Compartir un viaje en coche con desconocidos dejó de ser un tabú con Blablacar, una app muy popular —ocho millones de usuarios en España— gracias a la que superamos el atávico miedo al “autoestopista malvado”. Ahora, nuevas apps proponen ofrecer vehículos particulares en alquiler mientras sus propietarios no los usan para obtener ingresos. “En vez de tenerlo aparcado, está haciendo dinero”, cuenta Iván González, que alquila así su Peugeot 3008. Los usuarios destacan la cercanía de los puntos de recogida —puede ser cualquier barrio— y que los precios son más baratos. El modelo, todavía incipiente en España, se ha extendido en países europeos, mientras en algunas ciudades francesas incluso hay plazas de aparcamiento reservadas para esta modalidad, que puede ser una solución para evitar que más gente adquiera un coche.Las aplicaciones más populares son la española Amovens y la estadounidense Getaround, aunque también hay otras como la también española SocialCar. La primera cuenta ya con 10.000 propietarios que ponen sus vehículos en la plataforma y 2,2 millones de usuarios (aunque muchos provienen de su anterior etapa como app de viajes compartidos, al estilo Blablacar, y no necesariamente alquilan). “Cada año hay decenas de miles de reservas de alquiler entre particulares y tenemos un enorme crecimiento, que el año pasado fue del 90% y este año rondará el 43%”, señala Alberto Bajjali, consejero delegado de Amovens.Andrés Chamarro, portavoz de Getaround, dice por su parte: “Tenemos 1,6 millones de usuarios en siete países, pero no los desglosamos a nivel nacional. Las ciudades con más actividad son Barcelona y Madrid, y luego urbes turísticas como Mallorca, Málaga, Valencia, Sevilla, Alicante y Menorca”. José Luis Barahona, presidente de Feneval, que aglutina a las marcas tradicionales de alquiler de vehículos, tercia: “En nuestra entidad tenemos alguna empresa asociada que se dedica al carsharing entre particulares, aunque su porcentaje es mínimo. Calculamos que hay unos 4.000 vehículos de esta modalidad, frente a los más de 750.000 que hay en alquiler por parte de empresas”.Esta nueva modalidad —aunque lleva algunos años es ahora cuando empieza a despuntar— se considera carsharing [coche compartido], un sector donde hasta ahora operaban principalmente empresas. Según la Asociación de Vehículos Compartidos de España (AVCE), en el primer semestre de 2024 había en España 4.365 vehículos procedentes de nueve compañías, un 63% de los cuales son 100% eléctricos. En general, se reparten por las calles de las grandes ciudades y la gente suele cogerlos por minutos para trayectos cortos o medios. En 2023, los usuarios realizaron 3,75 millones de alquileres.En el carsharing entre particulares el sistema es sencillo: un propietario pone su vehículo en cualquiera de estas plataformas con fotos y características, así como dónde se puede recoger. La app recomienda un precio —que puede ser más alto en verano y fiestas— y permite elegir entre entrega de llaves en mano, o bien automática (la aplicación abre un cajetín donde están las llaves). Los usuarios buscan coches o furgonetas por su zona, eligen los días o las horas y los reservan. Hay, además, un sistema de puntuación de los usuarios para mejorar la confianza en el modelo.En cualquier caso, el boca a boca los hace más populares cada día. Una búsqueda por Madrid o Barcelona muestra que hay numerosos vehículos disponibles, a precios que van de los 20 a los 40 euros diarios —algo más si es un modelo grande o una furgoneta—. Algunos se pueden alquilar por horas (como el carsharing urbano), mientras que otros exigen que sea por días, o incluso ponen un mínimo de días, lo que los hace más similares a los coches de alquiler tradicionales. La comisión de Amovens sobre el servicio es del 22% del precio total, mientras que Getaround la pone en el 25%.Aída Fernández le alquila su coche a Carlos Tejeda en Madrid. JUAN BARBOSALos propietarios buscan sacarse unos ingresos. “Me vine a vivir a Madrid cuando me acababa de comprar un coche y vi que aquí no me hacía falta a diario, porque me suelo mover en bici y en metro. Así que probé a ponerlo en alquiler y desde entonces la cuota del coche se me paga sola”, explica Aída Fernández, catalana de 43 años, mirando a su Golf automático. En su caso, saca entre 180 y 400 euros al mes, dependiendo de la temporada y los días que se lo reserven. En otros casos —con un coche nuevo y por un mes entero en verano en un lugar turístico—, la cantidad puede superar los 800 euros.Este viernes ha quedado en Lavapiés con Carlos Tejeda, gallego de de 57 años, que se lo ha alquilado a través de Getaround ya varias veces. “Mi coche viejo murió y pensé que no merecía la pena comprarme otro. Desde hace cuatro años, alquilo cuando lo necesito a través de esta app”, dice Tejeda mientras recoge las llaves de Fernández.
