21 abril, 2025

Los peligros de la dieta del reloj y por qué no es recomendable según los nutricionistas


Lo primero que hay que reseñar es la confusión que existe entre lo que significa la dieta del reloj y la cronodieta o crononutrición. Los nutricionistas y endocrinos consultados por CuídatePlus señalan que el concepto es el mismo, aunque matizan que algunas búsquedas en internet sobre la dieta del reloj embozan otro patrón muy en boga en los últimos años, que es el ayuno intermitente. 
Así lo pone de manifiesto Paula Mariño Lorenzo, dietista nutricionista de Atención Primaria del Servicio Gallego de Salud, doctora en Endocrinología y miembro del Grupo de Epigenética, Endocrinología y Nutrición del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS): “Se relaciona muchas veces con dejar de comer durante 14 horas y eso es ayuno intermitente, que se está enmascarando dentro del concepto de dieta del reloj. Hay bastante confusión”.
El concepto de crononutrición surgió en 1986 de la mano del doctor Alain Delabos, que defendía la idea de que los alimentos tienen unos efectos u otros en el organismo dependiendo de la hora en que sean ingeridos. En la actualidad, la crononutrición se refiere al efecto de la alimentación sobre nuestro sistema circadiano. Estudia el impacto de la ingesta sobre la secreción de hormonas relacionadas con el hambre, la saciedad, el sueño, la vigilia o la tolerancia a la glucosa, entre otras.

La influencia de los ritmos circadianos  

Por tanto, la clave de esta dieta radica en la influencia de los ritmos circadianos en la salud y el metabolismo, y en consumir los alimentos en sincronía con ellos, tal y como explica Alfonso Vidal Casariego, endocrinólogo en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y presidente de la Sociedad Gallega de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición: “Partiendo de la base de que no metabolizamos los alimentos igual a lo largo del día, se ordenan los macronutrientes que comemos de manera que por la mañana se eligen hidratos de carbono y por la tarde/noche los alimentos más proteicos”.
“Según los ritmos circadianos, se producen más o menos las distintas hormonas. Por ejemplo, el cortisol se produce más por la mañana y va bajando durante el día, y la tolerancia a la glucosa disminuye a lo largo de la jornada, así que si tomamos los carbohidratos por la tarde, se van acumulando”, añade Guadalupe Blay Cortés, responsable del Área Endocrino-Metabólica y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Más atención al horario que a los alimentos

El principal problema de la dieta del reloj, según estos especialistas, es que se fija más en el reparto horario de la comida que en los alimentos. “Que una dieta sea saludable o no depende del tipo de alimentos. Si hacemos una alimentación desequilibrada, va a ser igual que se tomen a una hora u otra, y si globalmente es equilibrada, es saludable”, expone Alfonso Vidal.
Este endocrinólogo asegura que no se puede recomendar a la población general, a diferencia de otros patrones alimentarios: “No hay suficiente evidencia científica para recomendar esta dieta a nivel general, ni tampoco de sus ventajas para perder peso, como sí existe con las dietas mediterránea y atlántica”.
Sobre los beneficios, considera igualmente que existen pocos datos, aunque reconoce que hay algunos estudios que apuntan a que consumir más calorías por la mañana puede mejorar la sensibilidad a la insulina y la inflamación del organismo, o que las cenas que contienen menos carbohidratos y más proteínas favorecen una reducción de la tensión arterial por la noche.

Influencia del cronotipo

Blay y Mariño coinciden en que es esencial la presencia de los nutrientes necesarios y alimentos saludables. “Como en cualquier dieta, el peligro está en comer lo que no se debe y más de la cuenta”, subraya la portavoz de la SEMG. También están de acuerdo en que no se puede recomendar la dieta del reloj a toda la población porque no todos compartimos el mismo ritmo circadiano y el mismo metabolismo
En este sentido, Mariño significa la importancia del cronotipo: “Los seres humanos tenemos ciclos circadianos de 24 horas, pero hay gente que lo tiene más madrugador y otras personas más nocturno. Algunos trabajan y estudian por la mañana y otros lo hacen de noche”. Por ello, es preciso recurrir a un especialista que nos ayude a adaptar la dieta a nuestras circunstancias y características.

La verdadera importancia del horario

No obstante, tanto Blay como Mariño defienden la repercusión que tiene el horario de las comidas. “Desayunar a las ocho de la mañana y cenar a las ocho de la tarde se ha visto que es beneficioso para las personas que tienen diabetes y problemas cardiovasculares”, afirma la responsable del Área de Nutrición de la SEMG, quien recomienda no hacer la última comida del día más tarde de las 21.00-21.30 horas.
Paula Mariño cree que la crononutrición, bien utilizada, puede tener beneficios. Aclara que no se trata de recomendar solo unos horarios, sino de abarcar los otros aspectos imprescindibles en un patrón dietético: que los alimentos aporten los nutrientes que necesitamos de forma compensada y que las cantidades sean adecuadas.
Sobre la evidencia científica, admite que es escasa y contradictoria en lo relativo al ayuno intermitente, fundamentalmente a largo plazo, pero afirma que es más consistente sobre la crononutrición. Concretamente, destaca varios estudios que analizan los niveles de glucemia en sangre: “Nos dicen que si tomamos más carbohidratos en el desayuno y, por la noche, más proteínas y verduras, el azúcar en sangre se regula mejor”.

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