Londres es una de las capitales con mejor transporte público. Nairobi es una urbe atestada de vehículos donde los ciudadanos pasan horas atascados cada día. El periodista de The Economist Daniel Knowles (Birmingham, Reino Unido; 37 años) se mudó por trabajo de la primera a la segunda y, en medio de un atasco infinito, empezó a reflexionar sobre movilidad, espacio público y cómo el automóvil ha pasado de símbolo de libertad a destrozar nuestras ciudades. Fruto de esas ideas es Carmageddon (Autocalipsis), que publica en español Capitán Swing. Atiende a EL PAÍS por videollamada desde Chicago, donde reside.Pregunta. ¿Cuánto espacio desperdiciamos en las ciudades para adaptarlas a los coches?Respuesta. Muchísimo. Houston, en el mapa, es enorme —como 10 veces París—, pero hay muchísimo espacio desaprovechado y la gente pasa mucho tiempo en coche yendo de un sitio a otro; hay 30 plazas de aparcamiento por residente. Nuestras ciudades han crecido mucho más rápido en espacio que en población, y eso no nos está beneficiando en general: dificulta hacer cosas, pasamos más tiempo en el coche y contaminamos más. Y hay lugares que han hecho lo contrario, como París, Londres y algunas ciudades en España, donde muchos estadounidenses quieren vivir ahora.P. Las ciudades compactas son más sostenibles que las dispersas, pero la mayoría crece hacia el segundo modelo. ¿Por qué?R. Creo que es por una dependencia de la carretera, de la que es muy difícil escapar. Los Ángeles ha invertido enormes cantidades de dinero en transporte público, pero no se usa tanto porque no han cambiado los incentivos para conducir ni han hecho lo suficiente para construir viviendas y otras cosas en torno al transporte público. A menudo, uno se baja de una línea de tren nueva y muy cara, y tiene que caminar un kilómetro y medio hasta el punto más cercano, donde hay un aparcamiento. Va a ser difícil hacer que estas ciudades tan extensas sean más sostenibles, pero para que eso suceda hay que pensar en vivienda, transporte y trabajo. Es necesario sacar a la gente del coche y que se den cuenta de que reducir la cantidad de vehículos es por su propio bien. Las ciudades deben pensar en cómo cobrar por el uso de la carretera, el estacionamiento y los costes de los vehículos, porque de lo contrario, los problemas de congestión y contaminación persistirán. Invertir en transporte público es casi fácil; lo difícil es decirles a los conductores que no siempre se puede conducir a todas partes. Al final, hasta los conductores preferirán esa opción.Una autopista de Nairobi totalmente atascada, en una imagen de archivo. SOPA Images (SOPA Images / LightRocket / Getty Images)P. ¿La solución puede ser cambiar coches por coches eléctricos?R. Creo que cambiar a coches eléctricos es muy importante, pero no es suficiente: necesitamos tener menos coches y conducir menos. Queremos hacer más verde el sistema eléctrico (calefacción, industria…), pero si añadimos más coches será difícil solucionar el problema del calentamiento global. Los coches eléctricos no solucionarán la congestión y ni siquiera la contaminación, porque una parte de la polución se basa en lo que emiten los neumáticos.P. La publicidad muestra al coche como un símbolo de libertad. ¿Lo es?R. En un anuncio eres el único conductor. Es una idea de libertad muy seductora: si fueras la única persona con coche, sería fantástico. Pero como todo el mundo tiene uno, no lo es. Porque cuando todo el mundo tiene uno, estás atascado, gritando, llegas tarde, no encuentras sitio para aparcar y das vueltas porque hay muchísimos coches. La libertad que vende la publicidad de coches no funciona cuando todo el mundo tiene coche. Y creo que la industria automovilística está en serios problemas ahora mismo por muchas razones: han estado vendiendo esta idea de libertad, pero no tienen el mismo atractivo para los jóvenes, porque las ciudades están cambiando. Los descapotables ya casi no se venden. Ahora todos los coches en circulación son tan grandes como los SUV.P. ¿Cuál es la