Unos 300 euros al mes
Iván González, músico de 27 años, ha pasado por las dos etapas: primero recurrió a Amovens para buscar coches de sus vecinos y, cuando se compró uno, pasó a ponerlo en alquiler mientras no lo usa para sacarse unos 300 euros mensuales: “A la gente que se compra un coche le da cosa que se lo lleve otra persona, pero una vez superado ese miedo es una solución ideal. En vez de tenerlo aparcado, está haciendo dinero. Y en cuanto al miedo, la app tiene un seguro que cubre cualquier desperfecto”.Ese seguro a todo riesgo se aplica mientras dura el alquiler y se hace cargo de cualquier problema en el coche. Mientras, los conductores pueden optar por dejar la puerta abierta a pagar por los incidentes o contratar una tarifa premium que reduzca la franquicia y el depósito de garantía. Algo similar ocurre con los kilómetros: en el precio base de Amovens se incluyen 200 kilómetros al día, pero se puede pagar para hacer más. Si se deja el coche sucio o sin gasolina, el propietario puede reclamar una compensación.Mientras, los usuarios consideran que es un sistema más barato y cercano. “En Tarragona, los coches de alquiler suelen estar en Reus y en la estación, dos puntos lejanos. Así que probé Getaround y encontré un coche al lado de casa. También lo he usado en Mallorca, donde los vehículos suelen ser muy caros. Otra ventaja de este sistema es que no te cobran una fianza grandísima ni tienes que estar pendiente de la letra pequeña, es todo muy claro”, describe Carmen Navarro, estudiante de Ingeniería Industrial de 26 años, que ahora vive en Madrid.Andrés Hernando, madrileño de 30 años que trabaja en desarrollo de negocio, conoció Getaround tras vivir en Australia y Francia, donde es más popular: “En Madrid tener coche es un jaleo. Como no lo necesito a diario, lo alquilo cuando me hace falta, por ejemplo para irme de fin de semana. Si necesito mover un sofá, pillo una furgoneta”.Esther Álvarez, que trabaja en Marketing y vive en Madrid, apunta: “Una amiga me recomendó Amovens, lo probé y me fue genial. Con las compañías tradicionales, los precios son caros, las fianzas son abismales y nunca sabes qué coche te van a dar. Aquí ves el coche, las fotos, al propietario y sus valoraciones. Y los propietarios suelen ser muy razonables: la última vez, necesitaba una silla de bebé para mi sobrino y el dueño me la dejó”. El servicio le parece tan interesante que no se plantea adquirir un vehículo: “Prefiero alquilarlo cuando me haga falta”.Precisamente ese es uno de los objetivos de Amovens, según Bajjali: “Los coches están aparcados el 95% del tiempo. Nuestra misión es quitarlos de las calles porque hay demasiados. Y que los que haya se usen más. Por eso proponemos que la gente los alquile cuando no los use”. La empresa también ofrece un renting —en el que incluye vehículos de segunda mano— con la posibilidad de abaratarlo mucho si además se subalquila a otros usuarios.Plaza de aparcamiento reservada en una calle de París para vehículos compartidos de Getaround, en una imagen promocional de la compañía. Philippe HELMER (Getaround)Esa labor de compartir vehículos y hacer, por tanto, que haya menos en las calles, ha llevado a algunas ciudades francesas, como Lille o París, a reservar plazas de aparcamiento para este tipo de modalidad, según explica Chamarro, de Getaround. Además, este sistema es muy popular en otros países centroeuropeos, como Bélgica, Noruega y Dinamarca.¿Qué opinan las marcas tradicionales? Barahona, de Feneval, apunta: “Desde la Federación se ve al carsharing como una variedad más de alquiler y un servicio más de movilidad disponible para el usuario. Sin embargo, sí consideran que es fundamental que todas las actividades operen en igualdad de condiciones, bajo una misma regulación, con unas mismas obligaciones y garantías al consumidor”.En este sentido, un portavoz de la Agencia Tributaria señala que si son dos particulares y el que alquila no ejerce una actividad económica, lo obtenido sería rendimiento del capital mobiliario. En cambio, si es una actividad económica (por ejemplo, al poner varios coches), serían rendimientos de actividades económicas y tributarían como rendimientos de trabajo. En cuanto al IVA, se aplica un 21% a todas las actividades económicas, aunque la norma habla de que para eso “debe tratarse de una actividad económica que implique la explotación de un bien (el vehículo, en este caso) con el fin de obtener ingresos continuados en el tiempo”.Más allá de la polémica, este modelo soluciona la movilidad de muchas personas. Y, como ocurre con Blablacar, hasta se pueden hacer amigos, como comenta Carlos Tejeda: “Le he alquilado ya varias veces el coche a Aída y la verdad es que hay mucho feeling. De hecho, nos llevamos tan bien que ahora nos vamos a ir a tomar un vinito”.