectativas de obtener un beneficio rápido o un gran cambio que no llega. Esto hace que nos desmotivemos. Por ejemplo, esperar perder muchos kilos de peso cuando hemos ido al gimnasio tres veces.
Esperar a tener ganas para realizar la actividad: lo ideal sería tener motivación todo el tiempo y hacer las cosas solo cuando tenemos ganas. Pero en la vida real esto no suele ocurrir, “por lo que debemos ser conscientes de que muchas veces realizaremos una actividad con poca motivación y, una vez estemos inmersa en ella, las ganar irán aumentando”, indica Fuster.
¿Qué circunstancias nos suelen hacer perder la motivación?
Las circunstancias externas que nos pueden hacer la motivación son del tipo:
Errores que cometemos
Algunos errores que cometemos a veces por ignorancia o sin darnos cuenta y que nos hacen perder son la motivación son:
Ejemplos de trucos para conseguir cumplir objetivos
Laura Fuster ofrece una serie de ejemplos de objetivos generales convertidos en pequeñas acciones diarias:
Y es que es importante tener claro que la motivación que vamos a necesitar para hacer pequeñas acciones es “mucho menor que cuando nos planteamos un gran objetivo”.
Además, las pequeñas acciones constantes se convierten en hábitos y los hábitos generan resultados permanentes, añade esta psicóloga.
Recomendaciones prácticas
Algunas claves o recomendaciones prácticas para encontrar y mantener la motivación en tiempos difíciles son:
