3 febrero, 2025

Estos son los síntomas de alerta de la embolia pulmonar


La embolia pulmonar o tromboembolismo pulmonar (TEP) es una enfermedad potencialmente mortal que se produce cuando un coágulo de sangre (trombo) migra por las venas hasta llegar al pulmón, donde se enclava en las arterias pulmonares. En la mayoría de los casos, en torno al 95%, el coágulo de sangre comienza en una vena profunda de la pierna y se desplaza hasta el pulmón. En raras ocasiones, el trombo se origina en una vena de otra parte del cuerpo, como el propio pulmón, los riñones, el hígado o las extremidades superiores.
Es una patología grave mucho más frecuente de lo que se piensa: es la tercera causa de muerte cardiovascular -tras el ictus y el infarto- y tiene una incidencia anual mundial de 1 de cada 1.000 personas. Sin embargo, sigue siendo bastante desconocida entres la población general.
El retraso en el diagnóstico es el principal factor implicado en su elevada mortalidad, tal y como se ha puesto de manifiesto en una jornada científica organizada por el Barcelona Respiratory Network (BRN), una red dedicada al impulso de la investigación colaborativa en el ámbito de la salud respiratoria.

Objetivo: adelantar el diagnóstico de la embolia pulmonar

“La embolia pulmonar es una enfermedad potencialmente grave con una mortalidad del 15-20%”, explica Diego Rodríguez, coordinador de la jornada, miembro del BRN y jefe del Servicio de Neumología del Hospital del Mar de Barcelona. “Normalmente, el paciente acude a urgencias y es diagnosticado de forma tardía”, añade. Sin embargo, “una actuación rápida con el tratamiento adecuado reduce el riesgo de muerte en los pacientes más graves”. Por ello, el principal objetivo es “mejorar el proceso diagnóstico y evitar la alta mortalidad de estos casos”.

Síntomas de alerta

Muchas personas que padecen una embolia pulmonar no presentan síntomas. En los casos en los que sí se producen manifestaciones, pueden ser muy variadas e inespecíficas, es decir, se pueden confundir con las de otras patologías. Estos son los principales síntomas que se pueden percibir:
Falta de aire.
 
Dolor agudo en el pecho.
 
Tos con sangre.
 
Ansiedad o agitación.
 
Mareo.
 
Desvanecimiento.
 
Convulsiones.

Principales factores de riesgo

La inmovilidad es el factor de riesgo más importante, por lo que los principales grupos de riesgo son las personas mayores que deben guardar reposo o permanecer en la cama por prescripción médica, así como los pacientes sometidos a cirugía. En estos casos, se pueden administrar anticoagulantes como profilaxis para reducir al máximo las probabilidades de tener una embolia. 
Otro factor de riesgo habitual y reconocido es el llamado síndrome de la clase turística, que se suele asociar de forma exclusiva a los viajes en avión por su denominación. Sin embargo, tal y como subraya Rodríguez, “no es un problema relacionado con el medio de transporte, sino con la inmovilización”. Por eso, es importante moverse de vez en cuando en los viajes en avión, autobús o tren que duran más de 6 horas, así como en otras situaciones en las que es necesario permanecer en la misma posición durante un largo periodo.

Tratamiento del tromboembolismo pulmonar

Una vez diagnosticada, la embolia pulmonar se trata de una forma relativamente sencilla: mediante medicación oral anticoagulante o, en los casos más graves, la aplicación de medicación específica o un catéter para deshacer el coágulo. Solo excepcionalmente es preciso realizar una intervención quirúrgica. 
Los pacientes que sufren una embolia por primera vez pueden recuperarse en el plazo de tres meses, pero hay algunos casos más complejos en los que quedan secuelas y se precisa un mayor seguimiento. “También podemos destacar las secuelas psicológicas que sufren algunos afectados que, por temor, reducen su actividad física, dejan de salir y tienen más ansiedad, que muchas veces es infravalorada en la evolución de estos pacientes”, añade Rodríguez.

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