9 diciembre, 2024

El ciclo ‘El Teatro Nacional Cervantes produce en el país’ finaliza junto al mar



“Deux ex machina” sube al escenario en Villa Gesell.
“Deux ex machina” el título referido a mecanismos utilizados en el teatro desde sus principios y referidos a algún dios o deidad que desde fuera de escena solucionara entuertos de difícil solución, es la adaptación con la que el director Ezequiel de Almeida, residente en la localidad costera de Mar Azul, cierra el ciclo 2023 “El Teatro Cervantes produce en el país” y que puede verse en la Casa de la Cultura de Villa Gesell.El texto original fue escrito y estrenado por Santiago Gobernori durante 2008 dentro del formato “biodrama”, una forma escénica que ideó la inquieta Vivi Tellas y que tuvo gran repercusión en el teatro experimental hace unas dos décadas: se trataba de tomar historias reales de personajes vivientes o que hayan vivido –preferentemente cercanos a sus creadores- y hacer de ellas un hecho representable. Algo similar a lo cumplido recientemente por Lorena Vega y sus hermanos en “Imprenteros”.La versión de De Almeida no atiende a la historia verdadera de la familia Nagel en un sentido documental, como planteaba la iniciativa de Tellas-Gobernori, sino que transforma el “biodrama” en un “desvío-drama”, dándole a su asunto un perfil que se asemeja a las comedias costumbristas y familiares que estuvieron de moda hace 60 u 80 años, en general con figuras muy populares al frente de sus propias compañías.Esta “Deux ex machina” toma como centro a una familia no demasiado peculiar, centrada en un padre (Daniel Fernández Bubi), propietario de una próspera fábrica de bulones industriales que a partir de ellos inventa un artefacto que puede llevarlos a la riqueza. El problema es que el hombre sufre un accidente cerebro-vascular, debe desplazarse en una silla de ruedas y uno de sus brazos queda fuera de servicio; prácticamente queda solo en su empresa.El hombre supone que será asistido por su familia, sobre todo por sus hijas (Mariana Mac Allister y Rocío Maldonado) y por su hijo (Pablo Nasti), pero no.Protagoniza el propio De Almeida -egresado de la UNA-, un aficionado al juego, mujeriego y enemigo del trabajo, que el público memorioso identificará con el tío solterón de “La familia Falcón”, viejo personaje de un programa televisivo, presuntamente inspirado a su vez en el personaje de Elías Alippi en “Así es la vida”, vividor e introductor del tango en la familia, en épocas en que era considerado un ritmo indecente. Simpático, insolente y también indolente ante las penurias de los suyos, el artista tiene sus momentos de lucimiento.Aquí no hay tango ni situaciones vinculadas a la mala vida, pero los sueños del padre se frustran y cada cual solventa como puede el mantenimiento del hogar, sobre todo las hijas, que elaboran alimentos para vender, y, en menor medida el hijo menor, más interesado en descollar como poeta que en aportar para la sobrevivencia. La pieza de Santiago Gobernori toma como centro a una familia no demasiado peculiar.
Por supuesto el mecanismo salvador no se concreta nunca ya que nadie cree demasiado en él y solo su inventor comienza y termina la obra sobre la base de la esperanza, en algo que el director y también actor de Almeida hace rozar con el grotesco criollo.Para ello cuenta con un elenco eficaz –en algunos casos reclutados de artistas callejeros o cultores de los café-concerts que en los veranos ocupan algunas salitas de la Avenida 3 de Villa Gesell-, a los que hace atravesar corriendo el escenario como en una comparsa que separa las escenas, aunque también recurre al golpe y al porrazo dentro de un humor que recuerda al viejo cine mudo.Existen, eso sí, momentos bellos, cuando el ritmo escénico parece poner a la familia de acuerdo y los sonidos que producen adquieren armonía.Hay aciertos en la muy verídica escenografía de David Assad, las luces de Lola G. Paluci Arias, el sonido de Facundo Vrdoljak y el vestuario de Mariana Mac Allister.Por el TNC Federal actuaron los productores Maxi Libera y Poli Bontas, el productor técnico Martín Lavini, Aimé Pansera en la gestión de públicos, la responsable administrativa Fernanda Sampedro, el prensero Enrique Iturralde y la fotógrafa Ailen Garelli.Las funciones son en la Casa de la Cultura de Villa Gesell, Avenida 3, entre los paseos 140 y 141, se extenderán hasta el 10 de diciembre los viernes a las 21 y los domingos a las 20, con entradas gratuitas, que se pueden gestionar en la boletería de la sala, a través del teléfono +54 9 11 3126 3822 o el correo electrónico gestiondepublicos@teatrocervantes.gob.ar.La pieza completa el septeto de obras federales impulsada por el TNC en 2023, nómina que además incluyó “De quién es el mar” (Santa Rosa, La Pampa), “Mientras los filósofos duermen” (Ciudad de Córdoba), “Otilia Buenaventura” (Monte Caseros, Corrientes), “Los establos de Su Majestad” (Las Heras, Mendoza), “Hedda Gabler” (Ciudad de Santa Fe) y “Los lugares cambian” (San Salvador de Jujuy).

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