Las noticias sobre la DANA que ha golpeado Valencia y otras regiones de España son devastadoras y, dada la magnitud de la tragedia, no pueden ser de otra forma. Cifras de fallecidos, desaparecidos, lugares arrasados, recursos que no llegan, demandas no atendidas… En estas circunstancias, nadie puede permanecer impasible. Es más, mucha gente que no se ha visto afectada directamente no puede evitar sentirse abrumada e, incluso, padecer ansiedad y no poder dormir ante la avalancha de información en torno a la catástrofe.
Es algo normal en estos casos, tal y como ha confirmado a CuídatePlus Juan Jesús Muñoz, psicólogo clínico y coordinador facultativo del Área de Salud Mental del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos (Madrid). “Evidentemente, las malas noticias nos afectan a todos”, resalta. No obstante, aclara que “dependiendo de las estrategias de afrontamiento de cada persona, las consecuencias van a ser desde mínimas hasta muy importantes”.
Los efectos más graves de esa sobreinformación se traducen, según el psicólogo, en un incremento de los sentimientos de ansiedad y depresión. Hay estudios que muestran que las personas “sobreexpuestas a situaciones o noticias negativas experimentan un aumento de este tipo de síntomas”, indica. “Y esto se ha visto, incluso, de forma prácticamente instantánea: a los 15 minutos de estar expuestas a noticias negativas, las personas empezaban a encontrarse peor en cuanto a sus niveles de ansiedad y de emociones negativas, como pueden ser los signos depresivos”.
Efectos del sensacionalismo y los bulos
Junto con el tiempo de exposición a la información sobre la DANA u otros eventos catastróficos, influye el tono informativo con el que se abordan esas noticias. “Muchas veces no nos damos cuenta de cómo se está jugando con las emociones del lector con los titulares grandilocuentes”.
El experto pone como ejemplo los titulares sobre los cadáveres que podría haber en el aparcamiento de un centro comercial de Aldaia (Valencia). Al poco tiempo de iniciarse la inspección, ya había algún titular que proclamaba: “No se ha encontrado ningún fallecido”. Quienes lo leyeron sintieron un gran alivio; en palabras del psicólogo, “esa emoción intensa que nos invade a todas las personas de bien”. Pero los lectores que siguieron leyendo pasaron en pocos segundos de la alegría a la decepción porque, al adentrarse en la noticia, constataron que solo se habían inspeccionado 50 de los 1.800 vehículos que había. “Esto que parece una tontería es algo muy importante porque se puede crear rápidamente un sentimiento de euforia en las personas para luego llevarlas al otro extremo”.
Lo mismo sucede con las noticias falsas y los bulos: generan una montaña rusa de sentimientos en los lectores, que leen informaciones contradictorias y no saben a qué atenerse.
Un grupo de Bomberos trabaja en labores de limpieza en el municipio valenciano de Sedaví tras el paso de la DANA. (Foto: Biel Alino/EFE)
Personas más vulnerables a la sobreinformación sobre catástrofes
En cuanto a las personas que más pueden sufrir las consecuencias de leer y ver durante horas y horas noticias sobre la DANA y otros desastres naturales, así como sobre conflictos bélicos, Muñoz explica que son “aquellas que ya experimentan cuadros de ansiedad o depresión”.
También tienen más propensión a sufrir estrés o ansiedad quienes no presentan ninguna enfermedad mental pero tienen “rasgos de la personalidad que indican vulnerabilidad a estas patologías: personas más inestables emocionalmente y con más dificultades de adaptación, como son quienes tienen una baja tolerancia a la frustración o son más dependientes”.
Consejos del psicólogo para reducir la ansiedad
Es recomendable poner en marcha medidas de contención para reducir la ansiedad provocada por un exceso de noticias negativas:
Dosificar las noticias
“No podemos vivir en una burbuja, pero muchas veces hay que hacer un poco de introspección y ser conscientes de cómo le afectan a cada uno estas situaciones”, expone Muñoz. En especial, deben dosificar más las noticias “quienes son más vulnerables o se encuentran mal por diferentes circunstancias vitales”.
Tener espíritu crítico
El psicólogo considera necesario “saber leer la letra pequeña de lo que sucede a nuestro alrededor”. En definitiva, se trata de “tener un espíritu crítico con las informaciones que nos llegan porque a veces son titulares o frases muy extremas que se quedan con pequeños fragmentos de la realidad, que habitualmente es mucho más compleja de lo que nos cuentan”.
Pausas digitales y desconexión digital
En la misma línea, la psicóloga Conchita Sisí, directora de la Clínica Salud en Mente, aconseja estas pautas de actuación:
Establecer horarios específicos para revisar las noticias, en lugar de hacerlo de manera compulsiva a lo largo del día, puede ayudar a reducir el impacto emocional.
Elegir fuentes confiables. Consumir información de medios equilibrados y de confianza, limitando la selección a un máximo de dos a tres fuentes en diferentes formatos (prensa escrita, televisión, radio, etc…) puede disminuir el impacto emocional negativo al evitar la exageración y la desinformación.
Realizar pausas digitales. Dedicarse a actividades que promuevan el bienestar, como el ejercicio, la meditación o la lectura, puede facilitar la desconexión y reducir el estrés.
Fijar límites en las redes sociales. Utilizar herramientas de control del tiempo en redes sociales y evitar contenido alarmista o sensacionalista puede contribuir a mejorar la salud mental.
Compartir preocupaciones. Comunicar las inquietudes y emociones con amigos, familiares o profesionales de la salud mental puede ser útil para procesar la angustia y reducir la sensación de aislamiento.