11 diciembre, 2024

Dispepsia: alimentos ‘prohibidos’ si sufres este trastorno digestivo


La dispepsia es un trastorno funcional digestivo muy frecuente que produce síntomas en la parte alta del abdomen; principalmente, en la zona central donde se encuentra el estómago. La mayoría de los pacientes con este problema presentan dolor en esta región, que suele empeorar tras las comidas. Además, pueden sentir una sensación de llenado rápido del estómago tras comer cantidades pequeñas de comida, asociado a una sensación de digestión pesada y prolongada. Algunos afectados pueden presentar también hinchazón del abdomen e, incluso, náuseas o vómitos. 
Se calcula que la dispepsia afecta a aproximadamente el 25% de la población general, si bien es más frecuente entre los 30 y los 50 años de edad y en mujeres.
La causa de este trastorno no es única, según informan los expertos de la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD), ya que “influyen múltiples factores, todavía poco aclarados”. Hay que tener en cuenta que, al ser un trastorno funcional, “los síntomas no se producen por una lesión orgánica que pueda detectarse en las pruebas endoscópicas o de imagen, sino por una alteración del sistema nervioso del tubo digestivo, que afecta a cómo el estómago siente y se mueve”.
Teniendo en cuenta estas características, el diagnóstico de la dispepsia es fundamentalmente clínico y no hay pruebas específicas para su detección. No obstante, se suele realizar una endoscopia digestiva alta para descartar la existencia de otras enfermedades del estómago que pueden producir síntomas similares.

Tratamiento de la dispepsia funcional

La dispepsia se aborda desde distintos frentes, en función de cada caso. Existen diversas opciones farmacológicas que contribuyen a aliviar los síntomas, como los inhibidores de la bomba de protones (inhiben la producción de ácido gástrico), los procinéticos (estimulan los movimientos del estómago) y los neuromoduladores (disminuyen la sensación de molestia). Al igual que en otros trastornos digestivos funcionales, también es importante el manejo de los factores psicológicos, como la ansiedad y el estrés, que pueden empeorar los síntomas.

Medidas dietéticas y alimentos ‘prohibidos’

Las medidas relacionadas con la alimentación ocupan un lugar fundamental en el tratamiento de la dispepsia, pero los especialistas en aparato digestivo advierten de que “la evidencia que respalda determinadas intervenciones dietéticas es escasa”. 
Por lo tanto, la utilidad de las recomendaciones generales es limitada y lo más adecuado es personalizar el tratamiento en función de los síntomas de cada persona.
Aunque con frecuencia se habla de alimentos prohibidos en personas con dispepsia, la FEAD aconseja “evitar eliminar alimentos de forma rutinaria y hacer autoajustes en la alimentación, ya que se pueden producir deficiencias nutricionales”. Entre otras cuestiones, conviene tener presente que un “alimento específico puede desencadenar síntomas un día determinado y otro día, puede que no los desencadene”.
En algunos casos será necesario eliminar de la dieta alimentos concretos, pero siempre de forma controlada y con el consejo del médico o el dietista-nutricionista.

Alimentos que conviene evitar o reducir (de forma personalizada)

Los alimentos que pueden desencadenar o agravar los síntomas de la dispepsia se pueden dividir en dos grandes grupos: con mucha grasa y ricos en fibra. Estos son algunos ejemplos:
Quesos curados (manchego, idiazabal, cabrales, emmental…).
 
Salsas (mayonesa, bearnesa, alioli…).
 
Ultraprocesados (pizza, empanadillas fritas…).
 
Leche entera, nata, mantequilla, margarina, yogur griego.
 
Bollos y pasteles.
 
Cordero y partes grasas de la ternera y el cerdo.
 
Embutidos (chistorra, chorizo, fuet, morcilla, salchichas, panceta…).
 
Legumbres (alubias, garbanzos, lentejas, soja…).
 
Alcachofas, níscalos, guisantes, habas.
 
Coles de bruselas.
 
Frutos secos y semillas (almendras, avellanas, cacahuetes, pistachos…).
 
Pan integral y avena en copos.
No se trata en absoluto de eliminar todos estos alimentos de la dieta, sino de prestar atención a lo que sucede tras consumir cada uno de ellos y evitarlo solo si precipita los síntomas de la dispepsia de forma constante. Además, es aconsejable informar al profesional sanitario para investigar la causa.

Medidas dietéticas generales

Los síntomas de la dispepsia pueden mejorar con estos hábitos higiénico-dietéticos que propone la FEAD:
Evita comidas copiosas, ya que el estómago no tendrá la suficiente capacidad de acomodar todos los alimentos ingeridos.
 
Ajusta el tamaño de la porción de alimentos cuando sea necesario, ya que puede empeorar tus síntomas.
 
Ingiere como mínimo 3 comidas principales. Si son muy pequeñas, agrega entre 3 y 5 meriendas.
 
Evita comer solo una comida al día, ya que podrían empeorar tus síntomas.
 
Evita beber demasiado líquido antes y durante cada comida, ya que al llenar excesivamente el estómago se podrían desencadenar síntomas.
 
Antes y después de cada comida (30 min) evita consumir más de medio vaso de 100 ml de agua.
 
Evita beber grandes volúmenes de líquido de forma rápida, ya que también se pueden desencadenar síntomas digestivos.
 
Es mejor beber agua en pequeñas cantidades durante el día.
 
Evita consumir bebidas carbonatadas si notas que tus síntomas aumentan tras su consumo.
 
Evita consumir frituras y rebozados. Es mejor consumir alimentos cocinados al vapor, plancha o hervidos.
 
Si toleras mal las verduras y carnes, se aconseja cocinarlas lentamente con el fin de ablandarlas y mejorar su tolerancia.
Por último, pero no menos importante, es importante mantener un estilo de vida sano: realizar ejercicio físico moderado, mantener hábitos de sueño adecuados, evitar el consumo de alcohol y tabaco, comer despacio…

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