“La hiperhidratación, también conocida como sobrehidratación, es una condición en la que el cuerpo contiene más agua de la que puede manejar de manera efectiva, lo que genera un desequilibrio en los niveles de sodio y otros electrolitos en la sangre”, explica Vicente Javier Clemente Suárez, investigador y docente de la Universidad Europea.
Según el especialista, “esto ocurre cuando una persona consume grandes cantidades de agua en un periodo corto de tiempo o cuando el cuerpo no puede eliminar adecuadamente el exceso de agua debido a disfunciones renales u otros problemas médicos”. Asimismo, continúa, la hiperhidratación puede ser causada por trastornos hormonales, como el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH).
Cuando el organismo recibe demasiada agua, se produce una dilución de electrolitos: el líquido diluye los niveles de sodio en la sangre, causando hiponatremia, un desequilibrio que afecta a las funciones celulares, pues el sodio es esencial para mantener la homeostasis celular (la capacidad de regular y mantener las condiciones internas estables). Como resultado de la hiponatremia, el agua fluye hacia las células para equilibrar la concentración de sodio, lo que provoca que las células se hinchen.
“La hinchazón celular puede ser especialmente peligrosa en el cerebro, ya que el espacio dentro del cráneo es limitado y puede conducir a una presión intracraneal elevada, convulsiones o coma”, advierte Clemente. Por otra parte, el investigador indica que beber mucho y en poco tiempo genera un estrés renal. Esto quiere decir que los riñones trabajan para eliminar el exceso de agua, “pero su capacidad para hacerlo tiene límites, especialmente si hay insuficiencia renal o trastornos hormonales”.
Señales de alerta de la hiperhidratación
Los síntomas de este cuadro pueden variar según la gravedad. Por eso, el especialista consultado por CuídatePlus los clasifica en tres grupos:
Síntomas leves: náuseas, vómitos, dolor de cabeza y letargo o cansancio.
Síntomas moderados: confusión, desorientación, calambres musculares e hinchazón en extremidades o cara.
Síntomas graves: convulsiones, dificultades respiratorias, pérdida de conciencia y coma.
“La hiperhidratación puede ser potencialmente mortal si no se trata a tiempo. Las complicaciones graves, como el edema cerebral, pueden causar daño neurológico irreversible o la muerte”, alerta Clemente, quien aclara que suele ser más común en casos extremos, como en atletas de resistencia que consumen grandes cantidades de agua sin reponer electrolitos o en personas con condiciones médicas preexistentes que afectan la regulación hídrica.
Cómo prevenir la hiperhidratación
Según el experto de la Universidad Europea, la hiperhidratación se puede prevenir con estas medidas:
Beber agua de acuerdo con las necesidades reales del cuerpo, que varían según la actividad física, el clima y otros factores. No forzar la ingesta excesiva.
Evitar ingerir grandes cantidades en poco tiempo.
Durante actividades prolongadas, optar por bebidas deportivas que contengan sodio y otros electrolitos para evitar la hiponatremia.
Si existen enfermedades renales, cardíacas o desequilibrios hormonales, seguir estrictamente las recomendaciones del médico sobre la ingesta de líquidos.
En cuanto al tratamiento, dependerá de nuevo del nivel de gravedad. En cuadros leves, es necesaria una restricción de líquidos hasta que los niveles de sodio vuelvan a la normalidad.
En los casos moderados, Clemente apunta que la persona puede ser hospitalizada “para monitorizar cuidadosamente los niveles de electrolitos”. Si es grave, “se administra una solución salina hipertónica para restablecer rápidamente los niveles de sodio”, además de la toma de diuréticos en situaciones donde se necesite eliminar el exceso de agua. Cuando la sobrehidratación esté provocada por el SIADH o una insuficiencia renal, el tratamiento se basará en el de la causa subyacente.
Por último, “en casos extremos, puede requerirse apoyo en la unidad de cuidados intensivos para tratar complicaciones como el edema cerebral”, subraya el investigador, quien concluye que la clave en el manejo de la hiperhidratación es actuar rápidamente para restaurar el equilibrio electrolítico del cuerpo”.