consecuencia de que los coches cada vez sean más grandes y vayan más vacíos?R. Es un gran problema. En Estados Unidos, la cantidad de personas que mueren en accidentes de tráfico cada año ha ido en aumento, sobre todo en los atropellos. La razón es que estos coches grandes, pesados y altos son mucho más peligrosos, es más probable que te maten si te golpean. Los conductores tienen coches más grandes porque otros conductores tienen uno, y lo que no quieres es estar en un coche pequeño y ser golpeado por uno grande. Dentro estás un poco más seguro y todos los de fuera corren más riesgo. Estos coches grandes son un símbolo de lo que ha ido mal con los coches en general y con la industria. Y no caben en los aparcamientos. Además, son menos eficientes, porque transportan solo a una persona.P. ¿Los atascos desaparecen construyendo más carriles en las autovías?R. No. Lo que ocurre es que aumenta el número de personas que conducen. Hay lugares en el mundo donde sería bueno tener más carreteras, como en las zonas rurales de África. Pero en Europa, Estados Unidos y las ciudades ricas de Asia hay suficientes carreteras; el problema es reducir los viajes innecesarios en coche, y se puede hacer fácilmente con un peaje. Si la carretera es gratis, más gente la usa y aumenta la congestión.
El amplísimo carril bici de la calle Rivoli, en el centro de París.Frédéric Soltan (Corbis / Getty Images)P. ¿Qué ciudades están tomando las medidas más interesantes para reducir los coches?R. París ha logrado reducir la cantidad de coches sin tener que poner una tasa de congestión; Nueva York acaba de poner una en enero y Manhattan se ha transformado: antes, tenías que cruzar entre coches y había pitidos y todos se veían cabreados, pero ya no es así. Incluso los conductores están más felices porque antes tardaban una hora en llegar a Manhattan y ahora tardan 20 minutos. Y solo con un peaje de nueve dólares. Así que no valoraban tanto sus viajes, tenían alternativas en transporte público. Que hayan podido hacer eso en una gran ciudad estadounidense me resulta inspirador. En Tokio, todas las autopistas tienen peaje, no puedes tener un coche a menos que tengas un aparcamiento, y no hay estacionamiento gratuito en las calles. Una de las razones por las que la gente conduce es porque a menudo hay estacionamiento gratuito; si eliminas el aparcamiento, la gente conducirá mucho menos.P. ¿Para qué podríamos usar entonces ese espacio?R. Todo ese espacio podría dedicarse a negocios, a viviendas… pero solo se usa para apilar coches. Es una locura. Tengo un amigo en Londres que tiene un piso con parking, pero el administrador no le deja hacer otra cosa que aparcar un coche; así que se compró una furgoneta vieja para aparcarla y guardar cosas dentro. No existe un derecho humano a la vivienda, pero aparentemente sí existe un derecho humano a aparcamiento gratuito. Si llegaran los extraterrestres, pensarían que los coches son las criaturas más poderosas y que nosotros somos sus esclavos.P. La gente asocia el cambio climático al petróleo, pero no a sus coches. ¿Por qué?R. Alrededor del 90% de las emisiones de carbono provienen de 20 petroleras, que venden petróleo, que se convierte en gasolina. Creo que la gente no piensa lo suficiente en lo que provocan los coches: el transporte genera alrededor del 25% de las emisiones en los países desarrollados y el 45% en los demás. Y hay un aspecto secundario que es muy importante: cuanto más dependiente es la sociedad del coche, más contaminan de otras maneras. Si vives en un sitio como Texas, donde conduces a todas partes, tu casa será más grande y las emisiones de la calefacción o del aire acondicionado también lo serán, y además aumentará el coste de servicios públicos como la recogida de basura o el tratamiento de las aguas residuales. Este tipo de ciudad centrada en los automóviles es insostenible. Creo que deshacerse de los coches sería una forma mucho más efectiva de solucionar el problema del clima, mucho más que solo reducir las emisiones del tubo de escape.