8 octubre, 2024

¡Cuidado con las redes! Estos son los hábitos virales para adelgazar que producen problemas irreversibles


Las redes sociales e internet están plagadas de dietas milagro extrañas y peligrosas para la salud. Tampoco son ciertos algunos hábitos para adelgazar aunque estén muy extendidos. ¿A qué riesgos te enfrentas si las sigues? Meritxell Sarrió, miembro de la Comisión de Educación Alimentaria del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa) explica que el problema más habitual de todas las dietas milagros es que causan “déficits nutricionales, fatiga, malestares digestivos, estreñimiento prolongado, desequilibrio de la microbiota intestinal, además del conocido efecto rebote ya que no se sustentan en un cambio de hábitos que puede ser mantenido a largo plazo”.
La especialista precisa que las dietas muy restrictivas “vuelven el metabolismo más lento porque el cuerpo se adapta a la falta de alimentos y reduce el gasto energético para conservar calorías, lo que dificulta la pérdida de peso a largo plazo”. Sarrió también destaca los problemas a nivel psicológico que pueden generar este tipo de tratamientos: “ansiedad, estrés, mala relación con la comida y trastornos de la alimentación mucho más graves como anorexia o bulimia”.
Hemos seleccionado para ti algunas de las dietas y remedios más absurdos, ineficaces y peligrosos. La experta nos aclara en qué consisten exactamente y por qué debes descartarlos.

Dieta de la tenia

Es una práctica peligrosa que consiste en ingerir un parásito, concretamente una tenia (también conocida con el nombre de solitaria) con el objetivo de perder peso. Se pueden ingerir cápsulas que contienen los huevos del parásito o bien directamente la larva. “La tenia se aloja en el intestino delgado donde puede llegar a crecer hasta varios metros de longitud alimentándose de los nutrientes que la persona consume”.
La nutricionista comenta que, teóricamente, la persona perdería peso porque la tenia estaría consumiendo parte de los nutrientes que la persona ingiere, y ésta, por tanto, estaría absorbiendo menos calorías. Pero “se trata de una práctica que carece de respaldo médico y evidencia científica”. Además, advierte Sarrió, lleva asociados muchísimos riesgos como son: déficits nutricionales por malabsorción de vitaminas y minerales e infecciones intestinales (taeniasis) que puede causar síntomas como dolor abdominal, náuseas, mareos, cefalea, diarrea, nerviosismo, prurito perianal, debilidad y hasta síndromes alérgicos.
“También hay que tener en cuenta que, pasado un tiempo habría que llevar a cabo la expulsión de la tenia mediante el uso de medicamentos antiparasitarios. Lo que supone otro riesgo, ya que una infección por tenia puede causar complicaciones si no se trata adecuadamente. Algunas de ellas muy graves si los huevos de la tenia migran a otras partes del cuerpo como hígado o cerebro, pudiendo llegar a suponer un riesgo para la vida”.

Dieta de la gonadotropina coriónica

La gonadotropina coriónica humana (hCG) es una hormona producida durante el embarazo. Esta dieta consiste en administrar esta hormona en forma de inyecciones, gotas sublinguales o pastillas combinado con una restricción calórica muy severa (dietas de entre 500-800kcal). Esta práctica “se basa en el método del doctor Simeons que propone que la hCG ayuda a perder peso al movilizar la grasa almacenada y reducir el apetito”.
Como sucede en la dieta anterior, tampoco existe evidencia científica que respalde un efecto significativo en la reducción de peso más allá de lo que se lograría con la restricción calórica sola.
Pero cuidado porque además de no adelgazar, las personas que siguen esta dieta pueden experimentar “fatiga, irritabilidad, dolores de cabeza, deshidratación y malestar estomacal debido a la baja ingesta de calorías. Además, el uso de hCG puede causar algunos efectos adversos como formación de coágulos de sangre y se han reportado casos de trombosis venosa profunda y embolismo pulmonar en personas que han seguido esta dieta”.

Dieta del grupo sanguíneo

Sarrió detallas que la dieta del grupo sanguíneo fue popularizada por el doctor Peter D’Adamo quien sostiene que las personas deben adaptar su alimentación en función de su grupo sanguíneo (A, B, AB, O) para mejorar su salud y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Según D’Adamo, ciertos alimentos reaccionan de manera diferente con cada grupo sanguíneo debido a factores como las lectinas (proteínas presentes en algunos alimentos) y la evolución genética de cada grupo sanguíneo.

