Jean-Luc Mélenchon, nieto de españoles que migraron a la Argelia Francesa, nació en Tánger en 1951, ciudad marroquí que era por entonces una zona de control internacional. Mélenchon es licenciado en filosofía, un hombre político de larga trayectoria de militancia en la izquierda francesa, militó en el Partido Socialista del que se retiró en 2008. Mélenchon fue senador, diputado y ministro de enseñanaza profesional durante el gobierno del primer ministro Lionel Jospin (2000-2002). Mélenchon fundó en 2016 La Francia Insumisa (LFI), que es la fuerza política más vigorosa de Francia por su número creciente de militantes, actualmente cuenta con más de 100 mil miembros de los cuales una gran parte son jóvenes. Mélenchon fue candidato a presidente de Francia en tres oportunidades, y en cada ocasión contó con mayor número de votos que en la precedente ; en la última elección presidencial obtuvo el 22 % de los votos y estuvo muy cerca de pasar a la segunda vuelta electoral.
Mélenchon ha escrito más de 20 libros sobre política, lo que lo convierte en el líder francés más activo en este terreno de la reflexión teórica que da músculo a su acción política que se nutre de sus constantes reflexiones e investigaciones en este terreno.El líder político francés tiene un reconocimiento oficial en Argentina, ya que el presidente Raúl Alfonsín lo condecoró en 1988 como Gran Oficial de la Orden de Mayo al mérito, por su contribución a la lucha contra la dictadura y su defensa de los Derechos Humanos. Mélenchon, un gran conocedor de América Latina, de diálogo permanente con líderes políticos latinoamericanos, opina que nuestra región es protagonista en la lucha contra el neoliberalismo a escala mundial.En esta entrevista con Página/12 alerta sobre la crisis democrática que vive Francia desatada por el presidente Emmanuel Macron, que casi como un monarca decidió sin consultar a nadie, disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones parlamentarias anticipadas y después desconció el triunfo de la coalición de izquierda, de la que uno de sus artífices más relevantes es Mélenchon.La coalición progresista del Nuevo Frente Popular (NFP), que integra La Francia Insumisa que usted lidera, junto al Partido Socialista, los Ecologistas y el Partido Comunista Francés, ha ganado las elecciones legislativas. La izquierda cuenta con 193 diputados en la Asamblea Nacional, y según los usos y costumbres, el presidente de la República nombra un primer ministro que emana de la mayoría de diputados. El NFP propuso a Lucie Castets el nombre para ocupar el puesto de primer ministro, pero Macron terminó nombrando, nueve semanas después de la elección, a Michel Barnier como primer ministro, un hombre de la derecha republicana.– El calendario político francés ha sido brutalmente maltratado por el Presidente de la República. La disolución nos dejó tres semanas de campaña electoral. Pero el presidente tardó tres meses en nombrar un nuevo primer ministro. Lo hizo preso del pánico, porque esa misma mañana la prensa francesa, que no había visto venir el nombramiento, era unánime en considerar la dimisión del Presidente como una salida creíble a la crisis. Ahora comienza el sin duda interminable ciclo de nombramientos de ministros. Al final, Macron confió el poder al grupo político que quedó último en las elecciones con apenas el 6% de los votos, la derecha. Y el hombre que encarna el nuevo centro de gravedad del gobierno se ha mostrado muy reaccionario en materia de libertades individuales e igualdad de derechos. La respuesta a una preferencia expresada por la izquierda fue, al final, una elección muy de derechas. Esta violación del sufragio universal es un acontecimiento que tendrá un impacto duradero en la vida política y las mentalidades en Francia, donde la reivindicación como la que había surgido en Argentina, “que se vayan todos”, ya era muy virulenta. Entramos así en un período de gran inestabilidad en un momento en que el FMI y la Comisión Europea vienen a Francia a exigir que se “enderecen” las finanzas públicas. La existencia de una izquierda radical, poderosa y organizada como la Francia Insumisa, primera fuerza de la coalición de izquierdas, anuncia una batalla vigorosa. A diferencia de todos los países en los que la izquierda ha abandonado la lucha y negocia su capitulación, en Francia la coalición se mantiene firme. La moción de censura al gobierno está lista y figurará en el primer orden del día de la Asamblea Nacional. Por otra parte, ya se ha presentado la moción parlamentaria de destitución del Presidente. Conocemos la violencia de este poder. Por lo tanto, esperamos una respuesta severa en la forma habitual: una campaña de desprestigio, procedimientos judiciales, detenciones arbitrarias e intimidación de todo tipo. Todas estas son circunstancias que radicalizan a la opinión pública contra los gobernantes y la llevan a buscar alternativas decentes que no estén vinculadas al sistema.