Encontrar una cura para el Alzheimer es una larga carrera que no atisba meta todavía. Sin embargo, algunas zancadas prometen. Que el comité de expertos de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) haya aprobado la comercialización de Leqembi (lecanemab) para el tratamiento de la enfermedad es una de ellas. Si bien el pasado julio recomendaba no conceder esta autorización, cuatro meses más tarde ha reconsiderado su decisión al concluir que los beneficios de este fármaco superan los riesgos.
Lecanemab es el primer fármaco aprobado contra el Alzheimer y que actúa eliminando una proteína tóxica llamada beta amiloide que se acumula en el cerebro de los afectados y que acaba provocando la pérdida de memoria y el deterioro de otras funciones cognitivas. Desde 2023, los médicos estadounidenses pueden recetar este fármaco a sus pacientes, por lo que su posible llegada a Europa ha sido celebrada por los expertos. Es importante insistir en que, aunque este tratamiento ralentiza la progresión de los síntomas, no consigue frenar el Alzheimer. Asimismo, su uso está indicado solo a pacientes que se encuentran en una fase temprana de la enfermedad y que no son portadores de dos copias del gen de riesgo APOE4, pues presentan una mayor probabilidad de sufrir efectos secundarios graves. Aproximadamente el 15% de las personas con esta patología tienen dos copias de este gen.
El medicamento “conlleva el riesgo de inflamación o hemorragia cerebral, lo que significa que, además de las infusiones frecuentes del fármaco, las personas que toman lecanemab necesitan escáneres cerebrales para controlar los efectos secundarios”, detalla a la plataforma informativa SMC Tara Spires-Jones, presidenta de la Asociación Británica de Neurociencia y directora del Centro para el Descubrimiento de las Ciencias del Cerebro de la Universidad de Edimburgo.
“Aunque estos medicamentos no permiten parar totalmente la progresión de la enfermedad, los resultados son modestos y no están exentos de efectos secundarios, es absolutamente fundamental que los pacientes europeos tengan acceso a los mismos tratamientos a los que pueden acceder otros pacientes de países de nuestro entorno”, valora Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Hilary Evans-Newton, directora ejecutiva de Alzheimer’s Research UK, coincide con sus declaraciones a SMC con los anteriores especialistas: “El lecanemab es uno de los primeros tratamientos que han demostrado ralentizar el deterioro de la memoria y el pensamiento asociado al Alzheimer, en lugar de limitarse a aliviar los síntomas. Este progreso, por modesto que sea, supone un gran avance en la forma de tratar la enfermedad”.
Próximos pasos
Tras la recomendación oficial de la EMA, “serán las autoridades españolas las que decidan si este fármaco será financiado por el Sistema Nacional de Salud (SNS) y en qué condiciones”, afirma Raquel Sánchez del Valle, coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN.
A pesar de que lecanemab no está todavía disponible en el SNS, pacientes de Estados Unidos y Japón ya lo están recibiendo, “con sistemas de seguimiento de la evolución que mejoran nuestra comprensión del funcionamiento de estos fármacos fuera de los ensayos clínicos”, informa Evans-Newton, quien subraya que esta información “será clave” de cara a futuras decisiones clínicas, “como qué pacientes se benefician más de los tratamientos, durante cuánto tiempo deben administrarse y en qué fases de la enfermedad”.
“Gracias a décadas de investigación, hemos avanzado enormemente en la comprensión del Alzheimer, y la investigación sigue siendo nuestra mejor esperanza para conseguir que esta devastadora enfermedad sea por fin cosa del pasado”, concluye la especialista.