Sin embargo, la evidencia científica que respalda esta dieta es limitada y no concluyente. Una revisión sistemática publicada en The American Journal of Clinical en 2013 concluyó que no existe evidencia que valide los beneficios de salud propuestos por las dietas del tipo de sangre.
Como explica la nutricionista, las personas que siguen este tipo de dietas pueden notar mejoras en su salud, porque reducen el consumo de alimentos ultraprocesados y azúcares, pero es independiente del grupo sanguíneo. Es decir, que “los beneficios se atribuyen a la eliminación de ciertos alimentos no saludables y no a la conexión con el grupo sanguíneo. Además este tipo de dietas puede llevar a restricciones dietéticas innecesarias que podrían causar desequilibrios nutricionales si no se planifican adecuadamente”.

Dieta 5×5 (de la zanahoria)

Se trata de un protocolo de alimentación que consiste en tomar cinco zumos de zanahoria al día durante cinco días, junto a una alimentación libre de gluten, lácteos, granos y semillas. Es un régimen de desintoxicación o limpieza que combina los beneficios de los jugos de zanahoria con restricciones alimentarias para promover la pérdida de peso, mejorar la digestión y/o depurar el organismo.
El jugo de zanahoria es una fuente rica en vitamina A (betacaroteno) y antioxidantes, lo que puede ayudar a mejorar la salud de la piel, la vista y el sistema inmunológico. Y al ser un alimento con alto contenido en agua contribuye a la hidratación. Además, el hecho de eliminar granos y gluten para algunas personas puede suponer mejorar la digestión, la hinchazón o la fatiga e incluso reducir la inflamación, sobre todo si los productos eliminados tienen como principales ingredientes harinas refinadas y son altos en azúcares y grasas de mala calidad.
No obstante, esta ingesta no es buena idea, avisa la especialista: “Al eliminar grupos importantes de alimentos es posible que el cuerpo no reciba todos los nutrientes necesarios. Aunque es solo por cinco días, puede ser insuficiente si no se equilibra adecuadamente”. También puede darse el efecto rebote al tratarse de una dieta muy restrictiva y baja en calorías, por lo que los resultados en la pérdida de peso lo más probable es que no sean sostenibles a largo plazo.
Además, resalta Sarrió, existe riesgo de carotenemia (grandes cantidades de jugo de zanahoria pueden llevar a una acumulación de betacaroteno en el cuerpo, lo que puede causar un tono amarillento en la piel, aunque esto no supone un peligro para la salud). También puede ocurrir que, debido a la falta de carbohidratos complejos, las personas que siguen esta alimentación sientan fatiga y falta de energía.

Ponerse plástico en la tripa para adelgazar al sudar

Envolverse la tripa con film plástico o usar fajas de sudor es una práctica que algunas personas utilizan para tratar de adelgazar o reducir medidas a través del sudor. “Al envolver el abdomen con plástico, debido al aumento de la temperatura corporal, las personas suelen sudar más. Esto hace que dé la impresión de haber perdido peso, pero la realidad es que se está perdiendo agua y no grasa. Por tanto, se trata de una técnica que no es efectiva ni saludable”, sentencia la especialista.
Porque sudar más no significa quemar más grasa ya que el sudor solo representa una pérdida temporal de líquidos. Una vez te rehidratas recuperas el peso perdido por el sudor. Además, envolver una zona del cuerpo, como el abdomen, no va a quemar grasa específicamente de esa área. “La pérdida de grasa ocurre de manera generalizada cuando consumes menos calorías de las que tu cuerpo necesita y el ejercicio ayuda a tonificar los músculos, pero no existe una manera de perder grasa solo en una zona localizada”, precisa la nutricionista.
Como riesgos de esta práctica hay que tener en cuenta que al sudar el cuerpo “pierde líquidos y también sales esenciales, esto puede ocasionar además de deshidratación, mareos, fatiga e incluso golpes de calor. Además, si envolvemos el abdomen con plástico durante mucho tiempo también se pueden producir irritaciones en la piel, rozaduras e incluso infecciones cutáneas”.

