El próximo cambio de hora será de la madrugada del 29 de marzo (sábado) al 30 de marzo (domingo). Esta noche debemos adelantar el reloj por lo que a las 2 de la mañana serán las 3, lo que significa que dormiremos una hora menos, y esto nos puede afectar a la salud.
Como Explica a CuídatePlus Rosario Hill Cuadrado, psicóloga general sanitaria del Grupo Unison Health en Vithas Nervión, “al cambiar la hora, nuestro cuerpo también se ve afectado. Tenemos un ritmo interno, el ritmo circadiano, que regula nuestro sueño, nuestra energía y nuestro estado de ánimo y este ritmo necesita un tiempo para adaptarse al cambio”. Por tanto, será muy normal que “durante ese proceso nos sintamos más cansados de lo normal, más irritables o con dificultad para concentrarnos”.
Estaremos más cansados, no sólo por tener una hora menos de descanso, que también, sino porque, como señala la experta, “nuestro cuerpo se adapta naturalmente a la luz del día, y cuando cambiamos la hora, ese ajuste se descompensa unos días, temporalmente”.
Entre los efectos en el cuerpo sentiremos:
Más sueño durante el día
Dificultades para dormir por la noche
Falta de concentración
Estemos más irritables y con menos energía
¿A quién le afecta más el cambio de hora?
Aunque, como indica la especialista, todas las personas notamos el cambio de hora de alguna manera u otra, la realidad es que hay personas más sensibles y a las que les afecta más. Por ejemplo, señala, “quienes tienen trastornos del sueño, como insomnio o apnea, pueden notar que les cuesta más descansar bien”. También, añade, “quienes padecen trastornos del estado de ánimo, como depresión o trastorno bipolar, pueden notar que estos cambios afectan su equilibrio emocional y las personas con ansiedad, que pueden notar más intranquilidad”.
A este grupo de personas hay que añadir “los niños y los mayores, cuyos patrones de sueño suelen ser más rígidos y menos flexibles a los cambios”.
Consejos para adaptarse
Para facilitar la adaptación al cambio de hora, Hill Cuadrado recomienda seguir algunos hábitos que pueden ayudar a nuestro cuerpo a ajustarse de forma más gradual:
Salir a la calle por la mañana y aprovechar la luz natural. Esto ayudará a que tu organismo se sincronice mejor con tu reloj interno y haga el ajuste de manera más fácil.
Ir ajustando el horario de sueño de forma progresiva, como acostarnos y despertarnos unos 15 minutos antes cada día en los días previos al cambio de hora. Así, el cuerpo se va adaptando de manera más natural al cambio, sin tanta brusquedad.
Hacer ejercicio físico mejora el descanso, pero es mejor evitarlo justo antes de dormir.
Reducir el uso de móviles, tablets y televisión antes de acostarse. Esto ayuda a que tu mente se relaje, ya que estos dispositivos aumentan la estimulación mental y dificultan conciliar el sueño.
Mantener hábitos saludables, como tener horarios fijos de sueño y comida, no solo durante la semana del cambio de hora, sino siempre.
Anticipar el ajuste en niños y mayores
Hacer el cambio de manera gradual nos beneficia a todos, pero especialmente a los niños y a los mayores, ya que, como informa la experta, “su organismo necesita más tiempo para adaptarse y el cambio les afecta más”. Lo ideal es “adelantar o atrasar la hora de dormir entre 10 y 15 minutos cada día durante la semana previa, para que la adaptación sea más gradual y menos abrupta”, concluye.
