El radón está dando que hablar. Son varios los titulares que lo han presentado como el gas que pone en alerta a España, pero lo cierto es que ni la alerta es de ahora ni el radón es algo nuevo. Hace tiempo que los expertos vienen advirtiendo de los peligros que este elemento químico tiene sobre la salud y, de hecho, para reducir estos riesgos, el Gobierno aprobó el Plan Nacional contra el Radón.
Para los ojos que ninguno de los titulares que llevan circulando unos días todavía han captado y que desconocen de qué trata el tema, es necesario explicar que el radón es un gas invisible e inodoro que se produce de forma natural por la desintegración radiactiva natural del uranio presente en suelos y rocas. Desde el subsuelo sube a la superficie en mayor o menor medida, dependiendo del terreno. En España, la zona más expuesta es Galicia, donde más del 20% de las viviendas cuentan con unas mediciones de concentración de radón en sus hogares considerables. Sin embargo, otros territorios bajo el foco son Extremadura o Madrid.
Es considerado la primera causa de cáncer de pulmón en no fumadores y la segunda en fumadores y exfumadores. Eso sí, hay que tener en cuenta que el porcentaje es muy bajo en comparación con la causa por consumo de tabaco, responsable del 80% de las muertes por este tumor.
La relación entre el radón y el cáncer de pulmón fue identificada por primera vez en las personas trabajadoras de minas de uranio que se encontraban expuestas a altas concentraciones del gas. Y, es que, si bien al aire libre el radón se diluye rápidamente, registrando concentraciones medias muy bajas que no suponen ningún problema; en espacios cerrados, la exposición es mucho más elevada debido a la falta de ventilación. Esto ocurre especialmente en lugares como minas, cuevas y plantas de tratamientos de aguas.
Tal y como informa el Ministerio de Sanidad, ‘‘la principal forma de entrada del radón a los edificios y viviendas se debe a la migración desde el terreno a través de grietas en los suelos y paredes, espacios alrededor de las tuberías o cables o pequeños poros en las paredes’’. En este sentido, ‘‘las viviendas antiguas o aquellas con deficiencias constructivas tienen una mayor probabilidad de presentar elevadas concentraciones de radón en el interior de las mismas, debido generalmente a un peor aislamiento del terreno’’.
La magnitud del riesgo de cáncer de pulmón observado en trabajadores de minas subterráneas expuestos al radón apunta claramente a la posibilidad de que el radón sea una causa de cáncer de pulmón en la población general debido a la exposición que tiene lugar en el interior de las casas y otros edificios. Según el Manual sobre el radón en interiores de la Organización Mundial de la Salud, ‘‘existe una buena coincidencia entre las estimaciones del riesgo asociado al radón basadas en los estudios del radón en interiores y las basadas en estudios de trabajadores de minas subterráneas expuestos a bajas concentraciones de radón y con exposiciones acumuladas relativamente bajas’’.
Desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), detallan que cuando una persona inhala radón, pueden quedar materiales radiactivos atrapados en los pulmones. Con el tiempo, estos aumentan el riesgo de cáncer de pulmón, pudiendo pasar años hasta que llegue el diagnóstico.
A pesar de que existe suficiente evidencia científica que demuestra la relación entre el radón residencial y el cáncer de pulmón, son pocos los estudios que lo asocian con otras enfermedades. En España, algunas investigaciones sugieren una relación causal entre la exposición al radón residencial y el cáncer de esófago y el cáncer cerebral, entre otros.
Otros países han realizado investigaciones en las que se han encontrado relaciones entre la exposición al radón y el desarrollo de cáncer de piel, leucemia linfoblástica aguda, tumores del sistema nervioso central y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Eso sí, estas asociaciones son demasiado débiles para ser concluyentes.
Medidas para reducir el nivel de radón
Más allá de las actuaciones que las instituciones deban implementar para reducir la exposición a este gas, los CDC apuntan algunas medidas adicionales que se pueden poner en práctica en aquellas viviendas en las que las concentraciones de radón sean altas:
Abrir las ventanas y usar ventiladores y conductos de ventilación para aumentar la circulación de aire en casa.
Sellar las grietas en los pisos y las paredes con yeso, masilla u otros materiales diseñados para este propósito.
No fumar. Las personas que fuman y están expuestas al radón tienen un riesgo 10 veces mayor de sufrir cáncer de pulmón.