A medida que envejecemos tanto en el hombre como en la mujer, las ganas de tener sexo se desvanecen por lo que disfrutar de momentos de pasión resulta cada vez más complicado. Tal y como explica a CuídatePlus, Alba Povedano, sexóloga clínica y encargada de Amantis Gràcia (Barcelona), “existen diversos factores que pueden influir en la disminución del deseo sexual”, sobre todo en la mujer. En primer lugar, “las hormonas juegan un papel fundamental y es que durante la menopausia, la disminución de los estrógenos genera cambios significativos en el organismo, como sequedad vaginal, atrofia y una reducción del deseo sexual”.
Este proceso, señala, “también está estrechamente relacionado con el estado emocional y psicológico de cada mujer”. Y es que, “adaptarse a esta nueva etapa puede ser más sencillo o desafiante dependiendo de cómo se sienta en términos emocionales y mentales”.
Además, no se puede ignorar “el impacto de ciertos medicamentos asociados con la edad, ya que muchos de ellos afectan directamente al deseo sexual”.
Qué se puede hacer
En opinión de la sexóloga, “para contrarrestar la disminución del deseo sexual, es importante abordar estos factores de manera integral”. Así, es clave, por ejemplo, “mantener una buena salud física, practicar ejercicio regularmente y seguir una dieta no solo equilibrada, sino también adecuada al momento hormonal que estamos atravesando, puede ser de gran ayuda”.
Ilustración Miguel Santamarina
Asimismo, “una comunicación sólida con la pareja, si la tenemos, es clave para enfrentar de manera conjunta los cambios y adaptarnos a ellos de manera efectiva”.
En algunos casos, “acudir a terapia sexual para trabajar el deseo puede resultar muy beneficioso”.
Si los efectos de la menopausia son particularmente molestos, “la terapia hormonal, siempre bajo supervisión médica, también podría ser una opción útil”.
Cómo cambia el sexo a partir de los 50
A medida que envejecemos, nuestro cuerpo y nuestra sexualidad evolucionan, pero esto, destaca la sexóloga, “no significa que el placer tenga que disminuir”. Es cierto que, en el caso concreto de las mujeres, “los cambios hormonales pueden derivar en sequedad vaginal o en un debilitamiento del suelo pélvico pero esto, lejos de considerarlos limitaciones, representan una oportunidad para explorar nuevas formas de conexión íntima”.
Los juguetes eróticos, por ejemplo, “pueden convertirse en aliados ideales durante esta etapa, ya que no solo abren puertas a nuevas experiencias placenteras, sino que también facilitan un mayor conocimiento personal en el ámbito sexual”. Adoptar estos cambios “con una actitud abierta y sin prejuicios es clave para disfrutar plenamente”, aconseja la experta.
Por su parte, los hombres también experimentan cambios como “una menor firmeza en las erecciones o desafíos relacionados con el control eyaculatorio”. No obstante, indica la sexóloga, “esto no significa que deban renunciar al disfrute”. Al contrario, “es una ocasión para descubrir otras formas de conexión y satisfacción”. Ella aconseja, por ejemplo, “enfocarse en el placer integral, más allá del rendimiento, puede ser liberador”.
En este caso, la experta aconseja el uso de “accesorios como anillos para el pene o estimuladores prostáticos que pueden intensificar las sensaciones y estimular la autoexploración, fomentando la curiosidad y el disfrute en cualquier etapa de la vida”.
Pero, sin duda, el mejor consejo para vivir una sexualidad plena y saludable a partir de los 50, es “aceptar y adaptarse a los cambios físicos propios de la edad”. Estas transformaciones “no deben percibirse como obstáculos, sino como una oportunidad para redescubrirse y enriquecer la experiencia íntima”.
En este caso, como indica Povedano, de nuevo la comunicación es fundamental. “Al igual que en el resto de las etapas de la vida, sigue siendo el pilar fundamental hablar con la pareja sobre deseos, fantasías o inquietudes fortalece el vínculo emocional y contribuye a derribar tabúes”.
De hecho, según su experiencia, “muchas parejas descubren nuevas maneras de disfrutar la intimidad, como el intercambio de caricias, besos o masajes, que intensifican la conexión emocional y pueden ser igual o más gratificantes que en etapas previas”. En este momento de la vida, asegura la sexóloga, “el sexo puede transformarse en algo más que una actividad física, convirtiéndose en una forma profunda de expresar afecto, cercanía y respeto mutuo”.
Más sexo a partir de los 50
Los cambios que experimentamos con la edad en relación a la sexualidad pueden hacer que disminuya el deseo pero también es cierto que esta etapa también trae consigo “una mayor tranquilidad y libertad, brindando la oportunidad de explorar sin algunas de las limitaciones propias de etapas más tempranas”. Por ejemplo, “las preocupaciones relacionadas con un posible embarazo suelen desaparecer, y es frecuente sentir una mayor aceptación y satisfacción con el propio cuerpo, lo que permite una conexión más plena que en los 20 o 30 años”.
Además, “la seguridad en el ámbito sexual puede verse reforzada por los años de experiencia, haciendo más fácil expresar lo que realmente nos gusta y abrirnos a comunicar nuestras preferencias en la intimidad”. Por ello, “esta etapa puede transformarse en un periodo muy interesante y plenamente satisfactorio”.