- Después de las elecciones legislativas del 7 de julio el primer ministro Gabriel Attal y su gabinete presentaron su renuncia ¿quién ha gobernado en Francia durante todo este tiempo ?– Un gobierno renunciado gestionó los asuntos corrientes. Rápidamente se convirtió en una farsa indigna de una democracia. Los ministros se arrogaron el derecho de voto en la asamblea y sus votos condujeron a la elección de un macronista a la presidencia de la Asamblea. Los ministros renunciantes han enviado cartas de orientación a las administraciones del país y han preparado el proyecto de presupuesto que se debatirá en octubre. Se han firmado, sin gobierno, unos 800 decretos y se han realizado decenas de nombramientos, entre ellos el del Comisario Europeo para Francia.– ¿Cuáles serían los ejes de un futuro gobierno de Nuevo Frente Popular?– Nuestro programa es ya ampliamente conocido por la opinión pública y a él me remito. Pero dado el contexto, voy a resumir las opciones frente al déficit excesivo denunciado por el FMI y la Comisión Europea y la deuda de 3 billones (de euros) del país, hay dos soluciones: reducir el gasto recortando los presupuestos o aumentar los ingresos. Nosotros estamos a favor del aumento de los ingresos mediante un nuevo sistema fiscal, distribuyendo el poder adquisitivo para estimular el consumo popular, que representa el 53% del PIB del país. Y proponemos potenciar los servicios públicos. La política neoliberal ajusta el gasto y asfixia los ingresos. Es una receta para el desastre. Lo hemos visto en Grecia, donde la destrucción provocada por las políticas de la troika no ha impedido que el déficit del país pase del 110% del PIB al 180%. Y la población martirizada en el proceso.– Al rechazó a designar como Primera Ministra a Castets, La Francia Insumisa respondió con tres palabras clave: Censura, movilización y destitución. – Estas tres consignas constituyen el programa de acción del Nuevo Frente Popular. Su derecho a dirigir el país le ha sido otorgado por el voto de los franceses. Nosotros vamos a utilizar todos los procedimientos legales para hacer caer al gobierno y al presidente, y organizar la movilización popular para conseguirlo, como se ha hecho este sábado 7 de septiembre.– En las elecciones europeas del mes de junio y en las legislativas del mes de julio se pudo apreciar un importante crecimiento en votos de la extrema derecha ¿A qué se debería este fenómeno ? ¿Qué rol le asigna a los medios masivos de comunicación o a las redes sociales en esta realidad ?– En Francia, los medios de comunicación son los agentes electorales de la extrema derecha. Algunos de ellos están dirigidos ahora por activistas abiertamente de extrema derecha. Han atraído a la mayoría de los votantes de derechas, y aumenta cada vez más. Lo que es más importante en Francia es el avance de LFI en los barrios populares y entre los jóvenes, donde el movimiento Insumiso se está convirtiendo en mayoritario. La gran movilización en estos sectores permitió la victoria de la izquierda. Ese es el hecho sorprendente. La situación política se polariza poco a poco entre la extrema derecha y nosotros.– En el ámbito internacional, LFI ha sostenido un posición de defensa irrestricta de los Derechos Humanos y de la Paz. Particularmente La Francia Insumisa denuncia el genocidio practicado por el Estado de Israel en Gaza. Sin embargo esto le ha costado a usted y a su fuerza política la calificación de “antisemita”. ¿Cómo se explica que a LFI, una fuerza política que tiene como uno de sus ejes el combate al racismo y el fascismo, se la acuse de algo semejante?– Esta es ahora la norma en todo el mundo. Es incluso el principal argumento utilizado por la derecha y la extrema derecha para tratar de marginar a la izquierda radical, así como a cualquiera que exprese críticas al genocidio en curso. Es el medio del racismo inverso. La acusación de antisemitismo se dirige contra los barrios populares en su conjunto, y a menudo contra los musulmanes en general o contra cualquiera que defienda su derecho a la libertad de culto. Los poderes públicos contribuyen a ello con ridículas campañas de “apología del terrorismo” y similares, con procedimientos judiciales a cada paso, detenciones policiales arbitrarias y diversas medidas intimidatorias… Esta campaña repugna a las personas honradas que piensan libremente, sea cual sea su opinión política. Todo esto se ha convertido en una forma intolerable de violencia intelectual y en un abuso de poder contra cualquiera que piense de forma diferente. De hecho, fomenta el peor tipo de violencia. He sido objeto de dos intentos de asesinato, duramente castigados por los jueces, cinco de nosotros hemos tenido que soportar acoso telefónico, ha habido tres incendios en casas de militantes y no sé cuántos procedimientos judiciales contra presuntos autores de “apología del terrorismo”. En Francia, la libertad de opinión y la seguridad de los militantes de izquierda ya no están absolutamente garantizadas.