A la hora de realizar ejercicio físico, las mujeres obtienen mayor beneficio para su salud cardiovascular que los hombres. De hecho, la reducción de la mortalidad asociada a la práctica deportiva es mucho mayor para ellas haciendo el mismo esfuerzo. Esta es una de las conclusiones del evento #MueveTuCorazón, organizado por Corazón de Mujer para concienciar sobre la importancia de la actividad física en la salud cardiovascular femenina. Y así lo dice la ciencia, de hecho, según un reciente estudio norteamericano publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology, las mujeres obtienen un mayor beneficio del ejercicio físico que los hombres. Según los investigadores, “realizar actividad física aeróbica regular se asoció con una reducción del riesgo de mortalidad cardiovascular del 14% en hombres y del 36% en mujeres”.
Además, en el caso de ellas, con menos cantidad de actividad física obtuvieron el mismo impacto ya que las mujeres necesitaron 140 minutos de ejercicio aeróbico para conseguir la misma reducción de mortalidad que los hombres, que precisaron 300 minutos.
En cuanto a los parámetros de ejercicios de fuerza, una sesión semanal de una mujer equivale a tres sesiones realizadas por un hombre en cuanto a protección cardiaca.
Aunque se sabe que los hombres hacen más deporte que las mujeres (43% vs 37% en ejercicios aeróbicos y 28% vs 20%, en ejercicios de fuerza), las ventajas que obtiene la mujer son mayores.
¿Por qué ocurre esto? Según los autores del estudio, de la Facultad de Medicina Clínica de la Universidad de Tsinghua, Beijing, en China, hay varias explicaciones potenciales para estas conclusiones. “Se sabe desde hace mucho tiempo que los hombres tienen una capacidad de ejercicio considerablemente mayor que las mujeres en todas las edades. Esto puede deberse en parte a atributos que incluyen, en promedio, corazones proporcionalmente más grandes, vías respiratorias pulmonares más anchas, mayor capacidad de difusión pulmonar y fibras musculares más grandes en los hombres en comparación con las mujeres”.
En particular, “los hombres tienen aproximadamente un 38% más de masa corporal magra en comparación con las mujeres, por lo que un límite absoluto relativamente inferior a la capacidad vasodilatadora inducida por el ejercicio impuesto por una masa magra y muscular sustancialmente menor en las mujeres puede ser proporcionalmente mayor. mejorado eficientemente por el músculo fortalecido por presión arterial y especialmente por el fortalecimiento muscular de la misma dosis”.
Este fenómeno “podría ser la base de las marcadas diferencias sexuales en la reducción del riesgo de mortalidad observadas a partir de frecuencias equivalentes de actividad de fortalecimiento muscular”. Los estudios de fisiología han demostrado que las mujeres exhiben una mayor conductancia vascular y flujo sanguíneo durante el ejercicio, y que las mujeres tienen una mayor densidad de capilares por unidad de músculo esquelético en comparación con los hombres. En consecuencia, aunque las mujeres generalmente tienen una menor fuerza muscular al inicio del estudio, cuando tanto hombres como mujeres realizan entrenamiento de fuerza, las mujeres experimentan mayores mejoras relativas en la fuerza, lo que es un predictor de mortalidad más fuerte que la masa muscular.
Para Leticia Fernández-Friera, cardióloga de Atria Clinic e impulsora del movimiento Corazón de Mujer, “la brecha de género juega a favor de ellas y el esfuerzo que tienen que hacer para proteger su corazón es menor. Un dato a favor, por fin, que nos anima a seguir luchando para concienciar a las mujeres de que se cuiden, sobre todo sabiendo que el 80% de las muertes por esta causa se pueden evitar y reconociendo el ejercicio físico como una herramienta muy útil para lograrlo”.
En su opinión, este hecho debería servir para animar a las mujeres a hacer ejercicio y para luchar contra el sedentarismo, uno de los principales factores de riesgo para la salud cardiovascular en la población femenina. Y es que, como explicó, “la falta de actividad física conlleva distintos riesgos de enfermedad cardiovascular, ya que incrementa las posibilidades de coágulos, hipertensión arterial, infartos, derrames cerebrales y otros episodios cardíacos. De hecho, se sabe que el aumento de su práctica ayuda a reducir el riesgo de cardiopatía un 30-40%”.
¿Cuánto sería el ejercicio mínimo que deberíamos hacer? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo mínimo sería realizar actividades físicas aeróbicas moderadas de 150 a 300 minutos o intensas de 75 a 150 minutos a la semana.
Los beneficios de los deportes en el agua
Uno de los principales problemas de la población a la hora de hacer deporte es que no encuentran una actividad que les guste y les motive. Esto hace que muchas personas que empiezan a hacer deporte lo dejen por falta de motivación.
Por tanto, para mantener la actividad física y el deporte es clave encontrar una actividad que nos guste. En este sentido, durante el acto los expertos hablaron de los ejercicios en el agua, como el aquafitness.
“El agua nos permite dar continuidad a un aspecto preventivo de la salud cardiovascular como es el ejercicio, ya que dejar de hacerlo por falta de forma física, sobrepeso, dolores articulares, embarazo o lesiones no es una opción recomendable para mantener nuestro corazón sano”, afirma Fernández-Friera.
Como señaló Andrea Guzmán, fisioterapeuta, los beneficios del agua son muchos ya que “gracias a la flotabilidad, el agua nos proporciona una percepción inferior del peso de nuestro cuerpo de manera que podemos reducir el estrés y la carga sobre las articulaciones, huesos y músculos, lo que hace más fácil la práctica. Además, al hacerlo en agua caliente se incrementa el aporte sanguíneo y se favorece la dilatación de los vasos, mejorando la fuerza y la resistencia muscular, ayudando a disminuir el dolor y a favorecer la relajación”, afirma la especialista.
El aquafitness supone un apoyo extra para la mujer en las distintas etapas de la vida. Durante el embarazo ayuda a trabajar, tanto la movilidad articular, especialmente de la pelvis y cadera, como el aumento del trabajo muscular, para fortalecer las zonas más vulnerables, reforzar el suelo pélvico y preservar una correcta higiene postural. “Así ayudamos a las embarazadas a evitar las posibles dolencias típicas del embarazo y a prepararse de cara al parto. Además, se obtienen beneficios a nivel circulatorio, ya que previene y disminuye la retención de líquidos, así como la aparición de varices”, argumenta Guzmán.
Deporte y embarazo
En este sentido, desde Corazón de Mujer se advierte de la necesidad de cuidar el corazón en el embarazo. “Se trata de una etapa premonitoria de la necesidad de cuidar el corazón de la mujer, ya que patologías como la hipertensión arterial en el embarazo o la diabetes gestacional son indicativas para realizarse revisiones periódicas de prevención cardiovascular”, sostiene la doctora Fernández-Friera.
Deporte y menopausia
Otra de las etapas de la mujer en la que puede resultar clave la práctica deportiva y, más en concreto del aquafitness, es la menopausia. La disminución de la densidad ósea es una de las posibles consecuencias de la menopausia –en esta etapa las mujeres pierden cada año entre un 1% y un 2,5% de masa ósea–, aumentando el riesgo de padecer osteoporosis o sufrir posibles fracturas. No en vano, una de cada cinco mujeres de más de 45 años tiene algún grado de afectación osteoarticular. “Gracias al ejercicio en el medio acuático ayudamos a fortalecer el sistema musculo-esquelético a través de la resistencia que ofrece el agua, reduciendo el impacto que supone a nivel articular, por lo que resulta muy beneficiosa para minimizar el impacto de la menopausia”, señala Guzmán.