Entre los estilos de vida saludables promulgados una y otra vez por los expertos se encuentra el de tener un buen descanso. Sin embargo, continúa siendo la asignatura pendiente de muchos españoles. Se estima que un 48% de la población adulta no tiene un sueño de calidad, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). El problema es que las consecuencias de dormir poco van mucho más allá de estar cansado durante el día, pues conlleva un fuerte impacto sobre la salud emocional y física. Y, dentro de esta última, la piel es una afectada más.
Lo cierto es que la disminución de las horas de sueño reduce la secreción de estrógenos, hormonas que ayudan a mantener la piel húmeda y con la textura adecuada. Esto se debe a la pérdida de colágeno, que hace que la piel adquiera características de envejecimiento, como las arrugas o la laxitud. Así lo advierten expertos de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac) y de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) en el documento Estrés e insomnio.
En el mismo, señalan que la falta de sueño aumenta la secreción de cortisol, la hormona del estrés. “Si se prolonga demasiado esta situación, puede causar sequedad y caída de cabello e, incluso, calvicie”, agregan los especialistas.
Por otra parte, aunque el estrés afecta a la integridad de la piel, desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) aclaran que no hay evidencia directa que muestre que este acelere el envejecimiento, por lo que esta relación no está todavía claramente demostrada.
“Sí se sabe que el estrés crónico puede dar lugar a una disfunción del sistema inmune, estrés oxidativo y daño del ADN, factores vinculados con el envejecimiento de la piel, aunque todavía no se han definido el mecanismo que subyace a ese vínculo”, añaden los dermatólogos. Asimismo, apuntan a algunos estudios que revelan que dormir menos de cinco horas por noche se vincula con más signos de envejecimiento y con una reducción de la función barrera de la epidermis.
¿No dormir bien influye en las ojeras?
Una consecuencia que se atribuye directamente a no dormir bien son las ojeras, pero estas pueden deberse a un exceso de melanina o a una dilatación de los capilares próximos a la piel.
Muchas veces no se deben a un único proceso, si no a un hecho multifactorial. La piel de los párpados es muy fina, lo que puede hacer que se transparente la red capilar subyacente. Además, con el envejecimiento se va perdiendo la grasa de esa zona, lo que hace que se marquen más. La exposición al sol también influye en un incremento de melanina.
Consejos para tener una buena higiene del sueño
Hay seis factores que afectan la calidad del sueño y, por lo tanto, a la salud y el bienestar en general:
La duración: cuánto se duerme a lo largo del día.
La eficiencia: cuánto se tarda en conciliar el sueño y si se descansa sin despertares.
El momento: cuándo se duerme.
La regularidad: si los horarios de sueño y despertar son estables.
El grado de alerta: si se es capaz de mantener la atención durante las horas de vigilia.
La calidad: si el sueño es reparador.
Por último, Ana Fernández Arcos, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN), subraya que tener buenos hábitos de sueño implica intentar dormir las horas suficientes, acordes con la edad. Además, “hay que evitar factores o elementos que puedan alterar el sueño como cenas copiosas, sustancias como el alcohol o el tabaco, el estrés, el uso de móviles u ordenadores en los momentos previos a acostarnos, o la duración de las siestas, que no deberían de exceder los 30 minutos”.
Además, la experta aconseja cuidar el entorno donde se duerme, a oscuras y en silencio. Llevar una vida saludable, tratando de realizar ejercicio físico de forma regular, también forma parte de una buena higiene de sueño.