Entre el 13 y el 39% de todos los traumatismos dentales se producen en el deporte. Según datos del Consejo General de Dentistas los más frecuentes son: laceración de tejidos blandos, contusiones, fracturas coronarias y radiculares, avulsiones, fracturas dentoalveolares y luxaciones mandibulares. De estas posibles lesiones se entiende la importancia de utilizar cascos o protectores bucales para reducir el daño que un impacto pueda producir.
Y es que cuidar la salud bucodental es una forma de cuidar el rendimiento deportivo. Manuel Máiquez Gosálvez, presidente de la Sociedad Española de Odontología del Deporte (SEOD), explica a CuídatePlus que los protectores bucales son obligatorios en el boxeo, en artes marciales mixtas (MMA), en taekwondo, en hockey sobre hielo y en fútbol americano.
Sin embargo, el experto considera que su uso es recomendable también en otras disciplinas, como en todas las artes marciales, rugby, baloncesto, balonmano, voleibol, béisbol, fútbol, ciclismo, gimnasia, deportes ecuestres, skateboarding, wrestling, halterofilia, squash, waterpolo y hockey hierba o patines.
De esta forma Máiquez considera que debería utilizarse “en deportes individuales o de equipo, donde son indispensables elementos auxiliares como porterías, vallas, raquetas y sticks, contra los cuales se puede impactar o contribuir a la aparición fortuita de traumatismos dentoalveolares en ausencia de protección”
El dentista se sorprende de que en deportes como el fútbol y el baloncesto en los que se producen un gran número de fracturas y traumatismos no sea obligatorio utilizar el protector bucal para practicarlos.
Protectores a medida
Existen muchos protectores bucales en el mercado que se ajustan con calor. Sin embargo, estos no pueden ser comparables con lo que se diseñan en una consulta dental, ya que no se ajustan bien a la anatomía del paciente, no protegen todas las zonas, y, sobre todo, pueden favorecer la aparición de lesiones musculares, algo que en un deporte de élite debemos evitar a toda costa.
“Los protectores bucales también son dispositivos médicos que deben confeccionarse a medida y siempre bajo la prescripción y supervisión de un dentista. Introducir un dispositivo dentro de la boca que en ocasiones tiene un espesor, ha de hacerse comprobando previamente que no va a desequilibrar neuromuscularmente al atleta e incluso poder adaptarlo para ayudar a aquellos pacientes que presentan una maloclusión de base”, explica Máiquez.
¿Cómo funcionan los protectores?
Según Máiquez, los protectores bucales deportivos permiten prevenir y reducir las lesiones orofaciales relacionadas con el deporte “al absorber y distribuir la energía de un impacto reduciendo los posibles daños sobre los dientes, tejidos blandos y articulación temporomandibular. Pero su acción no solo se limita a la boca. De hecho, se ha comprobado que su uso disminuye también la aparición de conmociones cerebrales”.
En los deportes en los que no se espera que se produzca un impacto, como el crossfit o la halterofilia, se utiliza un diseño de protector bucal muy diferente para centrar la protección en los molares (muelas). “El gesto atlético en estos y otros muchos deportes, conlleva la contracción de los músculos masticatorios, el cierre de la boca y el apretamiento y/o fricción de los dientes, algo que puede terminar produciendo fisuras y/o fracturas dentales, pulpitis o rotura de las restauraciones que ya lleva el atleta”, explica Máiquez
Para los Juegos Olímpicos de París 2024 la Fundación Dental Española -con la colaboración de la SEOD- ha diseñado los protectores bucales de 6 jugadores internacionales de la Selección Española de Hockey y de la taekwondista Adriana Cerezo.
Salud y rendimiento deportivo
Las enfermedades periodontales (de las encías) que producen los microorganismos que viven en la boca pueden extenderse por el torrente sanguíneo hasta músculos, tendones y órganos del cuerpo y producir otras afecciones. Estas podrían ser desde una endocarditis bacteriana, una disfunción eréctil, como agravar enfermedades respiratorias, y producir un mayor riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer o de padecer un ictus.
Y es que no sólo las alteraciones de la mordida o las maloclusiones pueden influir en el rendimiento deportivo, sino que la aparición de un problema dental en una competición puede arruinar el desempeño del atleta. “Parece evidente que el correcto desempeño atlético solo se puede obtener cuando el deportista se encuentra en las mejores condiciones de salud, no solo a nivel dental, para centrarse única y exclusivamente en obtener los mejores resultados”, dice Máiquez.
Y es que tenemos 32 muelas en los que puede aparecer caries, erosiones dentales, traumatismos, problemas derivados de las encías en mal estado, impactación total o parcial de las muelas del juicio que producen episodios agudos de pericoronitis y las odontalgias de origen pulpar por fisuras, traumatismos, infecciones o cambios de presión. Si cualquiera de estas cosas ocurre y, además, no dejan dormir al deportista… difícilmente se puede rendir al máximo nivel.