La disfunción eréctil es la incapacidad para obtener y mantener una erección cuya rigidez sea suficiente para realizar la penetración durante el coito. Existen muchos grados de disfunción eréctil en función de las características: “Mínima, moderada o completa”, informa Blanca Madurga, uróloga y autora del libro Todo lo que necesitas saber el pene y no te atreviste a preguntar. Según sus datos, “un 52% de los hombres entre los 40 y los 60 años tiene disfunción eréctil, en la mayoría de los casos moderada”.
En base a esto, ¿qué se puede hacer para prevenir? Tal y como señalan los expertos, es difícil prevenir del todo este problema, sin embargo, sí hay factores que influyen en su aparición y en su gravedad. Uno de ellos es la obesidad, consecuencia, en gran parte, de la mala alimentación. Y es que, según apunta Madurga, “la obesidad ha demostrado ser el factor que predispone, con mayor frecuencia, a la disfunción eréctil”.
“La relación entre la alimentación y la salud sexual es un tema de creciente interés, ya que nuestros hábitos alimenticios influyen significativamente en la calidad de vida sexual de hombres y mujeres. La ciencia ha demostrado que ciertos patrones alimenticios, como la dieta mediterránea, pueden mejorar la función sexual, mientras que dietas ricas en grasas saturadas y alimentos procesados pueden perjudicarla”, señala el urólogo y andrólogo, especialista en salud sexual masculina, jefe de Servicio del Centro médico-quirúrgico Olympia y del Complejo hospitalario Ruber Juan Bravo 39, François Peinado.
Dieta mediterránea y salud sexual
La dieta mediterránea, caracterizada por un alto consumo de frutas, verduras, granos enteros, aceite de oliva y pescado, se ha asociado con beneficios tanto en hombres como en mujeres.
“Los hombres que siguen esta dieta tienen una menor prevalencia de disfunción eréctil. Esta dieta también ayuda a reducir la inflamación y el estrés oxidativo, lo que contribuye a una mejor salud sexual y metabólica en general”, explica el experto.
Enfermedades crónicas y disfunción sexual
Los hábitos alimenticios que promueven enfermedades crónicas, como las dietas ricas en grasas saturadas y azúcares, están asociados con un mayor riesgo de disfunción sexual.
“Estas dietas pueden provocar arteriosclerosis, que disminuye el flujo sanguíneo no solo al corazón, sino también a los genitales, contribuyendo a la disfunción eréctil en los hombres. De hecho, la mejora en los hábitos alimenticios puede revertir algunos de estos efectos negativos, como se ha visto en estudios con animales donde una dieta saludable mejora el flujo sanguíneo y la función sexual”, señala Peinado.
Obesidad y disfunción sexual
El sobrepeso y la obesidad están estrechamente relacionados con la disfunción sexual, especialmente en hombres. “Estudios han demostrado que la pérdida de peso, a través de dietas bajas en calorías y grasas, mejora la función eréctil y aumenta los niveles de testosterona en hombres con obesidad o sobrepeso. Además, la inflamación crónica asociada con la obesidad contribuye a problemas en la función sexual tanto en hombres como en mujeres, lo que hace fundamental mantener un peso saludable”, agrega el urólogo.
Qué alimentación hay que seguir
Sabiendo que la disfunción eréctil está ligada a la edad, “lo primero que hay que hacer antes de cumplir los 40 años es llevar una alimentación sana y equilibrada, baja en grasas animales y moderada en hidratos de carbono”, indica Madurga. Peinado explica que algunos nutrientes específicos, como los ácidos grasos omega-3, antioxidantes y dietas basadas en vegetales, “se han relacionado con mejoras en la fertilidad y la función sexual”. Traducido en alimentos, esto quiere decir una dieta rica en verduras, frutas, frutos secos, cereales integrales, legumbres y aceite de oliva (como principal fuente de grasa).
Por otro lado, añade que “un consumo elevado de grasas trans y carbohidratos refinados puede reducir la calidad del semen en hombres y agravar la disfunción sexual en mujeres”.
En definitiva, concluye el urólogo: “Adoptar una dieta saludable, como la dieta mediterránea, puede mejorar significativamente la salud sexual, reduciendo la disfunción sexual y mejorando la calidad de vida sexual. Por el contrario, dietas ricas en grasas y azúcares pueden empeorar tanto la salud cardiovascular como la sexual, resaltando la importancia de una alimentación equilibrada·.
Si ya has pasado de los 30 años, señala Madurga, “no pienses que no estás a tiempo sino todo lo contrario. Con más razón debes seguir unas buenas pautas alimentarias”.