“La anticipación a los movimientos del rival es una habilidad de los grandes jugadores y fundamental en el caso de los porteros. La lectura del juego y la elección de una buena posición les ofrece una importante ventaja”, explica a CuídatePlus Laura Olmos, médico de la Selección Española de Fútbol Sub 16 Femenino y traumatóloga de Clínica Cemtro. Por ello, la experta indica que se deben tener en cuenta varios elementos.
La primera clave es realizar un análisis de las tendencias del rival: “El guardameta debe estudiar las formaciones, los hábitos y preferencias de los atacantes (zonas de disparo frecuentes en la portería, pie dominante en el disparo, patrones de ataque, reacción en el uno contra uno, reacción bajo presión…)”. Para ello, el jugador suele ver vídeos del rival.
Una herramienta muy útil, destaca la experta, es la visualización mental en la que el portero imagina diferentes situaciones de disparo para mejorar la anticipación y la velocidad de reacción. Así, por ejemplo, proyectar las paradas de balón mejoran la confianza, “creando una memoria virtual que automatiza las respuestas y, de esta forma, la efectividad”.
Respecto a las acciones de uno contra uno, “es imprescindible esta lectura del juego y anticipación”. En este aspecto, Olmos subraya que el guardameta debe valorar la velocidad del rival, el ángulo de ataque y la posible dirección del tiro. “Es crucial mantener la posición para minimizar esos ángulos de disparo y forzar el movimiento del atacante”, agrega.
Centros de balón y penaltis
En los centros de balón, de nuevo, se debe conocer y observar al adversario. De acuerdo con Olmos, “su lenguaje corporal, como la posición del cuerpo y del pie o el ángulo de la mirada, avisa de la dirección y de la trayectoria del balón”. Normalmente, el portero se coloca en el primer palo para evitar los disparos más directos, pero realizando una rápida recolocación al segundo palo si el centro resulta ser largo.
“En estos centros, es imprescindible la comunicación con los defensas para coordinarse en cubrir áreas y atacantes. El portero debe informar sobre la jugada, especialmente si va a interceptar el balón o mantenerse en su línea. Esto limita los errores y los espacios libres que favorecen los goles de los rivales”, detalla la traumatóloga.
En cuanto a los penaltis, la especialista apunta la necesidad de tener muy estudiado al jugador rival tanto a nivel psicológico como táctico.
¿Cómo afectan la presión y el estrés?
La presión y el estrés pueden tener un impacto negativo en la velocidad de reacción de un portero. Físicamente, “el estrés va a provocar rigidez muscular que limita la agilidad del portero y una respuesta retrasada”. Además, se produce una pérdida de concentración en el balón y en los rivales, así como un miedo al fallo que acaba empeorando el rendimiento.
“Si, por el contrario, el guardameta es capaz de realizar una buena gestión de la presión, se puede traducir en efectos positivos, como una mejor concentración y una mayor activación física y mental, ayudando a estar más alerta y mejorando los reflejos y la rapidez de reacción. Es decir, todo depende de la gestión emocional del jugador”, remarca Olmo.