7 julio, 2024

Las propiedades de la dieta del Paleolítico según la ciencia: cómo comían nuestros antepasados


El futbolista Marcos Llorente ha sido una de las últimas celebridades en manifestar su adhesión a la dieta paleo o del Paleolítico. Fuera de España la siguen numerosos famosos del mundo de la música y el cine, como Matthew McConaughey, Miley Cyrus o Megan Fox. La moda de comer como en la prehistoria ha llegado a tal punto que, incluso, se ha creado una versión para veganos: la dieta pegana, que es una fusión de la vegana y la paleo.
La mayoría de los nutricionistas consideran que alimentarse como lo hacían nuestros antepasados hace unos 2,5 millones de años, en plena Edad de Piedra, no tiene mucho sentido. No obstante, hay que puntualizar que no se trata de una dieta milagro peligrosa.

Propiedades de la dieta paleo

En el Paleolítico se produjeron cambios anatómicos y fisiológicos en los seres humanos a medida que se adaptaban al clima, aprendían a cocinar la carne con fuego y comenzaban a utilizar herramientas de piedra para un mejor acceso a los alimentos. Algunos antropólogos y expertos en nutrición sostienen que la dieta de nuestros antepasados ​​influyó notablemente en la expansión neuronal, aumentando el tamaño del cerebro y reduciendo el tamaño de su tracto gastrointestinal.
Esta dieta se basa en una ingesta abundante de frutas y verduras  frescas, pescados, carnes, huevos y grasas saludables procedentes de frutos secos, semillas, aceite de oliva virgen, aguacate…  Entre los alimentos desaconsejados se encuentran los productos ultraprocesados, los lácteos, los azúcares refinados y las patatas. Se restringen también los cereales y las legumbres. 

Beneficios e inconvenientes de comer como en la prehistoria

Quienes defienden la dieta paleo sostienen que el ser humano está adaptado genéticamente, como fruto de su evolución, a este tipo de alimentación, ya que ha convivido millones de años con ella. Al fin y al cabo, el Paleolítico es el periodo más largo de la existencia humana, ya que se extendió hasta hace unos 10.000, es decir, duró 2,49 millones de años. Pero esta argumentación esconde una trampa: durante ese tiempo se produjeron muchos cambios sociales, culturales e, incluso, biológicos y posteriormente también.

Inconvenientes

En opinión de Esther Vives, dietista-nutricionista y portavoz del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Cataluña (Codinucat), “esta dieta quizás pasa por alto que la sociedad ha evolucionado mucho tanto a nivel genético como social. Es por ello que, probablemente, la alimentación que  seguían nuestros antepasados puede que no sea la más óptima para nosotros”. 
Según Ramón de Cangas, dietista-nutricionista y doctor en Biología Molecular y Funcional, no es positivo “eliminar las legumbres o los cereales de grano entero porque contribuyen a hacer la dieta más variada, apetecible y, además, pueden aportar una serie de beneficios fisiológicos extra”. Además, en general, este tipo de alimentación ancestral prescinde de los lácteos, aunque en ciertos casos permite algunos fermentados. Para el dietista-nutricionista, no hay motivo para dejar de lado los lácteos enteros porque “cada vez hay más evidencia de sus beneficios, especialmente de los fermentados”.

Beneficios

“Las ventajas de esta dieta pueden ir desde una mejora en la composición corporal, hasta un  mejor control de parámetros como el colesterol o la presión arterial”, concluye Vives. En definitiva, puede propiciar la prevención de las enfermedades crónicas que han eclosionado en la época actual: obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. No obstante, esto también se consigue con otros patrones de alimentación menos restrictivos, como la dieta mediterránea que, según de Cangas, “incluye más grupos de alimentos y tiene más evidencia científica” que la respalda.
De Cangas señala otros puntos “muy positivos” de la dieta paleo: “Reducir el consumo de harinas refinadas, minimizar los productos procesados, eliminar los precocinados y las salsas industriales, utilizar tecnología culinaria sencilla…”  Asimismo, la inclusión de abundantes verduras, hortalizas y frutas. “Todo esto puede aportar una serie de beneficios fisiológicos a nuestro organismo”, subraya.

Fuente

Comparte esta noticia:

Otras noticias:

Noticias relacionadas