30 junio, 2024

Efectos del salbutamol (Ventolín) en el rendimiento de los ciclistas y cuándo se considera dopaje


La sombra del dopaje está siempre presente, con mayor o menor intensidad, en las grandes citas del ciclismo, como el Tour de Francia que se inicia mañana. El uso de EPO, hormona de crecimiento, anabolizantes y otras sustancias está bien acotado, pero en otros casos no está tan clara la intención de hacer trampa. Es lo que sucede con el salbutamol, más conocido por su nombre comercial, Ventolín. Los ciclistas con asma tienen que utilizarlo para tratar esta enfermedad respiratoria crónica que en algunos casos es grave, pero, ¿hasta qué punto obtienen con ello una ventaja adicional?
Desde hace años está permitido el empleo de salbutamol en las competiciones ciclistas siempre que el deportista demuestre con informes médicos que tiene asma y emplee esta sustancia en dosis que no superen las consideradas terapéuticas. Esto no siempre se ha respetado.

Para qué sirve el salbutamol

El salbutamol es un medicamento broncodilatador, es decir, abre los bronquios de los pulmones para que pueda pasar el aire y mejore la respiración. Es un agonista selectivo de los receptores beta 2 adrenérgicos, que significa que ejerce su acción sobre estos receptores del músculo bronquial. Actúa muy rápidamente -a los 5 minutos- y tiene una duración de acción de entre 4 y 6 horas. Generalmente se usa de forma inhalada. Se utiliza fundamentalmente para tratar el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
El asma es una enfermedad respiratoria muy frecuente: se calcula que en España afecta a entre un 5 y un 10% de la población y hasta un 10% de estas personas padecen asma grave. Se caracteriza por la inflamación crónica de las vías aéreas (bronquios), que causa episodios recurrentes de sensación de falta de aire (disnea), pitos al respirar (sibilancias), tos y sensación de opresión en el pecho.
Los fármacos para tratar el asma se clasifican como de control o mantenimiento y de alivio, también llamados de rescate. El salbutamol pertenece a estos últimos. Por lo tanto, es un medicamento dirigido únicamente a controlar los síntomas y no influye en el curso natural de la enfermedad. De hecho, el asma no tiene cura, pero los tratamientos disponibles y el adecuado control de la enfermedad evitan los síntomas y las crisis y permiten a las personas que la padecen tener una buena calidad de vida.

Efectos del Ventolín en el rendimiento deportivo

El uso de salbutamol “puede proporcionar ventaja prácticamente en todos los deportes”, afirma José Francisco Tornero, experto en Ciencias Biomédicas y Psicofisiología de la Universidad Europea. En dosis superiores a las consideradas terapéuticas, “tiene efectos sobre la capacidad pulmonar o respiratoria, lo que se traduce en una mejor resistencia”. Además,  “cuando la dosis es verdaderamente elevada, tiene un efecto anabólico”, es decir, contribuye al desarrollo muscular. También puede ayudar a reducir la grasa corporal.
El experto explica estos efectos: “El salbutamol aumenta la capacidad pulmonar porque es un broncodilatador que relaja el músculo liso de las vías respiratorias, que se ensanchan”, con el consiguiente aumento del flujo de aire a los pulmones. En caso de crisis asmática, este medicamento permite al afectado “no asfixiarse”, pero en una persona sana “lo que logra es una mejor oxigenación y una recuperación más rápida”.
Asimismo, tiene efectos metabólicos, que se reflejan en una mejora de la eficiencia energética.

Cuándo se considera dopaje

Al ser un medicamento esencial para el alivio de los síntomas del asma, no se puede prohibir su uso en los deportistas que padecen esta enfermedad, pero sí controlarlo para que no se excedan las dosis terapéuticas. A partir de una cierta cantidad, la eficacia del salbutamol frente a las crisis asmáticas no aumenta, pero sí podría incidir en mayor medida en el rendimiento deportivo. De ahí que la determinación dosis máximas también sirva para evitar la tentación -al menos en parte- de que aumente de forma sospechosa el número de ciclistas asmáticos.
En resumen, los ciclistas tienen que demostrar con informes médicos que padecen asma y mantenerse dentro de los límites de uso terapéutico. La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ha establecido el límite en 1.600 microgramos en 24 horas, no excediendo los 800 microgramos cada 12 horas. En términos de concentración urinaria, el umbral permitido es de 1.000 nanogramos por mililitro. Si un atleta supera estos límites en los análisis de orina, el uso de salbutamol se considera una infracción grave.

Ciclistas que han dado positivo

Son muchos los ciclistas que han dado positivo en salbutamol en los controles antidopaje de las últimas décadas o han competido bajo la sospecha de hacer trampa con esta sustancia. La mayoría de ellos tenían asma, pero superaron los límites permitidos por la AMA. Estos son algunos de los casos más célebres:
Chris Froome dio positivo en salbutamol en el año 2017 en la Vuelta Ciclista a España. Este caso fue muy polémico porque, a pesar de que superaba con creces el tope autorizado, finalmente se aceptó la justificación médica y el ciclista no recibió ninguna sanción.
 
A Alessandro Petacchi se le detectó en sus análisis de orina una concentración de 1.300 nanogramos por mililitro en el Giro de Italia 2007. “Aunque en principio era uso terapéutico, en este caso se determinó que había excedido los límites”, explica Tornero.
 
Diego Ulissi en el Giro de Italia de 2014. Dio positivo con una concentración de 1.900 y fue suspendido durante 9 meses. “Dijo que tenía asma, pero sus valores urinarios casi duplicaban los permitidos”.
 
Michael Rogers en el Campeonato del Mundo de Ciclismo en Ruta de 2013. “Este ciclista nunca fue sancionado, pero también se enfrentó a las sospechas de que estaba consumiendo salbutamol”, precisa el experto en ciencias del deporte.

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