Jacques y Gabriela, los hijos mellizos del príncipe Alberto y la princesa Charlene, son una de las razones por las cuales el principado de Mónaco logró fortalecer su imagen pública. Los herederos de 10 años de edad, se han convertido en figuras clave para la continuidad de la dinastía Grimaldi.
Desde su nacimiento el 10 de diciembre de 2014, Jacques Honoré Rainier, marqués de Baux y heredero al trono, y su hermana Gabriela Theresa Marie, condesa de Carladés, han sido el centro de atención en Mónaco. Su llegada fue celebrada con euforia, ya que la continuidad dinástica del pequeño país dependía de su nacimiento. Según la constitución monegasca, de no haber descendencia legítima, el principado podría ser anexionado a Francia, lo que habría supuesto un cambio histórico para la nación.
Los pequeños príncipes sorprenden en cada aparición pública con atuendos que combinan la elegancia clásica con toques modernos. Además, los mellizos han adquirido protagonismo en los eventos oficiales del principado, como el Día Nacional de Mónaco y la tradicional ceremonia de encendido de luces navideñas. Este tipo de actos refuerza la imagen de unidad familiar que el príncipe Alberto busca proyectar en medio de las constantes especulaciones sobre su matrimonio con Charlene, quien ha pasado largos periodos fuera del país por problemas de salud y otras circunstancias.
Jacques y Gabriela, un papel clave en la estabilidad de la Corona
Los hijos de Alberto y Charlene no solo representan el futuro de la monarquía monegasca, sino que también han servido como un factor de cohesión para la familia real. Su presencia pública contribuye a disipar las dudas sobre la relación de sus padres y a reforzar la percepción de estabilidad en el Principado.
En un principado que vive de su imagen y del turismo de lujo, la presencia activa de los mellizos en los actos oficiales es una estrategia clave para mantener el atractivo de la familia real. Con el paso de los años, su rol solo se fortalecerá, y todo indica que seguirán los pasos de sus tías Carolina y Estefanía, quienes en su juventud también fueron protagonistas del glamuroso universo de Mónaco.
A medida que crecen, Jacques y Gabriela continúan capturando la atención del público y los medios, consolidándose como los verdaderos herederos del legado de los Grimaldi. Sin duda, su futuro dentro de la realeza promete estar cargado de protagonismo y de una fuerte influencia en la historia del principado.
VO