Permanecer durante semanas o meses en un entorno de ingravidez y en el que nada pesa ocasiona un deterioro en el organismo que en muchos aspectos puede dejar secuelas difícilmente recuperables. Y en ocasiones la situación se complica porque una estancia se prolonga mucho más de lo previsto. Es el caso de los dos astronautas atrapados en la Estación Espacial Internacional.
Cuando Butch Wilmore y Suni Williams regresen a la Tierra habrán pasado más de ocho meses en el espacio. Su misión original debía haber durado una semana. El pasado fin de semana despegó desde Cabo Cañaveral un cohete con la misión de traer a la tierra a los dos astronautas atrapados en la Estación Espacial Internacional. La previsión es que pongan pie en tierra en febrero.
Cuando lo hagan, como es habitual en las misiones que se prolongan varios meses en el espacio, habrán sufrido un notable impacto sobre su salud, con afectación de diversos órganos y sistemas, deterioro que en muchos aspectos será difícil de revertir.
Duro entrenamiento y reconocimiento médico exhaustivo
El entrenamiento de los astronautas antes de salir al espacio dura años y para su participación en una misión fuera de la tierra deben manifestar una condición física óptima y pasar un exhaustivo reconocimiento médico que acredite ausencia de patologías que puedan empeorar durante su estancia en el espacio por el largo tiempo que van a permanecer aislados, explica Pedro Juan Moreno, especialista en Medicina Interna y coordinador de la unidad de errores congénitos del Metabolismo del Hospital Clínico, médico examinador aéreo por la Agencia española de seguridad aérea y la Federal Aviation Administration de Estados Unidos y profesor asociado de Universidad de Barcelona.
Determinados problemas de salud que en la Tierra pueden tener fácil y rápida solución en el espacio exterior pueden constituir un problema muy serio, añade Montserrat Romaguera, coordinadora del Grupo de Trabajo de Actividad Física y Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), que pone como ejemplo el caso de una infección de muelas, de ahí la importancia de una salud bucodental óptima, entre otros aspectos.
Impacto similar a permanecer en la UCI
Permanecer durante meses en el espacio exterior a altura orbital ocasiona complicaciones para la salud que a pesar del entrenamiento tanto previo como durante la misión no pueden ser evitadas, explica Moreno.
El impacto de permanecer durante un tiempo prolongado en ingravidez puede ser similar en algunos aspectos al que conlleva estar tiempo ingresado en una UCI, según pone como ejemplo este experto.
Repercusión en órganos y sistemas
La distancia con la Tierra, el aislamiento y confinamiento, la ingravidez, el entorno cerrado y la radiación espacial tienen repercusión en distintos órganos y sistemas: “La pérdida de músculo es tal que en el momento que regresan a la tierra algunos astronautas no son capaces ni de gatear y tienen que pasar por un intenso programa de reentrenamiento para intentar recuperar las capacidades perdidas”.
También pueden presentan problemas de visión, con afectación a nivel neurosensorial sobre los que aún no se sabe con certeza por qué son causados.
Además sufren una osteoporosis acelerada por desmineralización del hueso debido a la falta de presión. Los problemas cardiovasculares constituyen otra de las repercusiones debido al impacto que tiene para el corazón haber dejado de bombear sangre contra la fuerza de la gravedad. “Cuando vuelven algunos astronautas sufren episodios de hipotensión con pérdidas de conocimiento por el solo hecho de intentar ponerse en pie”.
La exposición a radiación ionizante cósmica es otro de los riesgos para la salud de los astronautas.
Precisamente algunas de las investigaciones en las que están participando los profesionales de la Estación Espacial Internacional están relacionadas con el área de la salud, con estudios en marcha sobre la coagulación sanguínea y la pérdida de visión de los astronautas.
Lo cotidiano en la Tierra, todo un reto en el espacio
Las naves espaciales están dotadas con equipos y máquinas de gimnasia adaptadas al espacio para que los astronautas puedan entrenar y tratar de mantener su condición física y reducir las complicaciones sobre su salud. “Hechos cotidianos tan sencillos en la tierra como saber si estas adelgazando, en el espacio suponen un reto técnico”, señala este experto.
Pero a pesar de los avances a día de hoy es imposible eliminar estas complicaciones porque todo el tiempo que no están realizando estos ejercicios y que lógicamente es la mayoría porque tienen que concentrarse en sus trabajos científicos se desenvuelven en un entorno en el que nada pesa, “no hay arriba ni abajo”, y, en consecuencia, el organismo no tiene que vencer ningún tipo de esfuerzo al desplazar objetos, independientemente de su masa, señala Moreno.
Entrenamiento para elevar el punto de partida
Esta situación es la que explica la pérdida de masa muscular y la desmineralización ósea. Con el entrenamiento, en los años previos a una misión lo que se intenta es que los astronautas salgan al espacio en una condición física óptima con el fin de que el punto de partida desde el que empiezan a perder capacidades sea muy elevado y se diseñan ejercicios para tratar de que el impacto, aunque inevitable, sea lento y de la menor intensidad posible.