En marzo de 2020, las temporadas de fútbol se interrumpieron en todo el mundo para evitar la propagación de la nueva enfermedad por coronavirus (COVID-19). Las ligas reiniciaron sus temporadas de fútbol después de varias semanas de interrupción, lo que provocó una superposición en sus calendarios anuales. Esta superposición ha dado lugar a calendarios más congestionados (por ejemplo, cinco partidos en 14 días), lo que eventualmente ha provocado el desarrollo de fatiga acumulada en los jugadores y potencialmente ha aumentado el riesgo de lesiones.
Para minimizar la sobrecarga de partidos y los posibles problemas físicos, la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) ha autorizado un aumento de 5 sustituciones para cada equipo por partido en lugar de las 3 habituales pero ¿qué repercusiones tiene esto para los futbolistas? ¿cómo influye en su rendimiento? Un grupo de investigadores un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid (INEF-UPM) ha demostrado cómo afecta al rendimiento físico de los jugadores la nueva normativa que permite realizar cinco cambios en un partido de fútbol, y lo compara con cómo era antes del cambio de norma. En dicho estudio, publicado en la revista Sport, se han incluido datos de 66 partidos de 22 equipos de LaLiga SmartBank (segunda división del fútbol español). En total, se han analizado más de 1.000 informes de rendimiento de jugadores, excluyendo porteros y jugadores expulsados.
Según los resultados obtenidos, el aumento en la rotación de los jugadores permite mejorar tanto el rendimiento individual como el colectivo, haciendo el juego más dinámico y seguro para los deportistas.
El objetivo de este estudio desarrollado por la UPM junto con LaLiga, fue evaluar el impacto de la regla de cinco sustituciones en las variables de intensidad física en el fútbol antes y después del aislamiento. El estudio buscó determinar si la nueva norma ayudó a mantener o mejorar la intensidad del juego y reducir el desgaste físico de los jugadores. Además, se exploró su potencial para prevenir lesiones y optimizar el rendimiento colectivo. Para ello, se tomaron datos de un periodo congestionado de partidos anterior a la COVID -19, como fueron las jornadas 8, 9 y 10, que se disputaron en una misma semana, y de las jornadas 32, 33 y 34 que fueron las primeras tras la vuelta del parón.
Mbappé, jugador del Real Madrid, en una sistitución (Foto Shutterstock)
Resultados del estudio
Según los datos analizados, la nueva norma supuso un cambio significativo en la rotación de los jugadores ya que las sustituciones se incrementaron un 21,7%. En cuanto a la distancia total recorrida tras la norma de los cinco cambios, los investigadores encontraron que los jugadores que juegan todo el partido promedian 10 kms, mientras que los que son sustituidos en la segunda mitad llegan a los 11 kms.
Asimismo, si se clasifica la distancia total recorrida según la intensidad de las carreras –alta intensidad (14-21km/h), muy alta intensidad (21-24km/h) y sprint (>24km/h)–, las distancias recorridas a alta intensidad evidenciaron que el ritmo de la competición fue mayor en el periodo donde se aplicó la norma de los cinco cambios, del mismo modo que la distancia recorrida a muy alta intensidad aumentó en ambas mitades del partido, siendo más significativo en la segunda parte. Finalmente, con la nueva norma los jugadores realizaron un 24% más sprints por partido.
Todos estos resultados permiten concluir que la implementación de la norma de cinco sustituciones ha demostrado ser una medida efectiva para mejorar el rendimiento físico de los jugadores y mantener el ritmo del juego en el fútbol. Este aumento en la rotación de los jugadores permite mejorar tanto el rendimiento individual como el colectivo, haciendo el juego más dinámico y seguro para los deportistas.
En base a esto, el investigador de la UPM, Abraham García-Aliaga, va más allá y sugiere realizar futuros estudios que profundicen en la relación entre las sustituciones y el rendimiento físico de los jugadores, pero con un enfoque específico en las posiciones en el campo. “Cada posición presenta demandas físicas y tácticas distintas, lo que podría influir significativamente en cómo se gestionan las sustituciones y el impacto que estas tienen en el rendimiento. Analizar los datos por posiciones permitiría identificar patrones específicos y optimizar tanto la preparación física como las estrategias de sustitución”.
El investigador añade además que “las sustituciones pueden ser defensivas u ofensivas, dependiendo de la situación del partido, lo que refuerza la necesidad de considerar el contexto táctico y las características particulares de cada posición para mejorar la gestión del ritmo de juego y reducir la fatiga acumulada en los jugadores”.
A futuro
En base a este análisis, los autores concluyen que la gestión del número de sustituciones permitidas en un deporte es un factor que puede resultar determinante. Y esto es así porque en comparación con otros deportes de equipo, se ha demostrado que el fútbol tiene mayores exigencias físicas totales. Todas las acciones en el deporte del fútbol son de máxima intensidad, son más cortas que la mayoría de deportes pero cada vez son más exigentes. El fútbol es un deporte de intermitencia donde las acciones ocurren a máxima velocidad. Los jugadores aprovechan las paradas del juego para recuperarse y volver a esfuerzos de máxima intensidad. Por tanto, según los autores, “si se aumenta el número de sustituciones, hay más opciones de incorporar al juego jugadores que puedan mantener su rendimiento físico individual así como el rendimiento del equipo colectivo”.
Además, se ha demostrado que los suplentes que participaron en los partidos presentaron una menor carga de trabajo en partidos congestionados, por lo que los partidos son cruciales en el proceso de entrenamiento, lo que significa que los suplentes pueden desentrenarse. Por lo tanto, la nueva normativa “ayudaría teóricamente a reducir el riesgo de lesiones, sobre todo teniendo en cuenta que la suma de los registros de rendimiento físico es mayor cuando los jugadores son reemplazados con mayor frecuencia, como se muestra en los resultados de esta investigación”.
¿Sustituciones ilimitadas?
Siguiendo la idea de aumentar las sustituciones, algunos autores han llegado incluso a pedir sustituciones ilimitadas, como en otros deportes, argumentando que esta medida podría mitigar una caída en la intensidad de los partidos, especialmente en el segundo tiempo. Tiempo al tiempo. Lo que sí se ve en este estudio es que, por el momento, estos 5 cambios durante el partido pueden proporcionar, además, un impulso físico y/o táctico al equipo. Esto es así porque, las sustituciones en los partidos de fútbol suelen tener lugar en el descanso o durante la segunda mitad, excepto en casos de lesión.
El propósito de estos cambios es reducir la fatiga de los jugadores titulares y modificar el marco táctico según la situación del partido. Para lograr este objetivo, se considera que los suplentes deben proporcionar un rendimiento físico igual o incluso superior a sus compañeros titulares.
En esta práctica, autores anteriores encontraron que los suplentes cubrieron una mayor distancia total y a una mayor velocidad que los jugadores que jugaron el partido completo o los jugadores a los que reemplazaron. Además, se ha demostrado que tanto los sustitutos tempranos como los tardíos realizaron un mayor esfuerzo en los sprints y pasaron más tiempo y recorrieron más distancia a velocidades medias y altas por minuto de tiempo de juego que los jugadores que jugaron el partido completo.