22 noviembre, 2024

¿Dónde se acumulan más microbios en casa? Los riesgos para la salud que pueden provocar


En el ambiente doméstico existe una enorme biodiversidad de microorganismos o microbios, es decir, seres vivos invisibles como bacterias, virus, hongos… La inmensa mayoría de ellos son inocuos, aunque también pueden provocar enfermedades en algunos casos concretos. 
“Cuando un microorganismo inocuo prolifera con demasiada profusión y coloniza un nicho, lo más habitual es que genere malos olores”, según explica Víctor Jiménez Cid, catedrático del departamento de microbiología y parasitología de la facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.

Zonas de la casa con más microorganismos

A los habitantes microscópicos de nuestras casas les encantan los lugares en los que la humedad es constante. Por eso, los baños y las cocinas son los lugares en los que más proliferan. “Donde más microbios hay por centímetro cuadrado es en los estropajos y las bayetas que están siempre húmedos”, especifica el especialista. 
En el cuarto de baño, un estudio reciente revela que el cepillo de dientes y la alcachofa o cabezal de la ducha acumulan gran cantidad de virus desconocidos, concretamente son bacteriófagos (fagos), aunque los investigadores señalan que no debemos preocuparnos por ellos, sino aceptarlos y limpiar el cabezal de la ducha con vinagre o con agua y jabón y cambiar el del cepillo de dientes de forma periódica.
Otro de los favoritos de los microorganismos son las toallas y el rebosadero (pequeño orificio de desbordamiento) de los lavabos, según explica el microbiólogo de la UCM. Y añade también las siliconas de las bañeras, que muchas veces se vuelven de color negro o anaranjado. 
Este cambio se produce porque los hongos desarrollan pigmentos y se agarran ahí. Sin embargo, aunque estéticamente sea desagradable, esto no es potencialmente peligroso. “Aunque estos microorganismos proliferen no son patógenos, al menos para personas con un sistema inmunitario normal. Son muy comunes, hemos evolucionado con ellos en nuestros ambientes domésticos durante miles de años y por eso no suponen ningún problema más allá de deteriorar las cosas y provocar olores”. 
En cambio, “si la persona padece una enfermedad infecciosa, bien sea vírica o bien sea bacteriana, entonces sí que en esos sitios pueden transmitirse, o sea, pueden quedarse temporalmente los microorganismos y, los objetos, por ejemplo, una toalla, pues pueden actuar como vía de contagio”. Eso sí, para que sucediera tendría que haber un microorganismo infeccioso y “una inmensa minoría de la tremenda diversidad que tenemos en las casas no lo son”.

Contagios en la cocina por alimentos

El microbiólogo apunta otro tipo de contagio con microorganismos en la cocina. No está relacionado con la humedad, sino con las carnes antes de cocinarlas. “Hay infecciones que se pueden transmitir por los alimentos, porque son bacterias que vienen en ellos”. Así, cuando en la tabla de cortar manipulamos el pollo, “muchas veces viene contaminado con microorganismos del propio animal. Cuando lo abren y le quitan todas las tripas, se salpica con todas las bacterias de la microbiota intestinal del pollo. Hay Salmonella o Campylobacter, bacterias que causan gastroenteritis si las ingieres con una dosis infectiva o en una cantidad grande”. 
Cuando se cocina el pollo, se eliminan todos los patógenos, buenos y malos. Pero si en la misma tabla, sin limpiarla, cortas una lechuga, pues te comes las bacterias. Conclusión: no cortes los productos cárnicos crudos en el mismo sitio que las verduras que luego te vas a comer.

Los microbios peligrosos por humedades

Resulta habitual que los microorganismos proliferen en las zonas donde se acumula la humedad y casi nunca están secas, pero su peligrosidad no es importante, subraya el catedrático quien advierte de los que sí son perjudiciales para la salud: “Las casas con problemas de humedad permanentes, con goteras o que se encuentran en la costa donde hay mucha humedad, salen hongos. Estas colonias de moho producen esporas que pasan al ambiente y, al inhalarlas, pueden producir fenómenos alérgicos”. 
El especialista avisa también de que esos hongos pueden dar lugar, en personas enfermas de EPOC, a sufrir una micosis grave.

Cómo actuar frente a los microorganismos del hogar

Dada la inocuidad de la mayoría de los microorganismos del hogar, excepto cuando proliferan en una gran cantidad que pueden afectar a la salud, Jiménez da la clave para mantenerse a salvo completamente: limpiar con un producto de limpieza desinfectante una vez a la semana para que no se acumulen.
 
Es la misma dinámica que cuando nos cepillamos los dientes. “Si estás 24 horas sin lavarte los dientes, estos se cubren prácticamente al 100% de una película de microorganismos que viven ahí y proliferan ahí. Cuando te los lavas, la eliminas. Luego, hasta la próxima vez, que ya están empezando otra vez, y lo vuelves a eliminar”.
En el cuarto de baño, el especialista recomienda bajar la tapa del váter cuando se tira de la cadena. Porque ese flujo de agua genera microgotas invisibles que se depositan en tu baño con todo lo que contengan en su interior. “Incluso si una persona tuviera una gastroenteritis, no se va a contagiar por esos aerosoles porque la dosis infectiva es mínima. Es una cuestión de higiene”.

Desinfectar sin excederse

No obstante, el microbiólogo aconseja limpiar para desinfectar, pero sin excederse. Porque, según expone, a lo mejor son más nocivos para nuestra salud los compuestos químicos que los microbios. “Son bacterias que conviven con nosotros, son parte del entrenamiento que sufre nuestro sistema inmunitario para generar y desarrollar las defensas. Hay hipótesis bastante bien fundamentadas de que los niños modernos, comparados con los de hace 100 años, tienen un subdesarrollo en lo que son sus defensas de inmunidad innata porque no han estado tan expuestos a microorganismos, no necesariamente patógenos, como sí ocurrían hace más tiempo”. 
Y añade: “Entonces, en el momento que surge cualquier microorganismo, aunque no sea dañino, hiperreaccionamos, desarrollamos procesos alérgicos e incluso procesos autoinmunes. Dicen que esto puede ser la causa de la cantidad de alergias que hay ahora alimentarias”. 
En definitiva, la obsesión por tener una casa libre de gérmenes, a lo mejor es contraproducente por el abuso de sustancias químicas. Sin embargo, “cuando hay una persona que tiene una enfermedad infecto contagiosa, entonces sí que hay que desinfectar y ventilar con frecuencia. Pero no por los microorganismos del hogar, sino por los patógenos que se traen de fuera de casa, los que pasan de persona a persona”.

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