Tomar zumo de limón o pomelo para quemar grasa

Esta práctica tan popular consiste en ingerir agua con limón o pomelo en ayunas y se utiliza con el objetivo de quemar grasa. Estos cítricos son muy ricos en vitamina C y sus ácidos naturales pueden estimular la producción de jugos gástricos lo que ayudaría en la digestión. Además, al tomarlos con agua esto ayuda a mantenerte hidratado, lo cual es clave para una buena salud.
Ahora bien, se ha estudiado ampliamente el consumo de zumo de limón y pomelo en un contexto de pérdida de peso y a día de hoy la evidencia es limitada y poco concisa. Se necesitaría más investigación para confirmar su eficacia en humanos.

Además, hay que tener en cuenta que ningún alimento o bebida tiene la capacidad mágica de ‘quemar grasa’, esto solo ocurrirá si existe un déficit calórico.
También hay que tener en cuenta que tomar grandes cantidades de zumo de limón o pomelo en ayunas puede irritar el estómago debido a su acidez, especialmente en personas con problemas de reflujo o acidez estomacal. También puede debilitar el esmalte dental.
Por último, la especialista destaca que el pomelo “interacciona con bastantes medicamentos. Por tanto, sería conveniente siempre consultar primero con un médico o dietista-nutricionista si se está tomando alguna medicación”.
En conclusión, beber zumo de limón o pomelo “puede ser una parte saludable de tu dieta, siempre y cuando no haya problemas digestivos que lo contraindiquen o se esté tomando alguna medicación que pudiera interaccionar. Ahora bien, no esperemos una pérdida de grasa gracias a esta práctica”.

Beber agua con sal

Beber agua con sal para ‘limpiar los intestinos’ o perder peso es una práctica conocida como lavado intestinal con agua salada, pero es importante saber que no es segura ni efectiva para bajar de peso de forma saludable.
El objetivo de esta práctica es producir un efecto laxante para que los intestinos se vacíen rápidamente. Esto puede hacer que la persona se sienta más ligera o vea una pérdida de peso en la báscula a corto plazo. Sin embargo, esta pérdida de peso es solo eliminación de agua y residuos, no grasa.
Algunos de los peligros de esta práctica son, según Sarrió: deshidratación (debido a una pérdida rápida de líquidos), desequilibrios electrolíticos que pueden ser muy peligrosos (debido al alto contenido en sodio), diarrea intensa (que puede ir acompañada de mareos, fatiga y calambres musculares, debido a la pérdida de líquido junto con nutrientes y electrolitos esenciales), impacto en la función intestinal (puede afectar a la función natural de los intestinos produciendo problemas digestivos a largo plazo) y riesgo de hipernatremia (cuando el nivel de sodio en sangre es anormalmente alto y puede llevar a confusión mental, convulsiones, coma y en casos extremos la muerte).

Tomar carbón activado

La especialista de CODiNuCoVa señala que el carbón activado absorbe toxinas en el tracto gastrointestinal y por ello es utilizado en medicina para tratar intoxicaciones y sobredosis, ya que puede ‘atrapar’ ciertas sustancias antes de que el cuerpo las absorba. Ahora bien, advierte, no tiene ninguna propiedad que promueva la pérdida de peso ya que no afecta al metabolismo ni a la quema de grasa.
“Aunque el carbón activado puede ayudar en la eliminación de ciertas toxinas en casos de emergencia médica no existe evidencia de que esto tenga un impacto en la pérdida de peso. Además, se corre el riesgo de interferir en la absorción de vitaminas y minerales, lo que puede conducir a deficiencias nutricionales si se usa de manera continuada. También puede interferir con la eficacia de ciertos medicamentos como anticonceptivos o antidepresivos y ocasionar problemas digestivos como estreñimiento o malestar estomacal”.

¿Cómo evitar caer en dietas milagrosas?

En primer lugar, indica Sarrió, acudir a un dietista-nutricionista colegiado que pueda valorar tu situación concreta y hacer una dieta individualizada de manera profesional. Además, es importante informarse bien, buscar fuentes de información fiables, organizaciones de salud respetadas como la OMS. Y, sobre todo, desconfiar de promesas extremas. “Si te prometen perder peso muy rápidamente y sin apenas esfuerzo es probable que sea insostenible en el tiempo y/o a costa de poner en riesgo tu salud, ya que una pérdida de peso saludable y sostenible en el tiempo nunca es rápida y debe basarse en el cambio de hábitos”.
Así pues, las claves para reconocer una dieta milagro son: 
Promesas de resultados rápidos.
Restricciones extremas (ya sea eliminando grupos enteros de alimentos o reduciendo mucho las calorías).
Testimonios exagerados o basados en el “a mí me funcionó” y uso de productos milagrosos.

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